Con todos los ojos de los inversores puestos en si hay o no rally de Navidad o de Santa Claus entramos en una de las semanas más tranquilas y con menor volumen de operaciones y de eventos del año, pues tanto las empresas (resultados) como los bancos centrales (decisiones de tipos) ya han terminado.
Hoy lunes tendremos PIB final del tercer trimestre en Reino Unido junto con la cuenta corriente, y el National Activity Index de la Fed de Chicago más una subasta de bonos.
El martes es el día con más actividad de la semana, pero todo se concentra en Estados Unidos: PIB del tercer trimestre, producción industrial y utilización de la capacidad instalada de noviembre y confianza del consumidor de diciembre.
Para el resto de la semana, el miércoles, es Nochebuena y sólo tendremos media sesión en Europa y Estados Unidos, aunque habrá algunos datos de empleo y ocupación en diferentes países, el jueves es festivo por Navidad en Europa y EE.UU. y el viernes continuarán las bolsas europeas cerradas aunque abrirá sus puertas Wall Street.
Candriam analiza la creciente importancia de la calidad. Ya sea en los balances, la gobernanza, las líneas de innovación o los criterios de asignación, la calidad se está convirtiendo en un factor determinante en tres ámbitos:
- El renovado impulso de la biotecnología. Se ha recuperado la claridad en las políticas, la innovación se está acelerando y las fusiones y adquisiciones están cobrando impulso. Con el fortalecimiento de los fundamentos y la mejora de las oportunidades, ¿ha llegado el momento de la biotecnología?
- El crédito en una encrucijada. La tensión selectiva en el extremo inferior del espectro crediticio ha agudizado el enfoque en la disciplina de suscripción, la transparencia y la selección de emisores/gestores. La creciente dispersión entre el crédito privado y el alto rendimiento hace que una selección rigurosa sea esencial a medida que el ciclo madura.
- El oro como ancla estratégica. El excepcional rendimiento de los últimos años refleja un cambio estructural: el oro está pasando de ser una cobertura táctica a convertirse en una fuente fundamental de resiliencia de la cartera. ¿Cómo deben integrar los inversores los metales preciosos en sus asignaciones a largo plazo?
Creemos que esta creciente prima que se concede a la calidad, en un mundo de mayor dispersión y cambio estructural, no es una preferencia, sino una necesidad para navegar con confianza hacia 2026.
El mercado espera que el BCE mantenga tipos… los próximos doce meses

Más allá de la Navidad: 2026
Michaël Lok, Group CIO and Co-CEO de UBP, señala: “El crecimiento global resiliente y los anticipados recortes de tipos de la Reserva Federal, junto con el continuo ciclo de inversión impulsado por la inteligencia artificial, están creando condiciones favorables para los activos de riesgo”.
“De manera similar a 2025, los mercados globales entrarán en 2026 con valoraciones elevadas, pero el contexto macroeconómico y de resultados subyacente sigue siendo favorable. El crecimiento global resiliente, los esperados recortes de tipos de la Reserva Federal, las medidas de estímulo fiscal y el continuo ciclo de inversión impulsado por la IA mantienen condiciones favorables para los activos de riesgo.
Aunque las valoraciones se sitúan cerca del extremo superior de sus rangos de 20 años, los sólidos fundamentales continúan respaldando las perspectivas.
En un entorno macro favorable, se espera que los tipos de interés a largo plazo permanezcan estables, mientras que es probable que la Fed reduzca aún más los tipos a corto. La persistente sobrevaloración del dólar se espera que se normalice de manera moderada en 2026, favoreciendo a los mercados globales.
Mientras tanto, el oro sigue siendo un activo de alta convicción; sin embargo, el potencial al alza para 2026 es más modesto que en 2025, con un precio objetivo de 4.600 dólares para finales de 2026.
En renta variable, se proyecta que los resultados corporativos globales se aceleren y se amplíen más allá del sector tecnológico en 2026, reforzando una trayectoria positiva. La IA sigue siendo el principal motor estructural del crecimiento de resultados y de los mercados, presentando tanto oportunidades como riesgos. Las inversiones relacionadas con IA ya están contribuyendo de manera significativa al PIB de EE. UU., con los gastos de capital de las grandes tecnológicas en aumento mientras buscan mantener su ventaja competitiva.
A pesar de las preocupaciones sobre posibles excesos, el ciclo actual muestra pocas evidencias de burbuja, ya que las valoraciones están ampliamente respaldadas por los resultados, marcando así una clara diferencia respecto a 1999–2001. El panorama general sigue siendo constructivo: es demasiado pronto para abandonar el tren de la IA.
La diversificación a través de temas de crecimiento estructural, como el aumento de la demanda de energía, ofrece a los inversores una estrategia atractiva para navegar este entorno de valoraciones elevadas. Aunque mantenemos una asignación significativa al sector tecnológico en nuestras carteras, somos conscientes de los crecientes riesgos de rotación sectorial al inicio del año.
En renta fija, hemos reducido la calificación de grado de inversión a 2/5 (desde 3/5), reflejando el actual entorno de diferenciales muy ajustados. Por el contrario, hemos mejorado la deuda de mercados emergentes a 4/5, junto con mejoras en deuda soberana de ME a 3/5 y deuda en moneda local de ME a 4/5, respaldadas por un contexto fundamental favorable, un dólar estadounidense más débil y niveles de rentabilidad absoluta atractivos.
Además, hemos reducido la convicción en préstamos senior a 3/5 debido a la disminución de perspectivas de rentabilidad, reasignando estas inversiones a bonos corporativos de alto rendimiento, que habíamos mejorado previamente a 4/5 en noviembre.








