Uber, Cabify y Bolt cierran el año en una posición complicada. A pesar de que sus últimos años las plataformas han salido de los números rojos que tenían en su fundación, lo cierto es que 2025 cierra con un clima extraño, pues aunque mantienen su popularidad y siguen creciendo tanto en su número de usuarios como en las licencias a nivel nacional.
Pero, hay dudas sobre el efecto de los nuevos vehículos que introducirá en la Comunidad de Madrid tendrán sobre el mercado de la capital, y se suma, por supuesto, la preocupación ante la nueva ley que debería aprobarse en Cataluña en la primera mitad del año y que los expulsará en la práctica de una ciudad tan importante para el mercado español como Barcelona.
Es un panorama complejo, que dibuja un año de contrastes y nuevas decisiones que ocurre con el proceso de electrificación de cada una de las plataformas y los esfuerzos de peatonalización en algunas de las ciudades más importantes de Europa. Además, se encuentran compitiendo entre ellas, para ver cuál consigue normalizar la llegada a Europa de los robotaxis, un paso que se contradice contra una de sus principales defensas contra la nueva ley Catalana y proyectos similares: los empleos que generan estas plataformas en las ciudades donde se ha permitido su llegada.
Son muchos tableros en los que jugar al mismo tiempo, dejando de lado el caso de Uber que tendrá además que buscar regularizar la situación de sus riders de cara a la nueva presión prometida por el gobierno. La empresa más grande del mundo, en lo que se ha bautizado como ‘Nueva Movilidad’, sigue en una posición incómoda en este aspecto, además de ser el nombre más popular del sector cuando alguna tiene un problema legal tanto en España como en otros territorios.
Finalmente, está el reto de consolidarse en nuevas comunidades y ciudades donde su llegada en los últimos meses. Desde Toledo a Vigo han ido sumando espacios en territorios lejanos a las ciudades tradicionalmente turísticas para los visitantes extranjeros, y en algunas de ellas los taxis o las instituciones no se han sentido cómodas con su presencia, lo que ha empezado otros procesos de diseñar regulaciones, que seguramente no sean tan cómodas como la de Madrid, pero que esperan tampoco lleguen a los extremos que se plantea la Generalitat de Cataluña.
UBER, CABIFY Y BOLT PONEN LA LUPA SOBRE SUS PROPIAS TARIFAS
Mientras tanto, las plataformas de transporte también saben que tendrán la lupa de Europa, del gobierno e incluso de comunidades autónomas sobre sus conocidas ‘Tarifas Dinámicas’. Incluso en territorios que han apostado por mantener un modelo de cohabitación entre las nuevas plataformas, en transporte público y el taxi, se ha decidido que es necesario limitar cuánto pueden subir estos precios en momentos de alta demanda, además de exigir que en situaciones de emergencia, como el apagón de este año o la DANA del año pasado, se mantengan los precios base de las plataformas.
Pero no es solo los montos que alcanzan en momentos de alta demanda, sino que desde el ministerio de Trabajo, que dirige Yolanda Diaz, se ha pedido se revisen sus algoritmos para saber si los precios discriminan dependiendo del país de origen, de los visitantes o incluso de la zona donde viven, señalando la posibilidad de que se suban los precios para viajes en zonas de origen más humildes para intentar que se disminuya la demanda en estos espacios. Es una situación que desde las plataformas aseguran no ocurre, y que de hecho su algoritmo no está capacitado para esta situación.
2026 TAMBIÉN PUEDE SERVIR PARA LA CONSOLIDACIÓN
A pesar de estas dificultades, el año que empieza, las empresas de la llamada «Nueva Movilidad» tienen una oportunidad interesante. Si consiguen frenar la controvertida «ley taxi» de Cataluña, que ya ha sido más lenta de lo esperado, y demuestran que sus algoritmos no son han sido culpables de discriminación pueden superar algunos de sus problemas reputacionales históricos, calmar su relación con un sector taxi cada día más presente en sus propias plataformas, y asegurar su presencia a largo plazo en el país.
No es fácil, pero es un panorama que puede ser positivo. Estas plataformas han dado el paso de salir de sus números rojos, lo que ha sido complicado, y aunque el sector sigue estando en una situación delicada, hay una posibilidad real de un buen 2026 que resuelva de forma permanente algunos de sus grandes problemas.
