BBVA desequilibra las fusiones con el juego de sillones y la política

2021 podría haber empezado con 6 bancos en proceso de fusión, pero finalmente lo están haciendo 4. CaixaBank y Bankia dieron el primer paso, anunciaron su boda en septiembre y en diciembre ya habían recibido el visto bueno de las juntas de accionistas. Se espera que la integración se produzca en este primer trimestre del año.

Le siguió Unicaja y Liberbank, que anunciaron negociaciones en octubre y cerraron su acuerdo “in extremis” el último día de diciembre. En su caso, se espera que el proceso esté listo para el inicio del verano.

BBVA también quiso hacer lo mismo y empezó a negociar en noviembre su posible unión con el Banco Sabadell. Sin embargo, apenas 11 días después, estas conversaciones habían acabado. Según explicó el banco de Carlos Torres y el de Josep Oliu, el trato no se cerró por desacuerdos en el precio, pero los expertos no lo creen así.

JUEGO DE SILLONES

Para Juan Abellán, director del máster en mercados financieros del IEB, “no son temas económicos, sino personales”. Según explica a MERCA2, Oliu quería ser copresidente del banco junto a Torres, pero si es BBVA el que compra Sabadell “no puede pretender quedarse igual, tiene que ceder. Además, nadie más puede comprar Sabadell, son los únicos que tienen sinergias”, añade.

En este sentido, hace referencia a lo que ha ocurrido en la fusión de Bankia y CaixaBank, donde José Ignacio Goirigolzarri sí que ha mantenido la presidencia a pesar de ser la entidad catalana quien absorbe a Bankia, pero es algo muy distinto. “Goirigolzarri es un gestor nato y a pesar de eso, le han reducido su actividad y no es presidente ejecutivo. Asume que le han comprado”.

En palabras de Abellán, la mayoría de fusiones no llegan a ver la luz y no es por problemas de canje, accionistas, o negocio sino por el reparto de sillones “entre señores que no tienen ni el 0,5% del capital”. Negociaciones que no funcionan porque no se llega a acuerdos sobre los puestos de dirección. Algo que le sorprende porque son gestores que no tienen capital “y actúan como si el banco fuera suyo”.

REFELEJO EN LIBERBANK

Para el experto, la fusión de BBVA y Sabadell “es un reflejo” de lo que pasó con Manuel Menéndez (CEO de Liberbank) y Manuel Azuaga (presidente de Unicaja Banco). Ambos querían ser “la cabeza visible” del nuevo banco. Y esto retrasó las negociaciones de 2019, cuando lo intentaron por primera vez, pero también en 2020. De hecho, su fusión se retrasó más de lo que debería y se cerró el penúltimo día del año.

Azuaga tiene 73 años y fuentes cercanas a la operación ya habían desvelado que su intención era dejar el cargo, finalmente, se quedará hasta 2023, tal y como explicó durante la presentación del proyecto de fusión. Dentro de dos años, cuando cumpla 75, dejará la presidencia. Pero aquí también se abre un nuevo debate, y es que, si se quieren cumplir las exigencias del Banco Central Europeo, su sucesor pasará a ser presidente no ejecutivo y el consejero delegado asumirá todas las funciones.

Pero esto ha sido siempre un problema entre los dos bancos, los malagueños no quieren que los asturianos tengan las riendas del banco. Así que la Fundación Bancaria Unicaja, que dispondrá del 30% del capital del nuevo banco, debe buscar una solución porque Menéndez ya ha dejado claro que no se quiere ir dos años. “Son pelas políticas en una fusión de bancos, donde no todos tienen viabilidad y en concreto, esta fusión tampoco tiene muchas sinergias” matiza.

En su opinión, lo más valioso en este tipo de operaciones es que el banco resultante tenga un liderazgo importante, “como el que tiene BBVA y Santander”. Algo que quedó perfectamente reflejado cuando el primero compró el Banco Popular o Banesto.

LA POLÍTICIA COMO BARRERA

Kutchabank siempre ha estado en boca de los analistas y expertos, es el banco más solvente de España y de una u otra manera, todos los demás se han interesado por él. Además, se rumoreó de su posible fusión con BBVA, pero también de una fusión a tres con Sabadell.

Los mismos advertían que con esta alianza arrebatarían algunos territorios claves a la nueva Caixabank. Por ejemplo, les superaría en tres de las cinco comunidades autónomas españolas con más PIB per Capita en cuota de mercado: Cataluña, País Vasco y Aragón.

Con Sabadell fuera, también se ha hablado de una fusión solamente entre las dos entidades bilbaínas, que desde luego tendrían bastante fuerza en el País Vasco, pues el 40% de las 839 sucursales de Kutxabank están allí.

Pero existen riesgos, y es que el banco que preside Gregorio Villalabeitia está bastante “politizado” advierte Abellán. “Si BBVA se mete ahí, es como dar un paso atrás. No sería sensato volver a la casilla de salida de la que salió hace ya muchos años”.

BBVA DESEQUILIBRA LAS FUSIONES

BBVA desequilibró las fusiones al romper con Sabadell, pero sigue siendo el banco con mejor proyección, según los expertos. Vender la franquicia de Estados Unidos por casi 10.000 millones de euros, superó en más de dos veces y medio el valor lo que le asignaban los analistas al banco allí. Representó 19,7 veces el resultado que obtuvo en 2019 y el 45% de su capitalización de mercado.

En este sentido, los analistas de Bloomberg señalan que esta operación ha impulsado su precio objetivo un 20% y es un fuerte candidato en Europa para mejorar el dividendo en un 80%. Los de Deutsche Bank añaden que esta venta “debería ser un buen augurio para las futuras acciones estratégicas de la empresa”.  Y que BBVA cuenta con mercados de alta calidad como España, Turquía y México. El primero aporta un 16% del beneficio, el segundo casi un 19% y el tercer un 45% del total a nivel grupo. Mientras que EEUU, apenas sumó un 4% al beneficio en el último trimestre.

Paralelamente, ambos analistas coinciden en que la exposición del banco a los mercados emergentes le da el potencial de crecimiento más sólido del sector. En general, creen que el banco ofrece un flujo de ganancias resistente en un entorno macroeconómico debilitado. Es decir, que aun sin fusiones, se presenta como uno de los bancos que mejor lo hará este 2021.