lunes, 22 diciembre 2025

GAD3 se vuelve a estrellar en unas elecciones extremeñas que refuerzan a Vox y Podemos

La históricamente marginada Extremadura volvió a votar anoche y, como tantas otras veces en su historia reciente, el foco mediático se colocó más fuera que dentro. La noche electoral dejó un dato incontestable: derecha y extrema derecha superaron con holgura el 60% del voto en una zona históricamente roja.

España se sigue pintando de azul liberal y verde ultraderechista con una intensidad comparable al rojo hegemónico que el PSOE logró en 1983. Pero, pese a todas las lecturas estatales, las únicas políticas que previsiblemente cambiarán en Extremadura serán las que actúen contra el colectivo migrante, a pesar de quela región es la que tiene menos población inmigrante del Estado y, paradójicamente, una de las que más ha emigrado.

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María Guardiola ganó con claridad, pero fracasó en su principal objetivo: la mayoría absoluta. Y ese matiz lo cambia todo. La dirigente del PP ha protagonizado una campaña electoral lamentable, marcada por la sobreactuación, la insinuación de pucherazos, la negativa a debatir en TVE y la huida sistemática de entrevistas presenciales.

Lejos de emanciparse de Vox, su dependencia será ahora mayor. Lo único que tiene realmente que celebrar —tras ganar apenas un escaño y perder votos respecto a 2023— es la hecatombe socialista en lo que durante décadas fue uno de los grandes graneros de voto del PSOE.

El Partido Popular volvió a demostrar su histórica incapacidad para gestionar expectativas. Transformó un resultado objetivamente bueno en una sensación de decepción. GAD3 tuvo un papel central en ese naufragio. Durante semanas, las encuestas alimentaron la idea de una mayoría absoluta que nunca estuvo realmente sobre la mesa.

De hecho, el CIS de noviembre clavó prácticamente el resultado final de las extremeñas, mientras GAD3 volvía a equivocarse estrepitosamente. María Martín, directora de Comunicación de GAD3, afirmó sin rubor en Canal Extremadura que la mayoría absoluta «nunca se contempló», pese a que la empresa para la que trabaja aseguró que el PP estaba a un escaño de lograrla.

Martín, cariacontecida, emuló a su jefe, Narciso Michavila, en aquella campaña de verano de 2023 que se inició al grito de «¡Que te vote Txapote!» y acabó con la cara larga del sociólogo en Telecinco, mientras en Ferraz se cantaba el «¡No pasarán!».

La dircom de GAD3, exdiputada del PP, también tuvo tiempo para molestarse porque el politólogo César Calderón tildara de «ultraderecha» a los ultraderechistas de Vox.

NOCHE MEDIÁTICA

El mapa mediático de la noche fue casi más interesante que el propio escrutinio. Las cadenas públicas racanearon encuestas pese a la relevancia del contexto. El especial de RTVE desde Mérida, con Pepa Bueno y ayuda el centro territorial extremeño, ofreció una mesa más equilibrada que muchas tertulias madrileñas, donde el análisis se redujo al ruido y al deseo.

Ferreras jugaba con el pactómetro mientras Ana Pastor conectaba con una sede del PP sumida en el silencio. Àngels Barceló había apostado fuerte desde el inicio en la SER: si Guardiola alcanzaba la absoluta, se certificaba el «fin del sanchismo».

Y Canal Extremadura ofrecía un interesante debate a cuatro entre representantes de los principales partidos políticos, pese a que la autonómica se negó a organizar uno de similares características porque a María Guardiola esta vez no le interesaba. El escrutinio avanzó más lento de lo esperado.

En Villanueva de la Serena, bastión del candidato socialista durante más de dos décadas, el PSOE caía casi 20 puntos en apenas dos años. Juan Ramón Lucas señalaba en RNE que ese dato debía doler especialmente al barón regional, que pronto reconoció un resultado «muy malo», pero no presentó su dimisión y remitió todo a una ejecutiva posterior.

Nacho Escolar fue demoledor en La Sexta: la rueda de prensa le dejó «alucinado»; afirmó que el procesado Gallardo era «un candidato pésimo» y, además, recordó que, a pesar de lo que diga la derecha mediática, no era el candidato favorito de Ferraz, encastillada a cuenta de la corrupción. El diputado Gabriel Rufián se mostraba rotundo en X: «Cuando la gente no tiene futuro, vota al pasado.

Ya de madrugada, Santiago Martínez-Vares, que fue el principal asesor de Guardiola cuando esta llegó al poder, pontificaba en La Sexta con gesto serio, consciente quizá de que la noche no había salido como esperaban.

En la SER, Ignasi Guardans deslizó una idea que no va a cuajar: que el PSOE debería plantearse la abstención para evitar que el PP se eche definitivamente en brazos de la ultraderecha. Una propuesta que, de materializarse, podría apuntillar aún más a unos socialistas en caída libre.

Anoche hubo también espacio para el bochorno. La actuación del agitador Bernard Ndongo en el cuartel general socialista terminó en empujones con varios dirigentes y evidenció, una vez más, el tipo de ‘periodismo’ que algunas administraciones públicas del Partido Popular están dispuestas a financiar.

PELIGRO

El resultado lo habrían firmado todos menos el PP. Guardiola gana, pero no gobierna sola. Vox sale reforzado. El PSOE se derrumba, pero al menos atenúa el ruido de sables por la decepción de Guardiola. Y el antiyolandista Unidas por Extremadura cosecha el récord histórico del espacio de la izquierda transformadora bajo el extraordinario liderazgo de Irene de Miguel, que apuesta por Podemos y dice que Yolanda Díaz es un «fraude».

Irene Merca2.es
Irene de Miguel. Foto: EP.

Pese a este pequeño éxito de la suma de Podemos e IU, la derecha con bandera rojigualda superará el 60% del voto en casi todas las regiones —salvo aquellas menos conectadas sentimentalmente con Madrid, como Cataluña, Euskadi y Navarra—, y la izquierda tiene poco que celebrar en un mundo marcado por la ola reaccionaria de líderes como Donald Trump, Javier Milei, Benjamin Netanyahu, Giorgia Meloni o Nayib Bukele, que tanto asustaban a la estupenda periodista Patricia López, que ayer nos dejó. Descanse en paz

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