Ha sido noticia durante estos días la incautación del buque petrolero Skipper en aguas venezolanas por parte de Estados Unidos. Una maniobra con la que el gobierno de Trump presiona aún más al régimen de Maduro para ahogarlo económicamente en su principal activo económico: el petróleo.
El tema de fondo es que en Venezuela aún hay empresas como Repsol, que carecen de licencia para exportar crudo, pero tienen infraestructuras en el país; dando pie a una situación de vulnerabilidad, donde la empresa no puede sacarle partido a esos activos, pero tampoco puede retirarse por las pérdidas económicas que le supondría.
Francisco Monagui es director del Programa de Energía para América Latina en el Centro de Estudios Energéticos del Instituto Baker de Políticas Públicas de la Universidad de Rice; y en una entrevista para Merca2 ha hecho una valoración de la situación por la que pasa Venezuela y cómo afecta esta retención a Repsol.
“Esto es un escalamiento notable de las sanciones a Venezuela, porque aunque la primera administración Trump sancionó a Venezuela, básicamente a la empresa estatal PDVSA, no permitiéndole exportar petróleo a los Estados Unidos. Después en 2020, hizo sanciones secundarias para que otras empresas en el mundo tampoco compraran crudo venezolano”, apunta el experto.
La situación de Repsol en Venezuela
En este sentido, Repsol era de las pocas empresas, sin contar con Chevron (la mayor petrolera estadounidense), que tenía permisos para poder exportar crudo venezolano. Una situación privilegiada, que finalizó a finales de marzo con la retirada de su licencia para operar en el país latinoamericano por parte de la OFAC (Oficina de Control de Activos Extranjeros), perteneciente al Departamento del Tesoro de los Estados Unidos. Repsol perdió esta licencia debido a que, el gobierno de los Estados Unidos quiere restringir aún más la capacidad de PDVSA de recibir ingresos de petróleo.
Monagui apunta a que la irrupción de este carguero es la primera vez que las sanciones americanas llegan a sobrepasar el plano financiero: “El 80% del petróleo venezolano es exportado a China, al mercado negro. Y esta es la primera vez que incautan un barco saliendo de Venezuela que va a ese mercado negro, aunque ellos dicen que el destino era Cuba”. Por lo que con esta maniobra, se desincentiva a las empresas a tomar el crudo venezonalo.

Repsol en este aspecto, se encuentra en una situación delicada, porque tiene una gran cantidad de activos invertidos en Venezuela, pero tampoco puede sacarles partido. La energética tiene una participación del 40% en la empresa mixta Petroquiriquire, pero debido a las sanciones su capacidad para operar su negocio de producción y exploración (upstream) se ve completamente suspendida en el país.
Esto se traduce en que PDVSA tiene que pagar a la petrolera por las ventas que realiza por su cuenta, pero esta última no puede aceptar ningún pago sin una licencia estadounidense, por lo que se genera una deuda que sigue aumentando sin una vía legal para cobrarla.
¿Qué puede hacer Repsol?
Además, Francisco Monagui recuerda que Repsol no opera solo petróleo en el país latinoamericano: “Hay que recordar que la operación más importante de Repsol en Venezuela no es una operación petrolera, sino es un proyecto de gas (Cardón IV) para el mercado interno y que PDVSA le adeuda un monto muy grande de dinero a Repsol y a Eni, que son los dos socios ahí, y no le ha dejado de pagar con estas sanciones.”
De hecho en los últimos datos que publicó la energética, apuntan a que en Venezuela tiene un patrimonio de 330 millones de euros, que perdería si se retirara del mercado. Por lo que en la práctica Venezuela se ha convertido en un lugar incómodo para la compañía.
Según el analista, la energética ha estado negociando con el Tesoro Americano con el objetivo de recuperar una licencia, pero debido a esta escalada reciente, es “muy improbable” que Repsol pueda retomar sus actividades con normalidad en el país.
En definitiva, aunque el incidente del Skipper no afecte directamente a Repsol, ya que no exportará petróleo sin una licencia emitida por la OFAC; si va repercutir en las posibilidades de que la empresa estatal venezolana de energía pague sus deudas respecto a las ventas de crudo que hace por su cuenta, ya que la deuda no para de subir.








