El alquiler de coches esconde un negocio oculto

Clausulas abusivas, precios engañosos, suplementos desproporcionados y miles de denuncias de los consumidores. Esta es la realidad de las empresas de alquiler de coches. Unas compañías que durante el verano realizan su agosto -nunca mejor dicho- gracias a las gran demanda que existe por los movimientos turísticos.

Llegan las vacaciones y toca buscar destino para pasar esos merecidos días de descanso. Hay que elegir destino, alojamiento, método de transporte… Todo parece sencillo hasta que llega el momento de alquilar un vehículo para desplazarse en la ciudad escogida. Es en este punto donde los sudores fríos comienzan a recorrer las frentes de los consumidores.

Gracias a la red de redes, el usuario tiene la capacidad de buscar cientos de compañías, subcontratas y páginas web que ofrecen los precios más competitivos. Son tantas las posibilidades que en muchas ocasiones el interesado se vuelve loco. En otras, el conductor no da crédito al comprobar como el precio de un mismo vehículo, en una misma ciudad, por un mismo espacio de tiempo tiene oscilaciones de más de 100 euros.

Al final, alquiler un coche se convierte en un juego parecido a la ruleta rusa y a la gallinita ciega. Nunca estás del todo seguro qué has contratado y no ves nada hasta que no estás en la oficina para recoger el vehículo. Las reclamaciones se acumulan.

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Las primeras quejas de los consumidores hacen referencia a la lejanía de las instalaciones de algunas compañías con respecto al aeropuerto del destino elegido. Casi todas las grandes empresas tienen un ‘stand’ en la propia terminal, pero hay otras de menor presupuesto que no. Para llegar hasta ellas el interesado ha de subirse a un autobús lanzadera que le acerque al destino. Aunque en honor a la verdad, en algunas ocasiones es la propia compañía quien se preocupa de recoger con un vehículo a sus clientes.

De todos modos, la verdadera odisea comienza a la llegada a las oficinas. Lo primero que se encuentra el conductor es la amplia sonrisa del empleado de turno. Una mueca que rezuma amabilidad, pero que en algunas ocasiones es sólo un gesto sarcástico de lo hechos que luego van a acontecer.

«Por favor, su carnet de conducir», es la primera frase -cuidado no es más que el preludio a la vorágine-. «Me permite su tarjeta de crédito», son las siguientes palabras que escucha el futuro arrendatario del vehículo. En este punto es donde se produce el primer roce con la compañía. Si no tienes tarjeta de crédito en algunas empresas no te permiten alquilar el coche. En el caso que admitan la tarjeta de débito -extraño este tipo de casos- el usuario tendrá que ver como una cantidad de dinero de su cuenta corriente es bloqueada a modo de fianza. Si el conductor posee una tarjeta de crédito, no hay problema, porque podrá hacerse cargo del coste de la fianza y al finalizar el alquiler le será devuelta la cantidad si no ha ocurrido ningún percance.

COMIENZA EL NEGOCIO

Tras esta serie de trámites llega la hora de negociar el precio. Sí, negociar el precio porque en la mayoría de ocasiones al usuario le toca volver volver a discutir una cantidad que creía que era la pactada una vez reservó el vehículo por internet. «No, es que esa página es una subcontrata de la empresa matriz», «No, verá usted que en el precio no está incluido el kilometraje ilimitado»… Estas son algunas de las ‘excusas’ para inflar el precio ‘ganga’ que el usuario había encontrado en la red de redes.

Después de aceptar a regañadientes este incremento acontece el temido momento del seguro. Aquí las compañías ofrecen uno a todo riesgo que en algunas ocasiones supone un aumento de la cuenta final de hasta tres veces más de lo pactado inicialmente. Muchos usuarios confían en su conducción y deciden no contratarlo. Error. Por muy caro que parezca es el único salvavidas que existe a la hora de entregar el vehículo.

UN ‘DULCE’ PARA PASAR EL TRAGO AMARGO

Pero no todo son malas noticias. Tras tantos golpes a la tarjeta de crédito llega el caramelo. En multitud de ocasiones las compañías ofrecen al usuario un coche de una gama más alta por el mismo precio. Buena jugada. El cliente sale con la sensación de haber contratado un verdadero chollo.

Pero la ganga puede tornarse en pesadilla a la hora de entregar el vehículo. Las experiencias en este sentido son muchas y todas dejan en muy mal lugar al negocio del alquiler de coches. Aviso, es aconsejable que el conductor deje el coche limpio porque existen sobrecostes de hasta 20 euros por no hacerlo. Sí, ciertas empresas como Green Motion tasan en esta cantidad la limpieza de un vehículo.

MENOS RENTABLE QUE PERDER UN VUELO

Además dejarlo sin ninguna mota de polvo es esencial para la evaluación del coche. «No dejé el coche limpio y el empleado me comentó que en ese estado no podía estimar si el vehículo tenía o no daños. Yo le insistí en que lo limpiara para poder poder corroborar juntos si existía algún desperfecto, pero él se negó porque afirmaba estar sólo en la oficina y no podía hacer nada. Al final, me tuve que ir porque perdía el vuelo confiando en la buena fe de la empresa», afirma un usuario que arrendó un coche en Polonia con Green Motion.

En esta ocasión, perder el vuelo le hubiera sido más rentable que abandonar el coche en la oficina -ubicada, por cierto, a casi un kilómetro del aeropuerto- a este cliente. Un día después de su vuelta a España, recibió un email donde la empresa le informaba de tres daños en el vehículo: uno en la puerta del conductor, otro en al guardabarros trasero y por último en el parachoques frontal. Un poco más de 1.000 euros en reparaciones.

«Estoy totalmente seguro de que esos daños no corresponden al uso que hice del vehículo durante la semana que lo tuve. Además, me han enviado fotos de los daños y en realidad son pequeños rallajos del tamaño de una uña que en algunos casos parecen incluso manchas o reflejos de la propia fotografía. En ninguno casó esos desperfectos pueden sumar más de 1.000 euros. No me han mandado fotos del antes y sospecho que esos daños se los hicieran ellos mismos después de lavar el coche», afirma este usuario indignado.

En el email donde la compañía le expone los supuestos daños ocasionados por su persona, también le insta a reclamar si cree que no han sido causados por él. Para ello solicita fotos del vehículo antes y después de ser alquilado, pero nadie le advirtió que tuviera que realizar este tipo de acciones. «Ahora resulta que tenía que haberme tomado más fotos con el vehículo que con los monumentos polacos», ironiza el afectado.

DISTRACCIONES PARA DAÑAR EL COCHE

Pero esta no es la única historia de gente descontenta con el servicio de alquiler de coches. Hay otra usuaria que afirma que el coche estaba en perfecto estado cuando lo dejó y que tras salir de la oficina habían surgido daños de manera ‘mágica’. «Entré a firmar unos papeles y a la salida de la misma había aparecido un gran rayajo en la puerta del conductor», afirma una usuaria.

Este tipo de quejas suelen producirse en destinos fuera de España. ¿El motivo? Muchos de los denunciantes piensan que la lejanía juega un papel fundamental a la hora de la posterior reclamación. «Se aprovechan de que no resides en el país donde alquilaste el vehículo para meterte todo tipo de cargos posteriores al arrendamiento del coche», explica un cliente.

En estos caso era Green Motión la diana de las quejas, pero la realidad es que ninguna compañía se salva de las denuncias de los usuarios. Europcar, Avis, Hertz o Pepecar son algunas de las perjudicadas por las opiniones de los conductores descontentos.