sábado, 27 diciembre 2025

Elena Alfaro, economista: “La Inteligencia Artificial es una herramienta útil, potente y peligrosa si no se entiende bien”

Desde BBVA, Elena Alfaro advierte que la Inteligencia Artificial transforma el trabajo, mejora productividad e impulsa innovación, pero genera valor cuando se entiende, se integra a la cultura y se usa con liderazgo y responsabilidad.

El debate sobre la Inteligencia Artificial se está moviendo entre dos extremos. Para algunos referentes, se trata de un bluf sin impacto real en las empresas. Para otros, es una transformación profunda que ya está redefiniendo la forma de trabajar. En el medio de esa discusión aparece la experiencia concreta del BBVA, uno de los bancos que más lejos llevó la adopción de esta tecnología a gran escala.

Desde esa trinchera habla Elena Alfaro, economista y Head of Global AI Adoption en BBVA. Su mirada combina pragmatismo, datos y una advertencia clara: la Inteligencia Artificial aporta valor, pero exige comprensión, liderazgo y responsabilidad humana.

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De la duda al retorno: cuando la Inteligencia Artificial deja de ser teoría

Inteligencia Artificial Pexels 5 Merca2.es

En BBVA, más de 11.000 empleados utilizan herramientas de Inteligencia Artificial de forma habitual y ahorran, en promedio, tres horas semanales. El primer impacto es evidente: menos tiempo. El segundo, más profundo: mejor calidad en los resultados. El tercero, el más difícil de medir y el más valioso: mayor capacidad de innovación.

Para la ejecutiva, el retorno es inmediato cuando la adopción se hace bien. “Cualquier persona que la usa sabe que es más productiva desde el minuto cero”, sostiene. La comparación es directa: hoy nadie contrataría a alguien que diga que no usa internet. Con la Inteligencia Artificial, afirma, ocurrirá exactamente lo mismo.

El problema, según Alfaro, no está en la tecnología, sino en cómo se integra. Un informe del MIT revela que el 95% de los proyectos fracasa no por limitaciones técnicas, sino por no lograr una incorporación profunda en la cultura organizacional. En ese punto, la Inteligencia Artificial deja de ser una herramienta y se convierte en un experimento inconcluso.

Una transformación cultural que pone a las personas en el centro

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Cuando BBVA decidió avanzar, tenía 120.000 empleados en todo el mundo. El primer piloto incluyó a 3.000 personas de distintas áreas, no solo perfiles técnicos. La decisión no fue menor. El banco optó por una adopción democrática de la Inteligencia Artificial, confiando en que cada profesional conoce mejor que nadie su propio trabajo.

La respuesta superó las expectativas. La comunidad interna creada para compartir usos y aprendizajes se convirtió en la más activa de la historia del banco. La gente probaba, fallaba, corregía y volvía a intentar. La Inteligencia Artificial empezó a mezclarse con la vida laboral y personal, generando soluciones que jamás habrían pasado por un circuito tradicional de presupuestos.

Para Alfaro, la clave estuvo en el enfoque. No se trató de un despliegue tecnológico, sino de un proyecto de personas. El concepto de “humano en el loop” se aplicó tanto en la filosofía como en la práctica cotidiana. La Inteligencia Artificial empodera, pero también exige criterio, supervisión y pensamiento crítico.

Esa mirada también atraviesa su vida personal. Madre de dos adolescentes, Alfaro reconoce que separar trabajo y hogar es casi imposible. En su casa, la Inteligencia Artificial es una herramienta cotidiana, pero siempre bajo una premisa: entender para qué se usa y evitar la delegación automática. La tentación, advierte, es constante para adultos y jóvenes.

Optimista, aunque cauta, Alfaro no cree en escenarios apocalípticos. Su mayor preocupación no es la mala intención, sino los efectos colaterales de una tecnología que avanza a gran velocidad. La Inteligencia Artificial, sostiene, no es buena ni mala por sí misma. Amplifica lo que somos.


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