Auditorías energéticas: responsabilidad medioambiental

En un momento en el que la situación del planeta es cada vez más delicada, administraciones públicas y empresas toman cada vez más conciencia de la necesidad de establecer políticas y medidas para proteger el medio ambiente. Es ahí, precisamente, donde las auditorías energéticas tienen mucho que aportar.

El sector industrial es uno de los grandes consumidores de energía, hasta un 31% del consumo en España, según datos del Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía. Para reducir el gasto energético y mejorar a la vez los procesos productivos y la calidad de los bienes y servicios que se producen, existen infinidad de herramientas y equipamientos. Es el caso de aparatos de medición de caudal y otros que han desarrollado empresas como Endress and Hauser España.

Qué se controla con las auditorías energéticas

Evidentemente, cada empresa o industria es diferente y se enfrenta a distintos retos en lo que a eficiencia energética se refiere. Tanto los elementos que se deben analizar como los aparatos de medición utilizados pueden variar. Pero el objetivo es común: reducir el gasto en energía mediante la optimización de los procesos.

De ahí que se analicen aspectos como la potencia de los equipos, el aislamiento de tuberías, la energía calorífica empleada o la presencia de posibles fugas. Para ello es imprescindible emplear equipos adecuados que, por otra parte, cada vez son más avanzados y más precisos. Equipos que van desde luxómetros para medir el nivel de iluminación a caudalímetros para fluidos, analizadores de gases de combustión o de redes eléctricas, etc.

Todos estos equipos permiten realizar un diagnóstico adecuado de la situación de cara a implementar las medidas necesarias para reducir el consumo energético y la huella de carbono que deja la actividad industrial.

¿Son realmente eficaces las auditorías energéticas?

Es innegable, los resultados de las auditorías energéticas pueden llegar a ser de gran provecho. Por supuesto, la aplicación de los resultados tendrá mucho que ver con el tipo de actividad que desarrolle la empresa y si previamente se habían tomado medidas para controlar el gasto en energía, gases o agua.

Hay estudios que ofrecen datos concretos. Un ejemplo se puede encontrar en una guía sobre auditorías energéticas en el sector industrial madrileño publicada por la Consejería de Economía y Hacienda de la Comunidad de Madrid. Según este documento, en los sectores industriales tecnológicamente más avanzados se habían conseguido mejoras en la eficiencia del uso de la electricidad de un 12 % de media, mientras que el ahorro en el consumo de combustibles se había elevado por encima del 18 % tras la realización de auditorías.

No siempre es una opción

Por todas las ventajas que supone, realizar una auditoría energética siempre es una buena decisión. Pero en algunos casos no hay posibilidad de elección porque son obligatorias. Así lo establece el Real Decreto 56/2016, que obliga a someterse a auditorías a todas las empresas que ocupen, al menos, a 250 personas o que cuenten con un volumen de negocio por encima de los 50 millones de €.

Y la normativa no solo obliga a la realización de las auditorías, también a que se realicen cada cuatro años. El incumplimiento de la normativa conlleva sanciones de entre 1.000 y 60.000 €, según el caso.