sábado, 20 diciembre 2025

Jon Hernández, experto en inteligencia artificial: “No estamos mentalmente preparados como humanidad para la velocidad del cambio que viene”

Jon Hernández advierte que la inteligencia artificial avanza a un ritmo que supera nuestra capacidad de adaptación. El desafío no es tecnológico, sino humano: prepararse mentalmente para un cambio profundo que impacta trabajo, ciencia y sociedad.

La inteligencia artificial ya no es una promesa futura ni un concepto reservado a laboratorios tecnológicos. Se ha convertido en una fuerza cotidiana que redefine el trabajo, la educación y la forma en que las personas toman decisiones. Para el divulgador Jon Hernández, el verdadero problema no es técnico, sino humano: la velocidad del cambio supera ampliamente nuestra capacidad de adaptación mental.

En una conversación profunda y sin concesiones, Hernández plantea que la inteligencia artificial está entrando en una fase decisiva. Una etapa en la que sus beneficios conviven con riesgos sociales, económicos y éticos que aún no terminamos de comprender ni de gestionar como sociedad.

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Una revolución silenciosa que avanza más rápido que nosotros

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Hablar hoy de inteligencia artificial implica aceptar una realidad incómoda. Según distintos estudios internacionales, cientos de millones de personas ya la utilizan a diario, mientras que la mayoría de las empresas la integran en sus procesos internos. Para Hernández, este nivel de adopción convierte a la inteligencia artificial en una infraestructura básica, comparable con la electricidad o internet, más que en una simple herramienta tecnológica.

El impacto sobre el empleo es uno de los puntos más sensibles. La inteligencia artificial no elimina profesiones de un día para otro, pero sí reduce de forma drástica la cantidad de personas necesarias para realizarlas. Diseñadores gráficos, traductores, fotógrafos o actores de doblaje ya perciben cómo la inteligencia artificial asume tareas que antes requerían horas de trabajo humano. El resultado es un aumento histórico de la productividad, pero también una presión inédita sobre el mercado laboral.

Hernández recuerda que ninguna revolución tecnológica anterior fue indolora. Como ocurrió en la revolución industrial, los salarios pueden caer durante décadas antes de recuperarse. La diferencia es que, esta vez, la inteligencia artificial afecta a casi todos los sectores al mismo tiempo y a una velocidad nunca vista.

Inteligencia Artificial: Entre el progreso científico y los dilemas éticos del futuro

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Imagen: Pexels

Los avances en medicina y ciencia refuerzan el optimismo. Sistemas basados en inteligencia artificial ya superan a los especialistas humanos en la detección temprana de ciertos cánceres y permiten desarrollar fármacos en tiempos impensados hace apenas unos años. Para algunos líderes del sector, estos avances podrían llevar a curar la mayoría de las enfermedades en una década.

Sin embargo, el progreso técnico abre preguntas inquietantes. Hernández plantea que el día en que una inteligencia artificial rechace obedecer órdenes, la humanidad deberá decidir si la somete o si le reconoce algún tipo de derecho. No se trata de ciencia ficción, sino de anticipar escenarios plausibles en un contexto donde la inteligencia artificial aprende, interactúa y se integra en la vida cotidiana de forma cada vez más íntima.

El desafío central, insiste, no es frenar la tecnología, sino prepararse mental y socialmente para convivir con ella. Formarse, desarrollar pensamiento crítico y entender cómo colaborar con la inteligencia artificial será clave para no quedar relegados. Porque el cambio ya está en marcha y, como advierte Hernández, mirar hacia otro lado no hará que desaparezca.


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