Barclays en su último informe de perspectivas del sector petrolífero es claro: La demanda del petróleo está siendo subestimada cara al próximo año. Las razones que llevan al banco a realizar esta lectura es que, lejos de lo que estima el mercado, la demanda de petróleo ha seguido aumentado en 2025. Además para el año que viene, la oferta de crudo de países no pertenecientes a la OPEP+ se ralentizará (no habrá saturación del mercado), dando pie a un escenario de precios más altos del petróleo, que podrían ser aprovechado por las grandes energéticas europeas dedicadas a este sector como es el caso de Repsol, BP, Shell o Eni.
En primer lugar, el informe ilustra que la tendencia actual es pensar que a partir de este año, el petróleo encarará un periodo de decadencia, debido al impacto de la transición energética. En este sentido, Barclays apunta que en las previsiones actuales de organismos como la Agencia Internacional de Energía, sigue esperando un crecimiento de la demanda hasta 2050, con un aumento de hasta de 113 millones de barriles por día para 2050, un 13% más que en 2024.
Esta situación se debe a que todavía existen sectores altamente dependientes de recursos fósiles como la aviación o el transporte marítimo al igual que países como India y China que son muy propensas al uso de este tipo de fuentes de energía.
Por otro lado, Barclays apunta a que el mercado sobreestima la futura oferta disponible, ya que durante años el informe recuerda que este terreno está muy determinado por efectos que vienen del pasado como: las presiones regulatorias, el impacto medioambiental de las empresas y la incertidumbre sobre los precios llevaron a las grandes petroleras a reducir drásticamente la exploración y el desarrollo de nuevos yacimientos durante la última década. A esta situación se le suma a que la mayoría de los campos actualmente activos ya han alcanzado una fase de madurez, que se traduce en una caída en la producción difícil de compensar con los nuevos proyectos actualmente.
Es decir, se espera una ralentización de la oferta de crudo, y en este aspecto la OPEP+ ha indicado que tiene planes para acelerar la producción, pero, que según los británicos no será agresivo ni hundirá los precios en el mercado. De hecho, en sus nuevas estimaciones, los analistas señalan que el inicio de 2026 estará marcado por un mercado del crudo más volátil y débil, que a partir del segundo trimestre se corregirá, dando pie a un ciclo alcista para los años sucesivos. En este sentido, ante estos cambios Barclays prevé un comportamiento resiliente del Brent que oscilará durante más tiempo hacia un precio de 70 dólares que a 60 dólares por barril.
Aparte, las acciones de las petroleras en lo que llevamos de 2025 han superado hasta en un 10% al precio del petróleo. Esto según el banco de inversión es un síntoma de que el mercado ya empieza a dar por sentado que ese escenario de sobre oferta es un fenómeno que tendrá una duración más corta que la anticipada.
Las petroleras han cambiado, pero el mercado aún no lo refleja
Barclays en este terreno apunta a que las grandes energéticas integradas van a salir como las grandes vencedoras de todo este proceso. Esto se debe a que al contar con múltiples actividades como: exploración y producción, refino, trading, comercialización, entre otras; puede generar flujos de caja sólidos aunque el precio del crudo no acompañe. En este sentido, el mercado sigue viendo a las petroleras como empresas que buscan exclusivamente el crecimiento, cuando los datos apuntan a una realidad totalmente opuesta.
El informe destaca que actualmente estas corporaciones están priorizando la generación de flujo libre de caja. De hecho Barclays estima que las grandes europeas encadenarán en 2026 su sexto año consecutivo, generando más de 100.000 millones de dólares anuales. Además de que el sector ofrezca una rentabilidad total cercana al 9%, combinando dividendos de alrededor del 6% con recompras de acciones cercanas al 3%.
Además, los analistas británicos destacan que el mercado tampoco refleja la tendencia de las petroleras en maximizar la rentabilidad del capital empleado (ROACE) y asegurar que cada proyecto cumple criterios exigentes de retorno. De esta forma, la se está contemplando una tendencia de aumentar la inversión en exploración y producción de crudo (upstream), pero de forma selectiva; mientras que los proyectos de bajas emisiones sólo avanzan cuando ofrecen perfiles de rentabilidad comparables a los del negocio tradicional.
A estos cambios de enfoque también entra la aplicación de Inteligencia Artificial en el sector energético, con unas herramientas bautizadas por el informe como: agentic AI, que podrían mejorar la eficiencia y reducir costes a lo largo de toda la cadena de valor. De hecho, el banco estima que estas mejoras podrían generar hasta 80.000 millones de dólares de productividad adicional para las grandes petroleras europeas y estadounidenses hasta 2030, con especial impacto en las actividades de upstream.
Qué empresas corona Barclays
Entre las grandes beneficiadas por el informe y sus predicciones de escenario alcista, Barclays apunta a Shell, BP y Total Energies, ya que combinan capacidad de escala, diversificación (como los negocios de LNG), y una capacidad sólida de generar flujos de caja sostenibles cara al largo plazo. Otras empresas también bien valoradas por el banco dado el escenario del petróleo son Repsol, por su capacidad de generar beneficios a pesar de un brent bajo; Eni por su alta pipeline; y Galp que destaca por la calidad de sus activos.
En cambio, OMV y Equinor son las peor valoradas, por una carencia de catalizadores a corto plazo y unas inversiones especialmente en el terreno sostenible que no tienen una rentabilidad clara.
En definitiva, el escenario del petróleo a partir de 2026, según apunta Barclays, lejos de ser agorero y que sea el principio del fin del sector, significa la entrada de un nuevo ciclo alcista por el crecimiento en la demanda y los ajustes en la oferta que se podrán notar ya a partir del segundo trimestre del año que viene.








