domingo, 28 diciembre 2025

Mercè Balcells, psiquiatra: “El alcohol no solo es adictivo: es una sustancia altamente tóxica para el organismo”

La psiquiatra Mercè Balcells advierte que el alcohol, socialmente normalizado, es una sustancia altamente tóxica y adictiva, responsable de múltiples enfermedades, y plantea la necesidad de un cambio cultural y sanitario urgente.

Durante mucho tiempo, el consumo de alcohol se integró en la vida cotidiana como un gesto social casi inofensivo. Sin embargo, la evidencia científica obliga a revisar esa mirada y a asumir que su impacto en la salud es mucho mayor de lo que solemos admitir.

En España, la relación con el alcohol atraviesa a la mayoría de la población. Su presencia constante, normalizada y culturalmente aceptada convive con datos sanitarios que alertan sobre un problema de salud pública de enorme magnitud.

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Alcohol: Un consumo extendido y una toxicidad subestimada

Alcohol: Un consumo extendido y una toxicidad subestimada
Fuente: agencias

Según explica la psiquiatra Mercè Balcells, el alcohol continúa siendo la primera sustancia adictiva y tóxica de consumo en nuestro país. A lo largo de la vida, alrededor del 90% de la población ha consumido alcohol o lo hará en algún momento, una cifra que refleja hasta qué punto está integrado en nuestras rutinas sociales.

La mayoría de las personas se sitúa en un consumo considerado de bajo riesgo, pero entre un 15% y un 16% ya presenta patrones claramente problemáticos, mientras que cerca del 6% desarrolla dependencia. Más allá de la adicción, Balcells subraya que el alcohol es responsable de más de 200 patologías orgánicas, entre ellas diversos tipos de cáncer, y está implicado en deterioros cognitivos, accidentes y bajas laborales.

En los últimos años, el enfoque clínico ha cambiado. Ya no se habla solo de abuso o dependencia, sino de trastorno por uso de alcohol, una categoría que permite entender mejor el continuo de riesgos asociados. No existe un consumo completamente seguro: a partir de determinadas cantidades y frecuencias, el riesgo aumenta de forma clara y medible.

Cantidades, cultura y responsabilidad colectiva

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La psiquiatra detalla que el consumo de alcohol se evalúa en unidades: una cerveza o una copa de vino equivalen a diez gramos. En los hombres, superar las 14 unidades semanales ya implica un consumo de riesgo; en las mujeres, el umbral se reduce a la mitad debido a diferencias biológicas en el metabolismo del alcohol. Beber grandes cantidades en poco tiempo, incluso de forma puntual, incrementa de manera significativa el daño.

A esta realidad sanitaria se suma un cambio cultural preocupante. El alcohol se consume cada vez a edades más tempranas, en mayores cantidades y con más frecuencia. Ya no es un fenómeno acotado: afecta a adolescentes, adultos y también a personas mayores, especialmente tras la jubilación, cuando el consumo diario se cronifica.

Para Balcells, el abordaje no puede limitarse al ámbito clínico. El tratamiento es biopsicosocial y requiere políticas públicas que regulen la publicidad, la disponibilidad y el precio. No es trivial que, en muchos contextos, una bebida alcohólica resulte más barata que una botella de agua.

La experiencia de otros países demuestra que las medidas funcionan. Regular la edad de acceso, los horarios de venta y promover espacios de ocio sin alcohol reduce la mortalidad, los accidentes y el gasto sanitario. Como ocurrió con el tabaco, necesita una mirada colectiva que priorice la salud sin negar la libertad individual.


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