Perder grasa no va de sufrir más, sino de hacerlo con cabeza y constancia. Vivimos rodeados de promesas rápidas. Dietas que “funcionan en 15 días”, entrenamientos imposibles de mantener y reglas tan estrictas que duran lo que dura la motivación. En medio de todo ese ruido aparece el método Fit CEO, con una idea que, curiosamente, resulta casi revolucionaria por lo sencilla: dejar de pelearse con el cuerpo y empezar a ordenarlo.
Aquí no se trata de comer menos ni de machacarse más. Se trata de organizar mejor lo que ya haces —nutrición, movimiento y hábitos— para que el metabolismo vuelva a funcionar como debería. Especialmente pensado para personas con poco tiempo, mucha cabeza ocupada y cero ganas de vivir permanentemente a dieta.
El plato Fit CEO: menos control, más sentido común

El corazón del método está en algo muy concreto: el llamado plato Fit CEO. No hay básculas, ni conteo obsesivo de calorías, ni alimentos prohibidos. Solo estructura.
La mitad del plato —un 50%— se llena de verduras, sobre todo las más fibrosas como brócoli, espinacas o berenjena. Ocupan mucho, sacian bastante y aportan nutrientes sin disparar calorías. Luego viene un 30% de proteína, esencial para mantener y construir músculo (sí, incluso si tu objetivo es perder grasa), con una referencia clara: entre 25 y 35 gramos por comida. El 20% restante lo ocupan los carbohidratos complejos, como arroz integral, quinoa o legumbres, porque eliminarlos no solo no ayuda, sino que suele empeorar el problema. A esto se suma un pequeño toque de grasas saludables —aceite de oliva, aguacate, frutos secos—, clave para que las hormonas del hambre no se vuelvan locas.
Y hay un detalle que marca la diferencia: el orden en el que comes. Primero verduras, luego proteína y al final los carbohidratos. Este gesto tan simple crea lo que algunos llaman un “colchón metabólico”, que suaviza los picos de glucosa y reduce la tendencia del cuerpo a almacenar grasa. No es magia. Es fisiología básica bien aplicada.
Entrenar menos, pero con intención

En cuanto al ejercicio, Fit CEO también rompe con otro mito muy extendido: que hay que pasar horas haciendo cardio para ver resultados. Aquí la apuesta es clara por el HIT (entrenamiento de intervalos de alta intensidad). Sesiones de hasta 30 minutos, entre cuatro y cinco días a la semana. Nada más.
Este tipo de entrenamiento mezcla trabajo cardiovascular con ejercicios grandes, de los que mueven todo el cuerpo: sentadillas, flexiones, movimientos funcionales. ¿Por qué? Porque protegen el músculo. Y esto es clave. El músculo es el segundo tejido que más energía consume, solo por detrás del cerebro. Perderlo ralentiza el metabolismo y facilita ganar grasa, incluso comiendo poco (esa paradoja que tanta gente sufre).
La cabeza también adelgaza (o engorda)

Si algo deja claro el método Fit CEO es que el mayor obstáculo no es la falta de información, sino la mentalidad. Saber qué hacer no sirve de mucho si no sabes cómo sostenerlo en el tiempo.
La regla aquí es simple: primero crea el hábito, luego ya lo perfeccionas. Cinco minutos diarios valen más que una hora perfecta que nunca llega. Poco a poco, esos gestos repetidos van construyendo identidad. Y cuando empiezas a verte como alguien que se cuida, la disciplina deja de ser una pelea constante.
También hay margen para fallar. Un mal día entra dentro del proceso. Dos seguidos ya avisan de que algo se está torciendo. La diferencia no está en castigarse, sino en ajustar y seguir. Sin drama.
Por último, el método recuerda algo incómodo, pero necesario: no existe la pérdida de grasa localizada, las dietas extremas casi siempre terminan en efecto rebote y sí, se puede comer “normal” incluso en entornos poco saludables si sabes adaptar los platos a una buena estructura.









