Muchos piensan que la Navidad termina con la cena de Nochebuena, pero aquí saben que la fiesta real empieza cuando comienzan a volar los caramelos. Lo cierto es que, la ilusión se desborda en las calles, atrapando tanto a niños como a mayores en una atmósfera de nerviosismo y alegría compartida. No se trata solo de ver pasar unas carrozas decoradas con mimo, sino de participar activamente en una batalla campal de generosidad y destreza para llenar las bolsas hasta los topes.
Esta celebración histórica convierte el centro de la ciudad en un escenario vibrante donde la única preocupación es atrapar al vuelo el mayor número de dulces posible. Aunque el frío de enero apriete en la ciudad de la Alhambra, todo cambia cuando cae la noche, y el calor humano de miles de granadinos abarrotando las aceras hace olvidar las bajas temperaturas. Es un evento que va más allá de lo religioso o lo festivo; es una seña de identidad local que desafía a la modernidad con una costumbre tan sencilla como efectiva.
MÁS DE UN SIGLO DE HISTORIA ENDULZANDO LA CIUDAD
Granada presume con orgullo de organizar la cabalgata más longeva del país, un dato que añade un peso histórico a cada puñado de caramelos que se lanza desde las alturas. Resulta evidente que, una tradición que pasa de padres a hijos, se mantiene viva gracias al esfuerzo colectivo de asociaciones y ciudadanos que cuidan cada detalle con esmero. Desde principios del siglo XX, sus Majestades de Oriente han recorrido estas avenidas, evolucionando desde sencillos cortejos hasta el despliegue monumental que disfrutamos hoy en día.
La rivalidad sana con otras ciudades como Alcoy por el título de la más antigua no resta ni un ápice de mérito a la espectacular puesta en escena granadina. De hecho, el orgullo de una ciudad entera, se refleja en la cara de los abuelos que ahora llevan a sus nietos a los mismos rincones donde ellos esperaron a Melchor, Gaspar y Baltasar. Esta continuidad generacional es el verdadero motor de una fiesta que ha sabido adaptarse a los tiempos sin perder su esencia clásica y cercana.
UNA LLUVIA DE 16 TONELADAS DE AZÚCAR
Las cifras de este año son sencillamente mareantes, con una previsión de lanzamiento que alcanza las 16 toneladas de caramelos para el deleite de los asistentes. Sin duda alguna, una cifra que impresiona a los visitantes, especialmente a aquellos que vienen de fuera y no están acostumbrados a tal volumen de golosinas volando sobre sus cabezas. No estamos hablando de un reparto tímido o simbólico, sino de una auténtica descarga continua que cubre el asfalto de colores y obliga a estar alerta en todo momento.
Para transportar semejante cargamento de felicidad, el cortejo real estará compuesto por más de veinte carrozas temáticas que derrochan fantasía e imaginación. Es innegable que, un espectáculo visual sin precedentes, requiere de una logística impecable para que cada vehículo tenga suministros suficientes durante todo el trayecto. Además de los dulces, se repartirán pequeños juguetes y obsequios, convirtiendo el paso de la comitiva en una lotería constante donde todos tienen premio asegurado.
EL RECORRIDO MÁGICO DESDE GRAN CAPITÁN
La expectación se concentra en el punto de partida, en la calle Gran Capitán, donde los nervios están a flor de piel minutos antes de que empiece la lluvia de caramelos. Se sabe que, miles de personas esperan con ansia, guardando su sitio desde horas tempranas para no perderse el arranque de la comitiva real a las seis de la tarde. Desde ahí, el desfile avanza majestuoso por San Juan de Dios y la imponente Gran Vía, arterias principales que se transforman en ríos de gente entusiasmada.
El trayecto continúa hacia el corazón de la ciudad, pasando por Reyes Católicos y Puerta Real, puntos estratégicos donde la aglomeración y la diversión alcanzan su punto álgido. Por supuesto, el momento cumbre llega al final, cuando la cabalgata desemboca en la Plaza del Carmen y sus Majestades suben al balcón del Ayuntamiento para saludar. Es en este tramo final donde la intensidad se dispara y se lanzan los últimos cartuchos de dulzura antes de que los Reyes se retiren a preparar los regalos.
LA CURIOSA TÉCNICA DEL PARAGUAS INVERTIDO
Si ves a alguien con un paraguas abierto en una noche despejada en Granada, no pienses que está loco, solo es un experto cazador de caramelos. Y es que, una estrategia infalible para los expertos, consiste en usar este accesorio al revés para maximizar la superficie de recolección y protegerse de los impactos. Esta imagen tan característica de la cabalgata granadina sorprende a los turistas, que pronto entienden que aquí la picaresca se pone al servicio de la recolección de golosinas.
Aunque la diversión es la prioridad, la seguridad también juega un papel fundamental para evitar incidentes con las carrozas o avalanchas por un puñado de dulces. Afortunadamente, la seguridad es prioritaria en el evento, y tanto el vallado como la presencia policial garantizan que la fiesta transcurra sin sobresaltos mayores. Los asistentes saben que deben respetar las distancias, aunque la tentación de lanzarse a por ese bombón que ha caído cerca de la rueda sea muy fuerte.
HORARIOS Y CONSEJOS PARA NO PERDERSE NADA
La puntualidad es británica en este evento andaluz, con la salida programada rigurosamente para las 18:00 horas, momento en el que se desata la locura por los caramelos. Hay que tener en cuenta que, la puntualidad es clave para conseguir sitio, sobre todo en las zonas más cotizadas como la Gran Vía o la zona de Acera del Darro. Llegar con tiempo permite no solo ver bien a los Reyes, sino posicionarse estratégicamente para la recepción de los lanzamientos masivos desde las carrozas más altas.
Para cerrar la noche perfecta, nada mejor que disfrutar del tradicional roscón después de haber llenado los bolsillos con el botín conseguido en la batalla. Finalmente, la magia de esta noche es única, dejando un recuerdo imborrable en la memoria de los pequeños que se irán a la cama soñando con los regalos del día siguiente. Granada demuestra así que no hace falta ser la ciudad con más luces del mundo para ser la que más brilla en los ojos de los niños.











