miércoles, 24 diciembre 2025

Gustavo Entrala, asesor de empresas: “El 90% de los usuarios de ChatGPT se limita a hacer preguntas: es como conducir con el freno de mano puesto”

Gustavo Entrala advierte que la mayoría usa ChatGPT de forma superficial. El problema no es la herramienta, sino el modo de interacción: sin contexto ni instrucciones claras, su potencial profesional queda subutilizado y limitado.

La irrupción de la inteligencia artificial en la vida cotidiana ha sido vertiginosa, pero su uso real todavía está lejos de todo su potencial. Para Gustavo Entrala, asesor de empresas y divulgador tecnológico, ChatGPT se ha convertido en un ejemplo claro de esa paradoja.

Según su experiencia, la mayoría de las personas interactúa con ChatGPT de forma superficial, sin comprender que detrás de cada respuesta existe una herramienta capaz de asumir tareas complejas, acompañar procesos de trabajo y mejorar decisiones profesionales si se la utiliza correctamente.

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El problema no es la herramienta, sino cómo se la usa

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Entrala sostiene que cerca del 90% de los usuarios de ChatGPT se limita a hacerle preguntas generales, una práctica que compara con conducir con el freno de mano puesto. Durante mucho tiempo, él mismo cayó en ese error al utilizar la herramienta como si fuera un buscador avanzado. Aunque ChatGPT ofrecía respuestas más completas que un buscador tradicional, cuando intentaba aplicarlo a su trabajo diario los resultados eran previsibles y mediocres.

El punto de inflexión llegó cuando decidió estudiar en profundidad las guías oficiales de prompting de Google, OpenAI y Anthropic. Allí descubrió que el verdadero valor de ChatGPT no está en preguntar, sino en saber dar instrucciones. Lejos de ser una disciplina técnica compleja, el prompting se basa en algo mucho más simple: sentido común, claridad y contexto, claves para trabajar mejor con la IA.

En su enfoque, ChatGPT debe entender quién es el usuario, dónde trabaja, cuáles son sus objetivos y para qué necesita ayuda. Sin esa información, la herramienta opera a ciegas. Con ella, en cambio, puede convertirse en un asistente altamente especializado, capaz de adaptarse a distintos roles profesionales.

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Uno de los aprendizajes centrales que comparte Entrala es tratar a ChatGPT como un nuevo compañero de trabajo. Un colega brillante, pero que desconoce todo sobre la empresa, el sector y las prioridades de quien lo utiliza. Por eso insiste en la importancia de asignarle roles concretos y tareas detalladas para obtener resultados de mayor calidad.

Otro cambio clave consiste en preguntarle directamente a ChatGPT cómo puede ayudar mejor. Según explica, nadie conoce las capacidades de estas herramientas mejor que ellas mismas. Al abrir ese diálogo, el usuario descubre posibilidades que van desde la planificación estratégica hasta la simulación de negociaciones o la automatización de tareas repetitivas.

En su metodología, ChatGPT también se convierte en un aliado para delegar aquello que más desgaste genera en el trabajo diario. Informes, resúmenes, análisis de datos o redacción de documentos pueden ser asumidos por la IA, liberando tiempo para tareas más creativas y estratégicas con apoyo de ChatGPT.

La clave está en no conformarse con el primer resultado. Entrala recomienda iterar, corregir y pedir mejoras. Cada ajuste permite que ChatGPT refine su respuesta y se acerque más a lo que el usuario necesita. Así, deja de ser un simple generador de textos y pasa a integrarse en los flujos reales de trabajo.


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