Acoso escolar: las víctimas doblan el riesgo de padecer una depresión

Alrededor de un 10 por ciento de los niños y adolescentes españoles son víctimas de acoso escolar, lo que aumenta entre dos y tres veces el riesgo de padecer una depresión respecto al resto de sus compañeros. Las consecuencias son terribles para las víctimas: hasta cuarenta años después de sufrir el acoso pueden seguir en riesgo social y mental.

El bullying es la forma más frecuente de abuso en los niños. Aproximadamente el 30 por ciento de niños en edad escolar padecen niveles moderados de acoso.  Uno de cada tres, afirma haber sido acosado en algún momento de sus vidas. Entre el 10 y el 14 %  experimenta acoso crónico que dura más de medio año. Entre el 2 y el 5 % son acosadores y una cifra parecida son acosadores/víctimas en la infancia o adolescencia.

Los datos se pusieron sobre la mesa en la XVIII edición del Seminario Lundbeck celebrado en Ibiza bajo el título de “Bullying y Mobbing. La huella del acoso en la Salud Mental”. Un encuentro en el que  participaron Celso Arango, director del Instituto de Psiquiatría y Salud Mental del Hospital Gregorio Marañón de Madrid y Rosa Gutiérrez Labrador, jefa del Servicio de Salud Mental de Alcobendas, del  madrileño Hospital Universitario Infanta Sofía y especialista en Medicina del Trabajo.

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Además,  el seminario contó con el testimonio de un paciente con Trastorno del Espectro Autista (TEA), que volcó sus sentimientos y experiencias tras haber sido, primero, víctima de acoso escolar y, más tarde, laboral. Situaciones que, denunció, ni se deben minimizar ni dejar de visibilizar.

FALTA DE INVERSIÓN

Celso Arango destacó las enormes dimensiones del bullying. “Realmente no conocemos las cifras reales. Solo vemos la punta del iceberg”, indicó. Sus datos: se calcula que el acoso escolar puede situarse en torno al 18 % en el caso de los niños y un 10 % en el de las niñas.

Arango, jefe del servicio de Psiquiatría del Niño y el Adolescente del Marañón, insistió en que debería abordarse como un problema “de salud pública por su carga e impacto”. Pero criticó duramente tanto la falta de una estrategia nacional para afrontar el acoso escolar como la falta de implicación de las autoridades sanitarias en cuestiones relacionadas con salud mental.

Pese a que, afirmó, el bullying se asocia con mayor riesgo de depresión y trastornos de ansiedad en la infancia y adolescencia pero, también, en la edad adulta. “Cuando más se hable del acoso escolar, si se habla bien, mucho mejor. Las campañas de prevención reducen hasta en un 25 por ciento la probabilidad de que se produzcan casos de acoso escolar”, subrayó.

El psiquiatra incidió en la necesidad de este tipo de actuaciones destinadas a la prevención, como las que se desarrollan en la Comunidad de Madrid, con la que trabajan desde su centro sanitario a través del programa “Sociescuela”. Tras evaluar a miles de alumnos (con datos de 2015/2016) concluyeron que el acoso verbal es el más utilizado, seguido del físico y el ciberacoso (entre un 5 y 10% de niños en edad son acosados en las redes). El factor de riesgo principal, apuntó Celso Arango, “ser diferente”.

RELACIÓN CON EL ACOSO LABORAL

En el seminario, los especialistas llamaron la atención sobre la relación entre el acoso escolar en la etapa infantil o la adolescencia y la posibilidad de sufrir mobbing en la etapa adulta. “La víctima de acoso escolar presenta una indefensión aprendida, que hace que sea incapaz de hacer frente al maltrato psicológico. En un alto porcentaje de los casos lo considera como una actitud normal hacia ella”, señaló la doctora Gutiérrez. La prevalencia de acoso laboral en diferentes estudios, indicó, se sitúa alrededor del 14 %.

Como sucede con el bullying (el acoso escolar crónico de cualquier tipo aumenta el riesgo de sufrir depresión y las ideas de suicidio) la psiquiatra afirmó que también la relación entre mobbing y depresión es bidireccional. Además, resaltó que la exposición al mobbing puede tener afectos a largo plazo en la salud mental, hasta cinco años después de sufrir ese acoso laboral.

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La jefa del servicio de Salud Mental de Alcobendas destacó el impacto laboral de la depresión. El coste anual de esta patología en la Unión Europea está en 92.000 millones de euros por la pérdida de productividad de los trabajadores. Gutiérrez puso en valor el papel de los médicos de empresa, tanto en prevención como a la hora de “ayudar al paciente depresivo tras su reincorporación laboral”.

INVESTIGACIÓN EN SALUD MENTAL

En la presentación de la XVIII edición del Seminario Lundbeck, Sara Montero, directora de la Unidad CNS de Lundbeck Iberia hizo un repaso por la historia de una compañía con sede en Dinamarca y presencia en 55 países, entre ellos España, donde ahora celebra su 25 aniversario. Las oficinas centrales en España están en Barcelona.

Lundbeck es una compañía farmacéutica que se dedica a la investigación, el desarrollo, la producción y comercialización de productos dirigidos a patologías del sistema nervioso central como la depresión, la esquizofrenia, el trastorno bipolar, el trastorno por consumo de alcohol, la enfermedad de Parkinson y la enfermedad de Alzheimer.

La compañía da empleo a 5.000 personas aproximadamente. Su propietario mayoritario es la Fundación Lundbeck (70%), la cual garantiza que anualmente se destine una inversión de entre 500.000 y 700.000 € a I+D+I. Lundbeck España, con 120 empleados, es una de las principales filiales del grupo.