martes, 16 diciembre 2025

Santiago Bilinkis, emprendedor y tecnólogo: “La educación sigue funcionando como hace cien años en un mundo que cambió por completo”

Santiago Bilinkis advierte que la educación mantiene estructuras del siglo pasado mientras la inteligencia artificial redefine el aprendizaje. Aprobar ya no implica comprender y el sistema enfrenta el desafío de recuperar sentido, pensamiento y motivación.

Durante décadas, la educación fue presentada como el camino seguro hacia el progreso. Estudiar implicaba aprender, aprobar y avanzar. Sin embargo, la irrupción de la inteligencia artificial dejó al descubierto una grieta profunda en ese pacto histórico. Hoy, sacar un diez ya no garantiza haber entendido nada.

Santiago Bilinkis, emprendedor y tecnólogo, propone detenerse a pensar qué sentido tiene estudiar cuando las máquinas saben más, resuelven mejor y más rápido. Su mirada no apunta contra la tecnología, sino contra un sistema de educación que hace tiempo funciona en piloto automático.

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Cuando aprobar dejó de ser aprender

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La crisis de la educación no empezó con la inteligencia artificial, pero ella aceleró todos los problemas preexistentes. En universidades de prestigio, estudiantes lograron recibirse usando IA para rendir exámenes y presentar trabajos. El escándalo no fue el uso de la herramienta, sino la evidencia de que aprobar y aprender ya no iban de la mano.

Durante años, la educación se apoyó en motivaciones externas: notas, premios y castigos. Ese sistema funcionó mientras estudiar era el único camino posible para progresar. Hoy, con un futuro laboral incierto, ese incentivo perdió fuerza. La educación se transformó en una carrera de obstáculos donde el objetivo dejó de ser comprender.

Memorizar para olvidar después del examen se volvió una práctica aceptada. Padres, alumnos y docentes participan, muchas veces sin alternativas reales, de una educación que evalúa repetición en lugar de pensamiento. Copiar no es nuevo, pero la Inteligencia Artificial convirtió esa trampa en algo inmediato e invisible, profundizando la desconexión entre conocimiento y calificación.

Educación en alerta: El riesgo de dejar de pensar

Educación en alerta: El riesgo de dejar de pensar
Fuente: agencias

Santiago Bilinkis advierte que el mayor peligro no es tecnológico, sino cultural. Una educación que penaliza el error enseña a evitar la duda. Sin embargo, no hay innovación sin equivocación ni curiosidad sin preguntas. El ejemplo de Edison fracasa en el aula tradicional, donde cada intento fallido resta puntos.

Experimentos recientes muestran que el uso indiscriminado de IA reduce la actividad cerebral asociada a la creatividad. El problema no es usarla, sino hacerlo para esquivar el esfuerzo. En ese punto, la educación pierde su función central: entrenar la mente. Delegar todo el pensamiento implica aceptar un sedentarismo cognitivo que afecta tanto a estudiantes como a adultos.

Prohibir la tecnología en la educación tampoco es la solución, según mencionó Santiago. Saber usar IA será una habilidad clave, pero incorporarla sin cambiar métodos y objetivos termina de vaciar de sentido al aprendizaje. La diferencia está en el momento: primero pensar, luego apoyarse en la herramienta para mejorar.

La salida, según Bilinkis, no es simple ni rápida. Requiere repensar la educación desde la motivación interna, recuperar el deseo de entender y permitir el error como parte del proceso. Las pruebas estandarizadas muestran falencias graves, pero el verdadero fracaso es formar personas que aprueban sin criterio propio.

La educación no debería medirse por lo que se recuerda, sino por lo que despierta. En un mundo atravesado por pantallas y algoritmos, el desafío es lograr que aprender vuelva a ser una experiencia significativa. Porque la educación, más que llenar de datos, debería encender una llama que acompañe toda la vida.


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