En tiempos de inflación persistente y salarios que muchas veces corren detrás de los precios, la pregunta sobre cómo generar ingresos extra se volvió cotidiana. Ya no alcanza solo con ajustar gastos: cada vez más personas buscan nuevas fuentes de dinero que les permitan ahorrar, invertir y ganar algo de libertad.
En ese escenario aparece un concepto tan atractivo como confuso: los ingresos pasivos. Lara López Calvo, economista de 26 años y divulgadora financiera, propone desmitificar el tema y poner orden en una conversación saturada de promesas rápidas y fórmulas mágicas.
Ingresos activos, ingresos pasivos y una confusión muy común

Para López Calvo, el primer paso es entender una diferencia básica que suele pasarse por alto. El ingreso activo es aquel que exige tiempo presente: un sueldo, una consulta profesional, una hora de trabajo a cambio de dinero. El ingreso pasivo, en cambio, es aquel que se genera sin una dedicación diaria constante, aunque siempre requiere una inversión inicial, ya sea de tiempo, dinero o conocimiento.
En ese punto, la economista es tajante: el trading no encaja en la categoría de ingreso pasivo. “El trading exige atención permanente, formación constante y toma de decisiones diarias”, explica. Pensarlo como una fuente automática de dinero es uno de los errores más frecuentes que circulan en redes sociales.
Los datos respaldan esa advertencia. Según cifras de la OCDE, solo entre el 8% y el 12% de las personas en países desarrollados logra construir ingresos pasivos estables. Aun así, el trading suele presentarse como un atajo accesible para cualquiera, algo que López Calvo considera peligroso. “No es que el trading sea malo, pero no es simple ni rápido, y mucho menos pasivo”, resume.
Qué no es ingreso pasivo y qué alternativas sí funcionan
Buena parte del problema, señala, está en la obsesión por ganar dinero rápido. Promesas ligadas al trading, al dropshipping sin capital o a supuestas estrategias infalibles suelen esconder más riesgo que oportunidad. “Nadie aprende trading en tres meses y se vuelve rico”, advierte. De hecho, el trading profesional suele estar en manos de personas con años de experiencia en mercados financieros.
Entonces, ¿qué caminos muestran mejores resultados? López Calvo menciona varios. El más clásico es el real estate: alquileres tradicionales o temporarios que generan renta. También están los ingresos financieros a través de acciones, bonos o ETF, donde el dinero trabaja a largo plazo sin intervención diaria, a diferencia del trading activo.
Otro universo en crecimiento es el de la propiedad intelectual. Libros, cursos online, guías digitales, música o software permiten monetizar conocimiento y creatividad. Allí, el esfuerzo inicial es alto, pero el ingreso puede sostenerse en el tiempo sin depender de horas trabajadas.
También aparecen los negocios delegables. Emprendimientos que, una vez sistematizados, funcionan sin la presencia constante de su creador. E-commerce con logística tercerizada, franquicias o modelos basados en suscripciones son ejemplos cada vez más habituales.
La economista insiste en que ninguno de estos caminos es mágico. Incluso en el mercado financiero, invertir a largo plazo poco tiene que ver con el trading especulativo que se promociona en redes. “Invertir no es apostar, y generar ingresos pasivos es un proceso, no un golpe de suerte”, señala.









