Pablo Casado no tiene quien le escriba tras el tortazo del 28 de abril

Pablo Casado se crió en las faldas políticas de José María Aznar y Esperanza Aguirre, hizo carrera con Mariano Rajoy, se deshizo por sorpresa en las primarias de Soraya Sáenz de Santamaría, salvó los muebles con su máster de la URJC y se colocó una medalla en Andalucía pese a la sangría de votantes.

Y se lo creyó: restauró a personajes enfangados con la corrupción; insultó a Pedro Sánchez, sobreactuó sobre el procés; tiró de miopía para fichar a Juan José Cortés, Adolfo Suárez Illana o Isabel Díaz Ayuso; y preparó la mudanza para instalarse en La Moncloa.

El 28-A le puso los pies en su sitio y el golpe tuvo castigo: la caterva de gurús políticos le afearon con oportunismo sus supuestos errores que anteriormente no le habían recriminado, en realidad ni siquiera los habían advertido. Ahora toca hacer leña del árbol caído…

LAS PIRUETAS DE LOS SUSURRADORES DE GÉNOVA 13

Miquel Iceta con su histrionismo habitual celebró los resultados de las generales: «¡Vuelve, Mariano! ¡Quítanos al fracasado de delante!». El Mundo Today, brillante web satírica, también hizo su agosto: «Casado cosecha el peor resultado de la historia del PP y anuncia que pone su fachaleco a disposición del partido; Casado ya ha llamado a la cúpula de ETA para felicitarla por los buenos resultados; y Casado dimitirá en forma de simulación en partes de lo que antes era la continuidad».

Casado
Casado junto a Suárez Illana.

Con menos gracia también pidió su ración de protagonismo Federico Jiménez Losantos, que cebó mediáticamente a Vox y ahora reniega de Abascal. El turolense ha protagonizado la pirueta más insólita de los últimos tiempos.

El 5 de mayo publicaba un artículo en Libertad Digital que parecía coherente respecto a su discurso habitual: «Ni Sánchez con Rivera, ni Rivera con Sánchez. ¡A resistir!». Setenta y dos después, esta vez en El Mundo, escribía que «nadie del centro, la derecha y lo que quede de la izquierda nacional criticaría la abstención de Cs y PP por el bien común de la nación». ¿Cómo?

Jesús Cacho en Voz Pópuli tampoco perdía bocado y explicaba que «Casado parece un faisán desplumado que rueda por las alacenas de la cocina de Génova listo para entrar en la olla y cocerse a fuego lento (…) Esa falta de temple le hace correr cual pollo sin cabeza, haciendo y diciendo una cosa y su contraria para desconcierto de amigos y solad de enemigos».

Rubén Amón en El País lo comparaba con Lopetegui y El Mundo explicaba que «no ha podido cortar la hemorragia de votos hacia Vox y Ciudadanos ni ha sabido insuflar entusiasmo en un electorado decepcionado con la política de los últimos Gobiernos de Rajoy (…) Un fracaso relacionado inevitablemente con los casos de corrupción que, aunque ocurrieron en el pasado, le han terminado por pasar factura».

365 DÍAS ANTES, EN GÉNOVA 13

Un año atrás el PP disfrutaba de una confortable situación mediática: RTVE estaba en sus manos, el ‘marianismo’ había aplacado a algunos de sus medios críticos (El País y La Sexta) y solo parecían tener en contra a Pedro J. Ramírez, Federico Jiménez Losantos y Julio Ariza, que habían dejado de apoyar a los populares años atrás.

Por aquel entonces Mariano Rajoy estaba en La Moncloa, pero no sabía que se le avecinaba una moción de censura, su dimisión, una derrota de su mano derecha en las primarias y el tortazo electoral de su sucesor.

Ahora Pablo Casado no tiene quien le escriba. Es evidente que ha hecho un propósito de enmienda para aparcar el discurso radical que le marcó Vox. Pero también es cierto que el presidente del PP es el líder político que más respeto ha mostrado respecto a la profesión periodística.

Pedro Sánchez jugó con los debates y utilizó a RTVE durante la campaña; Pablo Iglesias siempre se muestra proclive a presionar a los informadores; Santiago Abascal ha vetado, insultado y ridiculizado a varios medios de comunicación; y Albert Rivera también ningunea a los escasos medios que no le son favorables.

Casado siempre se presta a las entrevistas, quizás demasiadas, y por ahora ha mostrado un respeto escrupuloso hacia los periodistas que antes aplaudían sus verborreicas ocurrencias y que ahora lo linchan con exceso y lo culpan de todos los males del centro-derecha.

LAS EXPLICACIONES DE CASADO

Casado explicó en El Mundo los que cree que pueden ser sus tres errores: «Haber hecho un programa muy extenso y hay quien nos ha dicho que no fijamos el mensaje. El segundo: hemos hecho una campaña racimo, con muchos actos, y hay quien ha dicho que no nos hemos centrado en los sitios prioritarios. Y el tercero: se ha hecho una campaña muy abierta a los medios de comunicación, y hay quien ha dicho que Pedro Sánchez y Santiago Abascal no han dado casi ninguna entrevista y les ha ido mejor».

Aunque su error principal, aseguró, fue «no saber ver que para Vox y Cs éramos el rival verdadero. Decían que querían echar a Sánchez, y lo que querían era quitarle apoyos al PP. De eso no me di cuenta hasta la noche electoral, donde vi que ellos celebraban la victoria de Sánchez».

Casado
Pablo Casado, líder del PP, ‘pincha’ junto al ‘dj» pulpo.

En ‘Espejo Público’ señaló que lleva apenas «nueve meses al frente del PP y mis predecesores ganaron a la tercera». Eso sí, se niega a reconocer que su retórica agresiva sobre los independentistas fue un error: «El hecho de que el Gobierno no pudiera pactar con Torra era algo que compartíamos todos. Lo que ocurre es que los de la foto se han dedicado a pelearse con el PP en vez de echar a Sánchez».

«Hemos vivido una campaña que no ha sido limpia. Los debates no han sido limpios. Soy una persona que tiene buenas formas en políticas. Había partidos que decían que querían echar a Sánchez y solo atacaban al PP», señaló.

Casado, que ha retirado su cara de Génova 13 y ha apartado a Javier Maroto de cara a las autonómicas y municipales, tiene la obligación de revisar su relación con los gurús políticos que anteayer le aplaudían y que ahora se niegan a saludarlo.