No es ningún secreto que tanto el Gobierno nacional como el vasco habían convertido la oferta de Sidenor por Talgo en un asunto de Estado. El deseo de mantener la españolidad del fabricante ha estado presente desde que apareció la oferta de opa por parte de la empresa húngara Ganz-MÁVAG, y el acuerdo que finalmente han conseguido no solo mantiene la empresa en territorio español, sino que además deja la responsabilidad de la construcción de los pedidos pendientes de la empresa.
Es que el acuerdo ha dejado la cartera de pedidos del fabricante, valorada en unos 4.000 millones de euros, en manos vascas. Es cierto que también están obligados a recuperar la capacidad industrial de la empresa, algo que no se puede hacer de un día para otro, pues las fábricas de la empresa no están adaptadas para la fabricación de trenes, pero es también una oportunidad dorada para una Comunidad Autónoma que ya representa el 5,7% del Productor Interno Bruto Español.
La mayoría de la cartera de pedidos de la empresa viene del exterior, con los acuerdos con Alemania y Finlandia. Además, este número debería aumentar en 2026, Talgo es clave para una segunda etapa de la liberalización de la alta velocidad que esta por empezar en el país, pues es la única empresa que de momento tiene la capacidad de fabricar trenes de ancho variable que funcionen en los sistemas de alta velocidad.
Además, la empresa tiene un acuerdo con la Polaca Pesa para el desarrollo del sistema de alta velocidad de ese país. Es que incluso antes de la compra, el fabricante era ya una pieza clave de su sector en el viejo continente, y los esfuerzos de Bruselas por expandir el ferrocarril la han puesto en una buena posición para el futuro inmediato.
TALGO: CLAVE PARA LA EXPANSIÓN DEL FERROCARRIL EN EUROPA
Desde hace unos años, desde Bruselas se ha hecho un esfuerzo directo para qué el ferrocarril sea la principal forma de transporte del continente en los viajes de larga distancia, por encima del avión o de los vehículos particulares. La idea es darle prioridad a un medio de transporte que consideran menos contaminante, y esto ha hecho que hagan lo posible para presionar a los diferentes países del viejo continente, no solo para acelerar el desarrollo de sus sistemas locales, sino para permitir la competencia en aquellos donde hasta hace poco solo había un operador estatal, como el caso de España.

En este panorama Alemania se ha consolidado como el principal cliente de Talgo a través de Deutsche Bahn. Tras un pedido inicial en 2019 de 23 trenes Talgo 230 por 550 millones de euros, el contrato se amplió en 2023 hasta las 79 unidades. Sin embargo, esta semana se confirmó que el volumen final se reducirá a 60 trenes. Este ajuste supone un alivio para la compañía: al reducirse la carga de trabajo y la complejidad técnica, Talgo gana margen para cumplir los plazos y evitar sanciones por retrasos, similares a la multa de 116 millones de euros sufrida recientemente con Renfe.
La preocupación irónicamente es que llegue nueva competencia a España en la fabricación de trenes. En las últimas semanas, el ministro de Transporte y Movilidad Sostenible, Óscar Puente, ha estado viajando y revisando opciones de fabricantes internacionales, en países como China y Japón. Es cierto que los retrasos de Talgo en la entrega de los trenes a Renfe, no han dejado muchas más opciones, pero también existe la posibilidad de que en los próximos años se vean trenes asiáticos en los servicios que presta Renfe.
OPORTUNIDADES Y RETOS PARA TALGO
Lo cierto es que Talgo se encuentra en un momento interesante. Los analistas se ven optimistas por primera vez en meses tras aclararse la situación accionarial de la empresa, y no hay duda que su cartera de encargos es especialmente valiosa. Al mismo tiempo, hay dificultades muy claras para el 2026, y no hay una solución inmediata para ninguno de estos problemas. Será un proceso complicado, pero al menos ya pueden preocuparse únicamente por avanzar en el mismo, y no por la búsqueda de un socio industrial español que pueda acelerarlo.
Además, es una oportunidad para qué la industria ferroviaria española consiga protagonismo a nivel europeo. En un contexto de movilidad sostenible al alza, el camino de Talgo parece finalmente despejado para consolidarse como el eje vertebrador de la alta velocidad en el viejo continente.








