Kiko Hernández y Fran Antón han anunciado de manera emotiva su marcha de Melilla tras tres años de residencia, dejando atrás una etapa que ambos consideran llena de aprendizaje, experiencias inolvidables y vínculos personales que marcaron su vida.
2Kiko Hernández cierra una etapa
El cierre de esta etapa no ha sido sencillo para Kiko Hernández y Fran Antón. Su despedida se produce tras un año complicado, marcado por varias dificultades profesionales y personales. El final de su local en Melilla y los conflictos derivados de esa clausura llevaron a la pareja a realizar una huelga de hambre como forma de protesta, una medida extrema que refleja la intensidad con la que viven los acontecimientos y su lucha por sus derechos. Aunque abandonaron la huelga, Hernández denunció posteriormente una agresión sufrida por uno de sus empleados, lo que añade un matiz de tensión y complejidad al cierre de su vida en la ciudad.
La relación de Kiko Hernández y Fran Antón con Melilla ha estado marcada no solo por su vida profesional, sino también por la integración en la comunidad y la convivencia con sus habitantes. En sus palabras de despedida, Hernández recalca que la ciudad les permitió sentirse acogidos desde el primer momento. “Gracias a tu gente, por tu cercanía, tu generosidad y tu forma de acoger; por hacerme sentir parte de esta tierra desde el primer día”, escribió, reconociendo la importancia de la calidez de la comunidad en su experiencia diaria. Este tipo de mensajes subraya la dimensión humana de la relación de la pareja con Melilla, más allá de la visibilidad mediática.
Asimismo, Hernández reflexionó sobre las lecciones que les deja la ciudad, tanto a nivel personal como familiar. Aprender a convivir en un entorno multicultural y experimentar de cerca la vida en Melilla ha sido un aprendizaje que valoran profundamente. “Me llevo lecciones que no se olvidan y vivencias que me han marcado para siempre”, señaló, destacando que cada experiencia vivida, cada encuentro con vecinos y cada momento compartido con amigos y familia, ha dejado una huella imborrable en su vida. Estas palabras reflejan la conexión emocional que mantienen con Melilla y cómo la ciudad ha sido un escenario fundamental para su desarrollo personal y familiar.








