Ford dibuja un panorama desolador en España. Las cuentas de Ford España —la filial del grupo— correspondientes a 2024, las últimas depositadas en el Registro Mercantil, revelan que la compañía registró su menor facturación desde 2012, uno de los años más duros en términos económicos de la historia reciente del país. Una debacle que se explica, fundamentalmente, por la paralización industrial del grupo. La situación que, lejos de corregirse, ha ido a peor. De hecho, en este 2025, Ford ha intensificado su deterioro hasta anotar el peor desempeño productivo en sus cinco décadas de presencia en España.
El gran problema para Ford es que ha dejado de ser una marca atractiva para el consumidor. En 2010, el Ford Fiesta se convirtió en uno de los coches más vendidos en España, al ocupar la tercera posición del ranking, solo por detrás del Seat Ibiza y el Peugeot 207. En 2025, la clasificación ha cambiado, aunque las mismas marcas siguen dominando el mercado. El Seat Ibiza, por ejemplo, ocupa actualmente la cuarta posición, mientras que Peugeot se sitúa en octava y novena con sus modelos 2008 y 208. Ford, sin embargo, ha desaparecido tanto del podio como del top 10 de los coches más vendidos en España, una señal clara de la pérdida de tracción comercial de la marca.
Todavía peores son los registros de Ford en Europa. En 2010, el fabricante estadounidense era el tercer mayor vendedor de automóviles del continente, con cerca de 1,1 millones de matriculaciones. Sin embargo, en pleno 2025, Ford ha sido superada por competidores como Toyota, Dacia (propiedad del grupo Renault) o la china MG. Más preocupante aún es que el volumen de ventas se ha reducido en torno a dos tercios, hasta situarse en una cifra aproximada de 350.000 unidades.
El hundimiento acelerado de Ford
Este desplome de las ventas en Europa se ha acentuado en los últimos años. A medida que la legislación comunitaria se ha endurecido frente a los vehículos de combustión, los fabricantes tradicionales han ido perdiendo impulso. Ford es uno de los ejemplos más evidentes de este proceso, y su filial en España figura entre las más perjudicadas.
Una parte clave del negocio de la firma en España no reside en la venta directa en el mercado nacional, sino en la exportación de vehículos y componentes a otras filiales europeas. Especialmente relevante es su relación con la unidad alemana del grupo, Ford Werke GmbH, responsable de absorber hasta un 73% de las ventas de bienes de la filial española.
El problema es que las compras de Ford Werke GmbH se han desplomado en los últimos años. En 2022, la filial española suministró vehículos, motores y conjuntos de componentes motorizados por un valor de 5.459 millones de euros (alrededor de un 20% de esas ventas se destinaron a otra filial del grupo, Ford Motor Company Limited). En las últimas cuentas disponibles, correspondientes a 2024, la cifra absorbida por ambas filiales apenas alcanzó los 3.100 millones de euros, lo que supone un retroceso del 42,8%.
La caída es aún más pronunciada en las partidas que reflejan directamente la actividad industrial de la compañía. En concreto, el consumo de materias primas y otros materiales, es decir, los insumos que se incorporan al proceso productivo para fabricar el producto final, se hundió cerca de un 43% en apenas un año, entre 2023 y 2024. Un dato que evidencia con claridad la brusca contracción de la productividad industrial de Ford en España.
Ford: un 2025 todavía más difícil
Todas estas cifras se traducen, de forma inevitable, en una caída histórica de las unidades producidas. La producción de vehículos se ha desplomado tanto en número de modelos como en volumen de unidades. En la fábrica de Almussafes (Valencia) llegaron a ensamblarse hasta cinco modelos distintos, mientras que en 2025 solo se produjo uno: el Ford Kuga. El resultado es un hundimiento del 63% en el número de coches fabricados desde que en 2022 se superaran las 230.000 unidades.
A este retroceso se suma el desplome de la producción de motores y sets de componentes motorizados fabricados en la planta valenciana. En el caso de los motores, se ha pasado de 419.000 unidades en 2023 a poco más de 170.000 en 2025, lo que supone una caída cercana al 60%. Por su parte, la producción de sets de componentes se redujo un 36% solo entre 2023 y 2024, al descender desde algo más de 555.000 unidades hasta las 417.000.
La debacle de Ford en los últimos años pone de relieve múltiples factores, aunque quizá el más significativo es que la compañía ha perdido el pulso del mercado europeo. Si bien en España las ventas se han mantenido relativamente estables en comparación con la situación de hace una década —en 2024 se matricularon más vehículos Ford que en 2022, aunque menos que en 2023—, el hundimiento en Europa ha sido el principal responsable de la profunda crisis que atraviesa Ford España.
En definitiva, la difícil situación de Ford España está muy ligada a la crisis de la firma en Europa, donde hace tiempo dejó de ser un fabricante con tirón. Por desgracia, la situación probablemente irá todavía a peor en 2026, según los sindicatos, lo que reducirá su huella todavía más.








