A veces, lo que hoy nos pesa no empezó con nosotros, sino con nuestros ancestros. Las constelaciones familiares no son una moda ni un ritual simbólico sin fondo. Para Fer Broca, maestro espiritual y terapeuta con más de 25 años de experiencia, se trata de una herramienta profunda de reordenamiento del sistema familiar, orientada a sanar la historia heredada y permitir que la vida vuelva a fluir con mayor equilibrio, abundancia y prosperidad.
Según explica Broca, del mismo modo que heredamos rasgos físicos como el color de ojos o la estructura corporal, también recibimos una herencia invisible pero muy poderosa: patrones mentales, creencias inconscientes, emociones y formas de relacionarnos con el mundo. “Tenemos que imaginarnos que así como heredamos un color de ojos o un tono de piel, también heredamos patrones mentales muy importantes, creencias profundamente clavadas en el inconsciente, emociones y maneras fundamentales de entender la vida”, señala.
La herencia invisible que condiciona más de lo que creemos

Esta información no siempre juega a favor. Muchas personas sienten que, a pesar de haber trabajado en sí mismas, haber leído libros o haber pasado por distintas terapias, algo sigue sin encajar. Como si la vida avanzara con el freno de mano puesto. Para Fer Broca, en muchos de esos casos la raíz del bloqueo no está en la persona, sino en su sistema familiar.
Cuando la vida se repite: señales de un patrón familiar no resuelto

El terapeuta identifica tres señales claras de que un patrón no sanado sigue operando. La primera es la repetición: historias que se repiten generación tras generación, como divorcios constantes, viudez temprana, adicciones o quiebras económicas. La segunda es la vinculación inconsciente, cuando alguien no vive directamente el problema, pero se rodea una y otra vez de personas que sí lo encarnan. Y la tercera es la repetición de historias fuera del ámbito familiar: conflictos similares con distintas parejas, jefes o figuras de autoridad, como si la misma escena se representara con actores distintos.
Cuando estas dinámicas aparecen, Broca insiste en que no es casualidad. Algo en la historia personal —o heredada— pide ser mirado.
Sanar no es romper con la familia, es poner orden y honrar la historia

El propósito de una constelación familiar no es cortar lazos ni rechazar el pasado, sino ordenar la información heredada. Discernir qué partes de la historia sirven —valores, talentos, principios— y cuáles ya no tienen sentido seguir cargando. “Nosotros no podemos romper la historia familiar, tenemos que sanar y liberar la historia, que es totalmente diferente”, subraya.
Sanar implica honrar a los ancestros, comprender que hicieron lo que pudieron con las herramientas, la cultura y el nivel de conciencia que tenían. Para Fer Broca, este punto es esencial: “Los padres no son seres perfectos ni superhéroes. Son humanos, como tú y como yo”. Juzgarlos o colocarse por encima de ellos rompe el orden natural; reconocerlos devuelve equilibrio.
Encontrar el propio lugar: el verdadero efecto de una constelación familiar
Las constelaciones trabajan en un plano energético, no mágico. Broca explica que cada familia posee una mente colectiva o campo de información, similar al inconsciente colectivo descrito por Carl Jung. Durante una constelación, ese campo se activa y se expresa a través de representantes —personas comunes— que, sin interpretar ni actuar, comienzan a sentir emociones, impulsos o movimientos que revelan dinámicas ocultas del sistema.
Este trabajo también alcanza ámbitos como el dinero y la abundancia. La relación con el dinero, explica Broca, suele estar profundamente marcada por la herencia familiar. En muchas culturas, especialmente la hispana, el dinero se asocia a culpa o conflicto. Energéticamente, el dinero se vincula con la figura paterna y el logro material, mientras que la abundancia conecta más con la energía materna y la sensación de plenitud.









