lunes, 15 diciembre 2025

Damia Bardera, profesor de secundaria: “La escuela no puede ser solo un espacio de socialización; tiene que enseñar”

Damia Bardera cuestiona el rumbo del sistema educativo y advierte que convertir la escuela en un mero espacio de socialización debilita el aprendizaje, erosiona la autoridad docente y amplía desigualdades al relegar el conocimiento.

En los últimos años, el debate educativo ha ganado presencia en la conversación pública. Familias, docentes y alumnos perciben que algo se ha desplazado en el corazón de la escuela. Ya no se discute solo cómo enseñar, sino qué sentido tiene hoy el aprendizaje y cuál es el verdadero papel del aula.

Damia Bardera, escritor, doctor en Filosofía y profesor de secundaria con más de una década de experiencia, se ha convertido en una de las voces más críticas del sistema educativo en España. Desde su mirada, la escuela atraviesa una crisis profunda que va mucho más allá de los resultados académicos.

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Cuando la escuela deja de enseñar

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Bardera rechaza una de las ideas más repetidas en el discurso oficial: que el nivel educativo no ha bajado, sino que simplemente ha cambiado. A su juicio, la escuela ha ido renunciando a su función principal, que es transmitir conocimientos sólidos. “Se habla mucho de habilidades, de iniciativa o de competencias, pero poco de comprensión lectora o de dominio del lenguaje”, sostiene.

En las aulas, explica, se observa una realidad difícil de ocultar. Alumnos que avanzan de curso sin saber interpretar un texto, jóvenes que llegan a secundaria sin manejar operaciones básicas y sistemas de evaluación que diluyen el esfuerzo. La escuela se convierte así en un espacio donde aprobar no siempre equivale a aprender, y donde las notas pierden sentido como indicador real.

Para Bardera, esta deriva tiene consecuencias sociales claras. Cuando la escuela se entiende solo como un lugar de socialización, el conocimiento queda relegado. Y eso afecta especialmente a quienes no cuentan con un entorno familiar que pueda suplir esas carencias. “El conocimiento es lo único que puede igualar oportunidades”, advierte.

Escuelas: Disciplina, autoridad y el desgaste del profesor

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Fuente: agencias

Otro de los ejes de su crítica apunta al deterioro del rol docente. Bardera describe la escuela actual como un espacio donde el profesor ha perdido autoridad y se le exige cumplir funciones para las que no fue formado. “Nos quieren convertir en animadores culturales”, resume, aludiendo a una sobrecarga emocional y burocrática que poco tiene que ver con enseñar.

La inclusión, plantea, se ha convertido en una palabra incuestionable, pero mal aplicada. En la práctica, la escuela reúne alumnos con necesidades muy diversas sin los recursos suficientes, lo que genera frustración tanto en docentes como en estudiantes. El resultado es un aula difícil de gestionar, donde el orden y el silencio se interpretan como autoritarismo y no como condiciones básicas para aprender.

Damia Bardera también cuestiona la eliminación sistemática de los deberes y la ausencia de consecuencias claras. A su entender, la escuela transmite un mensaje peligroso: que el esfuerzo no es necesario y que el error no tiene coste. Sin normas ni límites, explica, el liderazgo lo asumen los alumnos más conflictivos y el bullying encuentra terreno fértil.

Lejos de una nostalgia acrítica, su diagnóstico busca abrir un debate incómodo pero necesario. Para el profesor, recuperar la centralidad del conocimiento, la disciplina y la exigencia no es un retroceso, sino una condición indispensable para que la escuela vuelva a cumplir su función social.


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