El final de 2025 se está convirtiendo en uno de los momentos más convulsos y delicados en la vida de Kiko Hernández, que ha pasado en cuestión de días de defender con firmeza su proyecto empresarial en Melilla a tomar una decisión drástica y sin precedentes tras vivir una situación límite. El colaborador televisivo, de 49 años, ha visto cómo el cierre administrativo de su local, ‘El Cielo de Melilla’, derivaba en una huelga de hambre, una agresión a su equipo y, finalmente, en un cambio total de rumbo que marca un antes y un después en su trayectoria personal y profesional.
1El problema de Kiko Hernández
El negocio, levantado con enorme ilusión junto a su marido, Fran Antón, llevaba semanas en el centro de la polémica después de que las autoridades ordenaran su cierre. Ante esta situación, ambos emitieron un comunicado público en el que aseguraban que el local “desarrolla su actividad con plena cobertura legal y administrativa”, defendiendo que cumplía con todos los requisitos exigidos. Lejos de quedarse en una queja pública, Kiko y Fran decidieron iniciar una huelga de hambre como forma de protesta, un gesto extremo con el que pretendían visibilizar lo que consideraban una injusticia.
Aunque este pasado fin de semana anunciaron que ponían fin a dicha huelga, los acontecimientos dieron un giro inesperado cuando se produjo una agresión contra uno de los empleados del local, un episodio que el propio Kiko relató con enorme indignación a través de sus redes sociales. Según explicó en sus historias de Instagram, un grupo de hombres habría atacado a varios trabajadores, apuntando incluso a que podrían haber sido enviados supuestamente por un partido político, un extremo que elevó aún más la gravedad del asunto y terminó de colmar su paciencia.
Visiblemente afectado, pero también contundente, Kiko Hernández decidió comunicar personalmente su postura y su futuro inmediato. A través de varios vídeos e imágenes, fue narrando cómo había vivido esos momentos y cómo esa agresión había cambiado por completo su percepción de la situación. Lejos de dar marcha atrás, el colaborador optó por cerrar definitivamente su etapa en Melilla y apostar por un nuevo comienzo lejos del conflicto.








