Así se creó el nuevo CaixaBank: claves del líder de la banca española

Aunque la negociación se ha cerrado en apenas 20 días, el primer acercamiento entre Bankia y CaixaBank se produjo antes del verano. El accionista mayoritario de segundo (CriteriaCaixa) una entidad controlada al 100% por la Fundación Bancaria La Caixa, planteó al primero, el Ministerio de Economía, la posibilidad de estudiar o hacer posible una fusión.

Todos entendieron que «tenía sentido explorar esta posibilidad», explicaba este viernes José Ignacio Goirigolzarri (presidente de Bankia y ahora, del nuevo banco). Y como consecuencia se empezó a analizar si tenía sentido industrial. La primera reunión se convocó el día 22 de agosto para celebrarse tres días más tarde, el 25 de agosto, y ese día se inició la contratación de asesores, auditores, bancos de inversión.. que son los que han estado estudiando si era posible la operación. 

«Solo había un interés común en valorar un proyecto» detallaba Goirigolzarri, pero el resultado es que el día 3 de septiembre las entidades ya confirmaban avances a la CNMV y el día 17, que habría fusión. El presidente ha aclarado que la crisis derivada del coronavirus «ha tenido impacto», la situación económica «es dura y hace que la operación tenga más sentido», pero no quiere decir que no hubiera habido un acercamiento sin esta pandemia. Tampoco descarta que se planteé una contraoferta, si bien, «es posible» que haya terceros que las propongan.

UN CAMBIO «DISCRETO»

Tanto Goirigolzarri como Gonzalo Gortázar (actual consejero delegado de CaixaBank y futuro CEO del nuevo banco) han aclarado que a pesar de todos lo avances, pueden pasar hasta 6 meses de aquí a que se cierre la integración, que implica que CaixaBank absorba Bankia.

De momento, han adelantado que el nombre que desaparece es el de Bankia, algo que apena al presidente de la entidad pues ha trabajado mucho en mejorar una marca que estaba «muy tocada» en 2012. Sin embargo, el coste del cambio de la marca Bankia «es más discreto» que la de Caixa, justificaba. Y entiende que la decisión que se ha tomado «es la adecuada».

También han avanzado que el cargo de presidente y consejero delegado, «estuvo claro desde el principio» y se decidió en un día. Ambos bancos han pasado ya por otras fusiones y una de las lecciones aprendidas es que la línea de mando tiene que estar absolutamente clara.

El difícil momento que atraviesa el sector financiero fue una las razones que les llevó a dar el «si, quiero» definitivo, pues implica grandes retos estratégicos. A la revolución tecnológica, se une la baja rentabilidad, a consecuencia de los bajos tipos de interés. Por todo ello, se lanzaron a crear «el líder doméstico del mercado español», que tendrá “un tamaño crítico”, pues se hará con un 24%-25% de cuota de mercado en algunos productos, como los depósitos, y estos porcentajes comparan razonablemente con lo que está pasando en el resto de Europa.

EL FRUTO «MERECE LA PENA»

«Toca ser responsables», comentaba Goirigolzarri. Sobre todo, en la negociación con los sindicatos para decidir el futuro de la plantilla. La suma las dos entidades eleva a 50.000 el número de empleados y en este sentido, Gortázar se apresuraba a pronosticar que las negociaciones “serán complicadas” y van a llevar tiempo.

“Ahora no toca”, justificaba. Pero tras seis meses de integración y una negociación «lógica» con los representantes de los trabajadores, el fruto «merece mucho más la pena”. Ambas entidades tienen valores comunes, además de un balance saneado y ahora “que vienen malos tiempo nos haremos uno para atravesar este periodo”.

El actual presidente de Bankia añadía que las jubilaciones anticipadas «no son la única manera» de dar solución a este problema. De hecho, van a tratar de ser creativos, y conseguir el mejor resultado. «Hay una serie de procedimientos que siempre se han realizado» señalaba, pero las entidades se han comprometido a mantener el empleo de aquellos que quieren quedarse, de manera que «todo será un paquete en el momento que se tenga que tomar la decisión».

EL FROB, SEVILLA Y GUAL 

En este reparto de tareas y funciones, hay personas que quedarán fuera del juego. Por ejemplo, el actual presidente de CaixaBank, Jordi Gual que tiene otros planes profesionales en el futuro. El CEO dejaba claro que durante estos seis meses en los que debe materializarse la fusión mantendrá el mismo puesto, pero no después.

Por su parte, el actual consejero delegado de Bankia, José Sevilla, si formará parte del nuevo banco pero con otro cargo. Tendrá una posición de gran responsabilidad en el comité de dirección de CaixaBank en el momento en que se decida el organigrama, pero no estará en el consejo de administración.

Otro papel clave es el de el Estado a través del Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB), que actualmente tiene casi el 62% de Bankia y también estará presente en el consejo de administración de la entidad resultante. En este sentido, Goirigolzarri recordaba que la fecha para la privatización de Bankia está fijada en diciembre de 2021, pero se puede trasladar más allá, como se ha hecho en anteriores ocasiones.

BAILE DE FUSIONES

El baile de fusiones empieza ahora, tras dar los primeros pasos desde CaixaBank y Bankia, y sin descartar esta última una contraoferta, la veda está abierta. Desde las dos entidades están de acuerdo en que su fusión puede ser un «revulsivo» para que se acometan otras operaciones de consolidación en España o Europa.

El presidente de Bankia explicaba que cada entidad deberá analizar su caso individual y los posibles compañeros de viaje con los que puede contar, pero advertía: «alcanzar un acuerdo de integración no es un tema sencillo».

Gonzalo Gortázar aseguraba que su operación «es el primer capítulo» de un proceso de consolidación más amplio a nivel europeo. Aunque insistía en que es complejo y requiere acuerdos y compartir valores.  En este sentido, el CEO concluía estar «contento» de haberse anticipado y Gorir que ayudará a que el resultado «sea satisfactorio para todos».