En los años 20, Antonio Picó Mira fundó Turrones Picó en el epicentro turronero de España: Jijona, en Alicante. Ahora, un siglo después, la compañía atraviesa uno de los mejores momentos de su historia, especialmente tras la pandemia. La facturación ha despegado hasta cifras récord y los beneficios se han multiplicado. Un logro que no se explica únicamente por el encarecimiento del turrón —de hecho ha habido una mejora de márgenes—, sino también por una acertada política de crecimiento y por un ingrediente menos visible: una selecta cartera de inversiones financieras.
Las últimas cuentas de Turrones Picó SA vuelven a poner de relieve el éxito de la familia Picó, ya en su cuarta generación al frente del negocio. En concreto, la compañía cerró 2024 con una facturación superior a los 21,8 millones de euros, lo que supone un crecimiento del 16% respecto al año anterior. Este avance implica, además, un aumento acumulado de las ventas cercano al 50% desde 2021, el último ejercicio en el que la facturación de la firma retrocedió. Asimismo, supera en un 24% el anterior récord histórico de ingresos —sin contar 2023—, alcanzado en 2020.
A primera vista, podría pensarse que este incremento de los ingresos responde principalmente a la subida de precios aplicada por Turrones Picó, una tendencia común en toda la industria. De hecho, asociaciones de consumidores como la OCU estimaron que el precio de los turrones se había incrementado de forma notable debido a la inflación de costes, especialmente en materias primas como el cacao. Este contexto se tradujo no solo en un aumento del 16% de la facturación de Turrones Picó, sino también en crecimientos relevantes para otros fabricantes del sector, como Sanchís Mira (Antiu Xixona), con un 11,2%, o Almendra y Miel (El Lobo o 1880), con un 10,2%.
La fuerte mejora operativa de Turrones Picó
El resultado más visible de lo anterior es que el sector del turrón español alcanzó una facturación récord de 145 millones de euros en 2024. Sin embargo, no todas las compañías lograron mejorar sus cifras operativas y, mucho menos, hacerlo con la intensidad de Turrones Picó. En su caso, los beneficios crecieron casi un 40% entre 2023 y 2024 y acumulan un aumento del 358% desde 2021. En ese mismo periodo, por ejemplo, Sanchís Mira —la sociedad que comercializa marcas como Antiu Xixona o Turrones La Fama— registró una caída del 6% en sus ganancias.
Este notable incremento de los beneficios está relacionado, en parte, con la mejora de la facturación, pero también con una gestión más eficiente de los costes. Desde 2021, la partida de gastos de personal ha crecido un 18% y los aprovisionamientos un 51%, cifras inferiores al avance de los ingresos. Como consecuencia, el beneficio de explotación aumentó alrededor de un 77% en el último ejercicio y acumula un crecimiento del 307% desde 2021. Unas magnitudes especialmente relevantes, ya que reflejan la rentabilidad real de la actividad principal de la empresa.
Además, otras partidas clave, como los flujos de efectivo —imprescindibles para la salud financiera de cualquier compañía—, también han experimentado una mejora significativa. En especial durante el último año, cuando el flujo de caja operativo pasó de un resultado negativo superior a los 2,1 millones de euros a uno positivo cercano al millón. Esta mejora se explica, principalmente, por una gestión más eficiente de las existencias. En la práctica, Turrones Picó ha sido capaz de aprovechar parte del stock acumulado en 2023 durante 2024, lo que le ha permitido reducir compras y evitar afrontar los precios más elevados de las materias primas.
El secreto de Turrones Picó: una amplia cartera de inversiones
Ese no ha sido el único as bajo la manga de Turrones Picó. La compañía también ha apostado de forma decidida por las inversiones financieras, combinando bonos, fondos de inversión y acciones. En el resumen anual elaborado por la propia empresa se destaca que, en el ámbito económico, la evolución ha sido «favorable», gracias «al impulso de las ventas, manteniendo una estructura de costes muy similar» a la del ejercicio anterior. No obstante, la firma añade que la situación actual de los mercados le ha permitido «impulsar de forma significativa los llamados ingresos financieros atípicos».
Y “impulsar” quizá se quede corto. La partida de ingresos financieros creció en 2024 un 447% respecto a 2023 y hasta un 2.975% si se compara con 2021. Detrás de este salto se encuentran diversas inversiones realizadas por Turrones Picó. Entre ellas, destacan los fondos de inversión, con casi medio millón de euros repartidos en productos como Trea Cajamar Horizonte 2025, Trea Cajamar Horizonte 2027 o Robecco Financial Instituciones. A ello se suma la inversión en deuda pública y corporativa, con Bonos y Letras del Tesoro y emisiones de empresas como Vodafone o Volkswagen.
La compañía también ha reforzado su exposición a la bolsa, donde algunas apuestas han resultado especialmente rentables. Destacan, en particular, las acciones de Banco Santander, cuya valoración pasó de 3,8 millones de euros en 2023 a más de 5,1 millones en 2024 tras la revalorización del banco. Si la firma ha mantenido esta inversión en 2025, su valor podría acercarse a los 12 millones de euros, dado que la entidad cántabra acumula una subida de hasta el 129% en el año. Menos fortuna ha tenido, en cambio, con su inversión en Telefónica, donde mantiene una posición de un millón de euros que actualmente registra pérdidas.
En definitiva, 2024 fue un gran año para Turrones Picó, tanto por la mejora de su negocio principal como por el excelente comportamiento de su cartera de inversiones. De cara a 2025, el ejercicio podrá ser sido todavía mejor si, como apuntan las primeras señales, las ventas han acompañado a la fuerte revalorización de sus activos financieros.








