María Patiño ha confirmado públicamente lo que muchos intuían sobre la salida de Kiko Matamoros de ‘No somos nadie’, una marcha que no terminó con la despedida del pasado viernes y que ha dejado un reguero de emociones, tensiones internas y reflexiones personales dentro del equipo. La presentadora reconoció desde el primer minuto que todo este proceso la ha situado “en una situación complicada”, un sentimiento que quiso compartir en directo para aclarar su postura. “Me apena muchísimo que no esté aquí”, expresó con visible sinceridad, dejando claro que, más allá de las diferencias, no celebra la partida de su compañero.
2El adiós de Kiko Matamoros
El resto del equipo coincidió en que la salida de Matamoros representa “una gran pérdida”, tanto para el programa como para la televisión en general. Destacaron su talento analítico, su cultura televisiva y su habilidad para dinamizar cualquier tertulia, características que han marcado su paso por ‘No somos nadie’. Aun así, dejaron claro que el programa debe seguir adelante y que el espíritu del formato no puede construirse desde el resentimiento. Patiño culminó su reflexión con una frase que resume el tono que desea mantener: “Todo lo que no sea ánimos de venganza o resentimiento, a mí me hace feliz”.
El pisito, como denominan cariñosamente al espacio del programa, asume una nueva etapa marcada por la ausencia de figuras históricas como Belén Esteban o el propio Matamoros, pero se mantiene firme en su intención de avanzar. A pesar del golpe emocional y del ruido mediático, el equipo sigue decidido a sostener un proyecto que, según Patiño, se construye cada día con esfuerzo, compañerismo y voluntad de adaptación. Una pieza clave se ha ido, pero la maquinaria continúa en marcha, incluso cuando los cimientos se tambalean y el plató nota el hueco que dejan quienes ya han hecho sus maletas.
La marcha de Matamoros también ha abierto un debate interno sobre los límites del formato y el desgaste emocional que supone trabajar en un espacio tan expuesto. Algunos miembros del equipo admiten que las tensiones acumuladas en las últimas semanas habían generado un clima difícil, aunque reconocen que nadie esperaba un desenlace tan brusco. En ese sentido, la salida del colaborador ha sido interpretada como un punto de inflexión que obliga a revisar dinámicas, roles y responsabilidades dentro del programa para evitar que situaciones similares se repitan.
