El Diario de (Ana) Patricia: La triste y lenta agonía del Diario Expansión

Como tantas otras veces me pidieron una tribuna de opinión, era para Expansión sobre un nuevo servicio de Telefónica. Y yo la escribí, como tantas veces, encantado. La sorpresa llegó días después. El redactor jefe de Expansión contactó avergonzado:

“Perdóname. No la podemos publicar, pero te la pagaremos de todos modos”

Lo curioso de la situación me hizo preguntar el motivo. Y la respuesta me dejó helado:
– “Me da hasta vergüenza decirlo, pero es que es crítica. No podemos publicarla es uno de nuestros principales anunciantes, y nos podría traer problemas. Lo siento muchísimo, pero no te preocupes, te la abonaremos igualmente”.
Fue el primer signo que vi directamente. El comienzo de la decadencia. Recuerdo que, sorprendido e indignado, rechacé que me la pagaran, y se la envíe a La Gaceta de los Negocios que la publicó. Es lo que sucede cuando le pides a alguien una tribuna de opinión, que va el tipo y opina. Y el fair play del periodismo hace que se deba respetar, de hecho es la base de la pluralidad. El medio económico español por antonomasia ya no lo hacía. Algo estaba cambiando.

El Diario Expansión se fundó en el año 1.986 y durante una muy buena parte de su trayectoria ha sido el medio económico con más credibilidad en el mundo de la empresa y la economía no sólo en España, sino en idioma español. En la década de los 90 había gente que daba su brazo por tener su minuto de gloria en Expansión, era la mejor y más fiable fuente de información y análisis. Fueron sus años gloriosos.

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En el año 2.007 el grupo RCS Mediagroup, editora del Diario El Mundo, adquiere Expansión junto a Marca y otras publicaciones al Grupo Recoletos por 1.100 millones de Euros. Esta ha sido la mejor operación de la historia de los medios de comunicación en España, y difícilmente va a ser superada. Pero también supuso el comienzo del declive editorial, de influencia y prestigio, del Diario Expansión.

Expansión ha sido cuna de los mejores periodistas económicos. Trabajar en El País para los periodistas generalistas, o en Expansión para los especializados en economía, era en los años 80 y 90 el equivalente a jugar en el Real Madrid o el Barcelona para cualquier chaval de 18 años.

Expansión ha sido durante 2 décadas la mejor cuna de periodistas económicos. Lamentablemente esos tiempos se han ido

Pero la situación hoy está lejos de aquellos tiempos idílicos. Expansión perdió en 2015, últimas cuentas registradas, la insostenible cifra de 8,7 Millones de Euros. Curiosamente lejos de ajustar sus gastos y plantilla a los nuevos tiempos en ese mismo periodo aumentó sus gastos personal de 7,6 millones en 2014 hasta los 9,1 millones en 2015.

En 2016 el promedio de difusión que OJD certificaba de Expansión era de 23.992 ejemplares. Casi 10 años antes, en 2007 el promedio del diario salmón era de 46.736 ejemplares. En menos de 10 años ha quedado por el camino la mitad de la audiencia.

Eso podría argumentarse que es cíclico, que forma parte de la muerte del papel, blablablá, vamos, que no sería relevante si Expansión se hubiera adaptado bien al mundo digital, y si no hubiera perdido su influencia y prestigio.

En el terreno digital, aunque Expansión puede presumir de tener en Comscore 6,2 millones de usuarios, es un secreto a voces que es un dato ficticio. En la portada de la página web de Expansión se puede esconder un cadáver perfectamente sin tener que preocuparse en demasía porque sea descubierto. Esos datos los sostiene el clickbait del que se aprovecha para sumar tráfico, de Marca y El Mundo. Además suma y aglutina, de forma vergonzante para maquillar así sus datos, como si fuera audiencia económica la del suplemento Fuera de Serie, que aporta más de la mitad del tráfico. Pese a eso otros digitales supuestamente económicos, como El Economista, El País Economía, o la web de bancos como La Caixa, superan a Expansión en audiencia.

Son sólo números y no serían tan duros si al menos conservara su leitmotiv la influencia, y prestigio.

Influencia en mi opinión aún le queda, pero mucho, muchísimo menos que hace una década. En Internet no tiene relevancia alguna. En su edición salmón se va reduciendo a un ritmo directamente proporcional al que se jubilan, o fallecen los tomadores de decisiones que desayunaban con su ejemplar de Expansión en la mano. En 10 años, de estos señores no quedará ya ninguno, o por ser menos cruel, al menos no tendrán ya esa capacidad de decisión. Estamos en mitad de un intenso relevo generacional.

Muchos de los que hemos sido asiduos lectores podríamos soportar este declive, si al menos Expansión siguiera siendo un refugio de la opinión libre, las noticias económicas y empresariales, pero no es así. Se está convirtiendo en un panfleto publicitario sin alma, a ritmos agigantados, y respondiendo a las órdenes de sus principales anunciantes, como el Banco de Santander, Telefónica y algunos otros.

Ver una portada de Expansión en la que no salga Ana Patricia Botín o José María Álvarez Pallete (o ambos juntos), es como encender la MTV y que aparezca música; si sucede puedes pedir un deseo.

El Diario de Patricia:

La situación más kafkiana la hemos vivido en los últimos días, con la intensa campaña pro-Banco de Santander en la que un periódico sin alma ha salido a defender a capa y espada, de manera vergonzante, a quien le paga los gastos.

Hace tan sólo una década este periódico hubiera defendido la libertad de información, sin ser la voz de su amo, y sin temor alguno a que el citado banco pudiera retirarle la publicidad. De hecho, esto sucedió en el pasado durante 12 meses. Hoy Expansión no piensa en los 300.000 accionistas que lo han perdido todo en la operación del Popular. Piensa y baila al ritmo que le marca, sin ningún rubor el Banco de Santander. No trabajan para sus lectores. Tristemente hace una década que están trabajando para sus anunciantes. Por ese motivo muchas personas hemos preferido seguir esta y otras informaciones a través de medios económicos internacionales, como Bloomberg, que no sólo han sido los primeros en dar la información, sino que además lo han hecho con una imparcialidad y objetividad, difícil de encontrar en medios españoles, todos ellos en mayor o menor medida, bajo la influencia de la publicidad del citado banco.

Estas son las portadas de Expansión durante las últimas semanas:

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La presencia de Ana Patricia Botín ha sido tan exagerada que parecía una caricatura. Si yo fuera ella ya habría llamado a mi gente de comunicación para decirles:

-“Jajaja, bajarles el nivel de exigencia a estos pobres… Que se nota demasiado y a mí ya, hasta me da la risa”.

Expansión ahora es un panfleto publicitario. Ahora es el diario de (Ana) Patricia. Para los que lo recordamos con cariño, Expansión ha muerto. Si aun queda algo de él en algún sitio, ¡Viva el otro Expansión!

Si tienes información sobre este tema, o quieres contarnos algún otro ponte en contacto con nosotros en contacto@merca2.es

Nota del Autor: Hemos cambiado la fotografía de entrada de este artículo por otra ya que nos avisaban de que era del funeral de Emilio Botín y no nos parecía adecuado.

Alejandro Suárez
Alejandro Suárez
Estos son los artículos escritos por Alejandro Suárez Sánchez-Ocaña, CEO y Editor de Merca2.