jueves, 25 diciembre 2025

Pablo Gil, economista, trader y formador español: “A menor riesgo, menor rentabilidad: es una regla básica del mercado”

Pablo Gil recuerda que en los mercados no hay magia: menor riesgo implica menor rentabilidad. Las cuentas remuneradas sirven para conservar capital, pero solo una estrategia de largo plazo y mayor riesgo permite aspirar a ganancias superiores.

En los últimos meses, las cuentas remuneradas se instalaron en la conversación cotidiana de ahorristas e inversores. Anuncios constantes prometen rentabilidad solo por dejar el dinero quieto, una propuesta tentadora en un mercado marcado por la incertidumbre y la inflación persistente.

El fenómeno despierta entusiasmo y dudas a partes iguales. ¿Qué hay detrás de estos productos? ¿Cuándo conviene utilizarlos y para quiénes tienen sentido dentro del mercado financiero actual? La respuesta exige contexto, pedagogía y una mirada de largo plazo.

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Mercado al descubierto: El auge de las cuentas remuneradas y el riesgo controlado

Mercado al descubierto: El auge de las cuentas remuneradas y el riesgo controlado
Fuente: agencias

Pablo Gil observa el fenómeno con una mezcla de prudencia y realismo. Según explica, las cuentas que ofrecen entre un 3% y un 3,5% anual forman parte del escalón más conservador del mercado. No están diseñadas para multiplicar el capital, sino para preservar poder adquisitivo y amortiguar el impacto de la inflación. En ese sentido, cumplen una función defensiva dentro del mercado de ahorro.

El bajo riesgo se explica por el respaldo institucional. En Europa, estos productos suelen estar protegidos por fondos de garantía que cubren hasta 100.000 euros por persona y entidad. Ese marco legal convierte a las cuentas remuneradas, junto con las letras del Tesoro y los fondos monetarios, en instrumentos especialmente atractivos para perfiles prudentes. La contracara es evidente: la rentabilidad es limitada porque el riesgo también lo es, una lógica ineludible del mercado financiero.

Gil subraya que ni siquiera estos activos están exentos de riesgo absoluto, aunque su probabilidad de pérdida sea reducida. La clave está en comprender su rol dentro del mercado, no en sobredimensionar promesas publicitarias que, en muchos casos, omiten el contexto macroeconómico en el que operan.

Tipos de interés, interés compuesto y visión de largo plazo

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La rentabilidad de estas cuentas no surge por generación espontánea. Está directamente vinculada a los tipos de interés que fija el Banco Central Europeo, un actor central del mercado monetario. Cuando el coste del dinero es alto, las entidades pueden ofrecer mejores condiciones para captar depósitos. Cuando baja, esas rentabilidades se ajustan. Es una relación casi mecánica dentro del mercado financiero europeo.

Para quienes tienen horizonte temporal y capacidad de ahorro constante, Gil propone mirar más allá del corto plazo. Conceptos como el interés compuesto y la inversión periódica cobran protagonismo. Invertir una cantidad fija todos los meses, independientemente del precio, permite suavizar volatilidades propias del mercado y aprovechar ciclos largos de crecimiento.

En ese esquema aparecen los fondos indexados, que replican el comportamiento del mercado global y reinvierten dividendos. Allí el interés compuesto despliega su verdadero potencial: no solo se gana sobre el capital inicial, sino también sobre las ganancias acumuladas. El efecto es lento al principio, casi imperceptible, pero se vuelve poderoso con los años si se mantiene una tendencia estructural alcista.

La enseñanza final es clara. No existe atajo que eluda las reglas básicas del mercado. Las cuentas remuneradas son útiles, sí, pero dentro de una estrategia coherente y realista. Entender el riesgo, el tiempo y el funcionamiento del dinero es, al fin y al cabo, la mejor inversión posible.


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