Rosalía es una de las artistas españolas con mayor proyección internacional de la última década. Su carrera no solo se ha construido a base de éxitos musicales, sino también de una personalidad artística muy definida, decisiones poco convencionales y una forma de entender la música que rompe con los moldes tradicionales. Detrás de su imagen moderna y su sonido innovador, hay una historia llena de curiosidades que ayudan a entender por qué Rosalía ha llegado tan lejos.
Nacida en Sant Esteve Sesrovires, un pequeño municipio de Barcelona, Rosalía Vila Tobella creció en un entorno alejado de la industria musical. Desde muy joven mostró interés por el flamenco, un género que acabaría marcando su identidad artística. Lo llamativo es que, a diferencia de muchos artistas urbanos actuales, su formación fue larga, exigente y profundamente académica.
Una formación musical poco común en el pop actual
Una de las grandes curiosidades de Rosalía es su formación. Estudió durante años cante flamenco de forma reglada y fue alumna del reconocido guitarrista José Miguel Vizcaya, “El Chiqui de la Línea”. Su paso por la Escuela Superior de Música de Cataluña no fue sencillo: dedicó miles de horas al estudio del flamenco tradicional antes de atreverse a reinterpretarlo.
Su proyecto final de carrera fue precisamente el germen de El mal querer, el disco que la lanzó al estrellato. Lo que muchos no saben es que ese álbum está estructurado como una novela medieval y que cada canción representa un capítulo de una historia conceptual. Este enfoque narrativo no es habitual en el pop y explica por qué Rosalía destaca también por su visión artística, no solo musical.
Rosalía y su obsesión por los detalles
Otra curiosidad poco conocida de Rosalía es su control absoluto sobre su imagen y su sonido. Participa activamente en la producción de sus canciones, en la elección de videoclips, coreografías y vestuario. No deja nada al azar. De hecho, suele trabajar con cuadernos donde anota ideas visuales, referencias artísticas y conceptos que luego se trasladan a sus proyectos.

Su estética, tan reconocible, bebe tanto del flamenco clásico como de la cultura pop, el arte contemporáneo y la moda urbana. Las uñas largas, los looks inspirados en iconografía española o los accesorios exagerados no son casualidad: forman parte de un lenguaje visual que Rosalía ha construido conscientemente.
Además, antes de llenar estadios y colaborar con artistas internacionales, Rosalía actuó durante años en salas pequeñas y festivales minoritarios. Una curiosidad que suele sorprender es que pasó bastante tiempo sin obtener reconocimiento masivo, a pesar de su talento. Su éxito no fue inmediato, sino el resultado de una evolución lenta y constante.
Las colaboraciones también han sido clave en su trayectoria. Rosalía ha sabido elegir proyectos que le permitieran crecer sin diluir su identidad. Aunque ha trabajado con figuras del pop y del reguetón, siempre ha mantenido un estilo propio, algo que no es fácil en un mercado tan globalizado.
Rosalía es una figura que genera debate. Desde sus inicios, ha sido objeto de críticas y alabanzas a partes iguales. Una curiosidad interesante es que ella misma ha reconocido que no le incomoda la polémica. Entiende la discusión como parte natural de cualquier propuesta artística que intenta salirse de lo establecido.
Este enfoque explica por qué no ha seguido una trayectoria predecible. Cada nuevo proyecto supone un giro respecto al anterior, lo que mantiene la atención del público y la prensa. Rosalía no busca acomodarse, sino explorar, incluso a riesgo de incomodar.
Rosalía se ha convertido en un fenómeno global no solo por su música, sino por una combinación de formación sólida, obsesión por los detalles y una identidad artística muy definida. Sus curiosidades revelan a una creadora meticulosa, consciente de su impacto y dispuesta a asumir riesgos. Más allá de modas o etiquetas, su carrera demuestra que el éxito internacional también puede construirse desde la experimentación y la coherencia artística.









