Alba Carrillo ha querido cerrar el año compartiendo uno de los episodios más duros de su vida reciente, un problema de salud que la dejó completamente descolocada y que marcó su 2025 de una manera que todavía recuerda con angustia. La modelo, de 39 años, ha revelado que sufrió una sordera súbita provocada por el estrés, una dolencia inesperada que la obligó a frenar en seco y que llegó en un momento en el que, según reconoce, creía tener todo bajo control. La historia, que vuelve a cobrar fuerza tras su entrevista con Lecturas, muestra la fragilidad que a veces esconden incluso los perfiles más expuestos mediáticamente.
2Alba Carrillo ha roto su silencio
Su experiencia con la sordera súbita no solo marcó su salud, sino también su perspectiva sobre la presión mediática y el ritmo acelerado que suele acompañar su vida profesional. A lo largo del año, la televisiva ha vivido momentos intensos, polémicas mediáticas y proyectos laborales que, vistos en retrospectiva, pudieron contribuir a ese estrés acumulado. La dolencia actuó como una llamada de atención y como un recordatorio de que incluso las personas más acostumbradas a la exigencia pública pueden quebrarse cuando el cuerpo decide parar por la fuerza.
Alba, además de modelo, presentadora y colaboradora habitual en distintos formatos, también ha experimentado tensiones mediáticas con otros rostros conocidos, como Alessandro Lequio, con quien ha protagonizado duras confrontaciones. En uno de los puntos más tensos de este año, llegó a afirmar que él “ha hecho daño a muchas mujeres” y que la acusó de cuestiones tan graves como la prostitución, declaraciones que incrementaron el clima de presión sobre ella. Aunque este conflicto no guarda relación directa con su problema auditivo, sí refleja el entorno cargado y hostil que en ocasiones rodea la vida pública de Carrillo, un entorno que sin duda no ayuda a mantener la estabilidad emocional.
En el balance emocional del año, la modelo asegura que la enfermedad fue, sin ningún tipo de dudas, el episodio más difícil que ha vivido. La mezcla de miedo, confusión, dolor físico y presión mediática creó un cóctel que la dejó muy tocada. Aun así, también reconoce que el proceso de recuperación la fortaleció de una manera inesperada. Empezó a mejorar después de un mes, un avance que recibió casi como un milagro, y poco a poco fue recuperando la audición perdida. La mejoría no solo le devolvió la tranquilidad, sino que también le permitió replantearse su forma de cuidar su salud mental, un aspecto que admite haber descuidado durante demasiado tiempo.








