Alexis Bienvenu, gestor de fondos de La Financière de l’Échiquier (LFDE), responde a la pregunta de quién tiene miedo a la tokenización.
¿Qué clase de activos ha incrementado su tamaño un 118% desde comienzos de 2025? No es el oro, aunque gana más de un 60% a fecha 4 de diciembre, ni siquiera la plata, pese a haberse disparado un 97%, sino los ‘activos tokenizados’.
Hablando con propiedad, tampoco se trata de una verdadera clase de activos, sino de una forma innovadora de acceder a las clases de activos tradicionales. Estos tokens digitales representan una parte proporcional o un derecho sobre un activo y pueden ser intercambiados sobre un registro central descentralizado o blockchain.
¿Estamos ante una revolución del mundo financiero? Definitivamente, según Larry Fink, el primer ejecutivo de Blackrock, la mayor gestora de activos del mundo. En un artículo aparecido a comienzos de diciembre en The Economist, afirma que la tokenización del mundo apenas está dando sus primeros pasos y se encuentra en situación comparable a la que vivía Internet en 1996, es decir, una promesa inmensa todavía inmadura.
Es cierto que, hoy día, los tokens digitales vinculados a los activos «del mundo real» (excluidas las stablecoins) apenas suman unos 30.000 millones de dólares dentro de una riqueza mundial que McKinsey cifra en aproximadamente 600 billones de dólares, lo que viene a ser menos de una moneda en la piscina del tío Gilito. Sin embargo, su expansión es tal que varias predicciones apuntan a que los activos tokenizados representarán alrededor de 2 billones de dólares en 2030, incluso sin tener en cuenta las stablecoins.
Los clientes ya pueden comprar oro tokenizado en España con Prosegur Digital Gold

Ventajas de la tokenización de los activos
¿Qué ventaja ofrecen a los inversores, tanto los particulares como los institucionales? Principalmente, una mayor liquidez, disponible incluso en clases de activos que, en principio, son poco líquidas. Así, sobre todo los activos inmobiliarios pueden ‘tokenizarse’ y distribuirse en tokens de pequeño tamaño fácilmente intercambiables. Lo mismo ocurre con los activos no cotizados, las obras de arte, los derechos de autor, etc.
Actualmente, los activos tokenizados (excepto las stablecoins) están formados en su mayor parte por deuda no cotizada, seguida de deuda pública estadounidense (un activo que transmite seguridad y que puede servir como iniciación para quien quiera probar suerte con los tokens, sobre todo los inversores institucionales) y después de participaciones en fondos alternativos y de materias primas, en especial el oro. Así pues, todo es susceptible de ser tokenizado, incluidas las materias primas, a menudo de difícil acceso para los inversores particulares.
La tokenización posee otras ventajas, ya que la mayor liquidez y la desintermediación traen consigo el acceso permanente a un mercado, la reducción de los costes de transacción y los plazos de liquidación/entrega, e incluso la automatización y la seguridad de las operaciones. Por ejemplo, la distribución de cupones o dividendos puede programarse en la blockchain mediante los denominados contratos inteligentes o smart contracts.
En cierto modo, la tokenización es una democratización financiera. Este movimiento se puso en marcha gracias a la generalización de los ETF y ahora está ampliándose a una escala mucho mayor, ya que la tokenización también se extiende a los activos poco líquidos.
Naturalmente, estas promesas no se materializarán solas. Es necesario un intenso trabajo de seguridad, formación y legislación que viene acompañado de desafíos y riesgos. Felizmente, esta vez Europa no marcha a la cola del pelotón.
El reglamento MiCA (Markets in Crypto-Assets), en vigor desde comienzos de 2025, constituye un primer paso del viejo continente para regular los criptoactivos en toda la UE. EE. UU. se ha sumado en 2025 con la aprobación de la GENIUS Act (Guiding and Establishing National Innovation for US Stablecoins), una legislación que ciertamente supone un avance, pero que es necesario profundizar, ya que se aplica principalmente a las stablecoins.
Queda mucho por hacer, pero la competencia regulatoria es fuerte. Europa debe darse prisa si no quiere descolgarse, no solo frente a EE. UU., sino también frente a Asia, que ha abordado activamente esta cuestión con la esperanza de ocupar un lugar protagonista en esta revolución. Solo aquellos que sean valientes cosecharán los dividendos de su inversión.







