Thomas Friedberger, director general adjunto y Co-CIO en Tikehau Capital habla en Merca2 sobre las cuatro tendencias que han definido el rumbo macroeconómico de 2025
El paso de un modelo económico centrado en la búsqueda del crecimiento ilimitado —favorecido por un entorno de tipos bajos, incluso negativos, en el que predominaba la eficiencia y optimización— a un modelo más local, centrado en la resiliencia, marca un antes y un después. Esta evolución abre camino tanto a transformaciones radicales en nuestra economía como en nuestro enfoque en materia de inversión.
Estamos fuertemente convencidos de que este cambio de paradigma ha dejado cuatro consecuencias decisivas yahora que el año 2025 llega a su fin, ponemos el foco en estos cuatro puntos clave: un mayor peso de los gobiernos en las economías, unas colosales necesidades de inversión en CapEx, una aceleración de la inteligencia artificial y, por último, un avance de la multipolaridad acompañado del crecimiento de la zona Indo-Pacífico.

El aumento del peso de los gobiernos en los asuntos económicos
Habíamos previsto para 2025 un aumento del peso de los Estados en las economías. Esta tendencia parece bien asentada y se presenta de manera estructural.
En un contexto marcado por la desglobalización y el aumento de las tensiones geopolíticas, las grandes potencias están reactivando sus políticas industriales y reforzando su soberanía económica. El Estado vuelve a ser un actor central, orientando las inversiones públicas hacia los sectores considerados estratégicos y que permiten reforzar su resiliencia y autonomía.
Xavier Musca como nuevo presidente del Consejo de Supervisión de Tikehau Capital
En este contexto, los países desarrollados se enfrentan ahora a una deuda pública que alcanza niveles sin precedentes, disparándose así su coste de financiación. En las economías avanzadas (OCDE), la ratio deuda/PIB es de media el 83%; 122,1% en Estados Unidos y 83,3% en la Unión Europea (Fuente: FMI, abril de 2024).
Mantenemos esta convicción y creemos que los tipos a largo plazo siguen siendo demasiado bajos, teniendo en cuenta las necesidades de emisión necesarias para financiar los déficits presupuestarios de forma sostenible.
Tendencias: la necesidad de inversiones masivas en CapEx
También mencionamos la necesidad de un enorme gasto de CapEx para financiar las 4D: descarbonización, defensa, desglobalización y digitalización.

El gasto en inversión de CapEx se ha acelerado en todo el mundo. Tan solo la transición energética requerirá de entre 3 y 5 billones de dólares al año de aquí a 2035, mientras los presupuestos militares siguen aumentando considerablemente, especialmente en Estados Unidos y Europa. De hecho, entre 2021 y 2024, el gasto total en defensa de los Estados miembros de la Unión Europea aumentó más de un 30%. En 2024, alcanzaron unos 326 billones de euros, lo que representa aproximadamente el 1,9 % del PIB de la UE, y se prevé que sigan aumentando en más de 100.000 millones de euros de aquí a 2027.
Al mismo tiempo, los gigantes tecnológicos están invirtiendo masivamente en inteligencia artificial, con más de 1,2 billones de dólares en inversiones estimadas entre 2024 y 2028, principalmente en IA y centros de datos, a pesar de las incertidumbres sobre la rentabilidad a corto plazo.
Por último, la desglobalización también tiene otro coste añadido, el de la construcción de resiliencia (costes relacionados con la relocalización del aparato productivo, costes de seguros, costes de financiación, costes de reservas estratégicas, etc.).
Sin embargo, este despliegue de capital no garantiza la creación de valor económico. El riesgo de sobreinversión, a menudo alimentado por la presión competitiva o la creciente intervención de los Estados, podría lastrar los rendimientos futuros.
En este contexto, los inversores deberán mostrar disciplina, dar prioridad a la calidad en la ejecución y seguir siendo selectivos, ya que esta nueva era de gasto masivo en CapEx podría aumentar la dispersión en rendimientos, tanto entre empresas como entre países. Esta tendencia se está acelerando y seguirá siendo un tema clave en los próximos años.
La aceleración de la inteligencia artificial
En 2024, la IA generativa despertó gran entusiasmo en el mercado financiero, alimentado por la convicción de que transformará profundamente las economías. Sin embargo, señalamos que, detrás de este optimismo, siguen existiendo varias zonas de sombra.
De hecho, los enormes costes de desarrollo, especialmente en los centros de datos que consumen demasiada energía y quedan rápidamente obsoletos, plantean dudas sobre la rentabilidad real a medio plazo.
Los acontecimientos recientes han confirmado nuestras dudas. La aparición de DeepSeek ilustra el riesgo de una mala asignación del capital en un contexto de rápida disrupción. Además, las cuestiones de soberanía pueden frenar el despliegue a gran escala de los gigantes de la IA.
Multipolaridad y el crecimiento de la región del Indo-Pacífico
A cierre de 2024, destacábamos que el desarrollo económico de la región indopacífica, con China como figura central, parecía ser uno de los motores clave del crecimiento mundial en las próximas décadas. Esta convicción se ha confirmado y sigue reforzándose.
Para 2100, Asia y África representarán por sí solas cerca de 9.000 millones de habitantes de los 10.000 millones previstos en todo el mundo, lo que situará al océano Índico en el punto de mira económico mundial (Fuente: Naciones Unidas, World Population Prospect 2024).
En este contexto, China está consolidando activamente su influencia regional al cuestionar la supremacía del dólar estadounidense, lo que hace poco probable cualquier intento de aislarla mediante una guerra comercial. Reforzamos esta convicción para los próximos años.








