Albiol, y la insoportable levedad de ser don nadie

Es evidente que Cataluña centra la preocupación política en estos días. No así la ciudadana, que parece no darse cuenta de la gravedad del desafío separatista y de las tremendas consecuencias que tendría para España que triunfara la imposición de menos de la mitad de la sociedad catalana sobre la otra mitad. Pero eso es otro cantar.

Lo cierto es que para la clase política estos son días especialmente tensos, porque se están produciendo hechos muy graves que nadie sabe, a día de hoy, en qué van a terminar. Pero, partiendo de la convicción de que el Gobierno logrará impedir, de una u otra manera, que se celebre el referendum ilegal, y de que la solución al choque de trenes podría venir de la mano de unas elecciones autonómicas, lo cierto es que los partidos catalanes ya están poniendo en marcha sus maquinarias electorales.

Incluso pensando que esas elecciones podrían celebrarse el 1 de octubre en un intento -ya contado aquí- de hacer coincidir las urnas. ¿Y que podría pasar? Pues bien, sondeos internos de los partidos políticos a los que ha tenido acceso Merca2.es, dicen lo siguiente: que ERC se alzaría con el primer puesto pero con un porcentaje de votos que estaría por debajo del 25%, que Ciudadanos volvería a repetir como segunda fuerza con un 17% de los votos que podría subir casi hasta el 20% en la campaña electoral, que el PSC se consolidaría como tercera fuerza y que muy lejos de estos tres primeros se situarían peleando por la cuarta, quinta y sexta posición el PP, Podemos y el PDdeCat.

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Y según que sondeos, el peor parado de los tres sería el PP, que podría quedar en sexta posición casi igualado con la CUP. Es decir, se convertiría en un partido residual, marginal, en una Cataluña en la que podría ser posible una alianza no nacionalista si Podemos logra imponer una posición común frente al independentismo.

Obviamente, se trataría de un gobierno de corto recorrido cuyo único objetivo sería devolver la legalidad a las instituciones catalanas para volver a convocar elecciones. Lo que resulta increíble es que en un momento tan trascendental el único partido que se va a quedar fuera de cualquier decisión que se tome en Cataluña, sea el Partido Popular.

La culpa, seguramente, no sea de Xabier Albiol, pero lo cierto es que su liderazgo está tremendamente cuestionado en Cataluña, incluso dentro de las filas de su propio partido. Albiol genera un rechazo casi unánime, y el PP debería ir pensando en buscar un candidato que sea capaz de conectar con una sociedad catalana que, hoy por hoy, les da la espalda.