sábado, 13 diciembre 2025

El error de salud más común: buscar la pastilla rápida en lugar del hábito que realmente te sana

- Una mirada profunda a cómo la medicina funcional propone recuperar la salud empezando por los hábitos.

A veces buscamos una pastilla cuando lo que realmente necesitamos es un cambio de vida.
En un momento en el que todos hablamos de “vivir mejor” pero casi siempre mirando solo lo urgente, el Dr. Germont Roy propone frenar un segundo y mirar más profundo. Su enfoque, el de la medicina funcional, no pretende pelearse con la medicina tradicional —que salva vidas todos los días—, sino ampliar la mirada. Mientras una receta clásica te da algo para calmar el síntoma, la pregunta funcional es otra: ¿qué está pasando detrás de eso que duele?

Él lo explica con un ejemplo cotidiano:
“Si alguien llega con dolor de cabeza, la medicina clínica da un analgésico. La funcional pregunta: ¿por qué duele?”
Y de pronto, se abre un mundo de posibilidades: falta de nutrientes, emociones acumuladas, estrés mal procesado o una alimentación que no acompaña. Ese giro —de apagar incendios a buscar el origen del fuego— es, para Roy, la esencia de su trabajo.

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De médico a coach… porque sanar implica aprender a vivir distinto

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Los hábitos son el verdadero motor del cambio profundo. Fuente: Canva

Germont Roy defiende una idea que puede incomodar, pero también libera: el cuerpo ya sabe sanarse; solo necesita que le quitemos los obstáculos. Por eso suele decir que hace menos de “doctor” y más de “coach funcional”. Su papel no es dictar, sino acompañar; no imponer, sino explicar; no prometer magia, sino enseñar hábitos que duren más que un tratamiento.

Y lo resume con una frase que deja pensando:
“No sirve llegar a los 90 si llegamos mal. La meta es llegar bien”.

La paradoja de los suplementos: donde más se compran, menos falta hacen

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La suplementación solo funciona cuando la base es sólida. Fuente: Canva

Aquí aparece uno de los debates más intensos del mundo del bienestar: los suplementos. Carlos Trejo lo llama “la paradoja de la suplementación”: los países que más los consumen son, curiosamente, los que mejor comen. Y las regiones con más carencias alimentarias apenas forman parte del mercado.

Germont Roy no lo niega. Para él, los suplementos son útiles —a veces incluso necesarios— porque vivimos en un mundo industrializado, sedentario, acelerado. Pero advierte algo esencial:
“El suplemento es la cereza del pastel, no el pastel”.

Sin buenos hábitos, ninguna cápsula hace milagros.

Los dos suplementos que casi todo el mundo necesita hoy

Roy identifica dos déficits prácticamente universales:

1. Magnesio.
El agua purificada que consumimos ya no trae los minerales que antes ofrecía el agua de manantial. Esto genera una carencia silenciosa que afecta al sueño, al estrés, al rendimiento diario. Y ojo: el óxido de magnesio (y el de aluminio) apenas se absorbe.

2. Vitamina C (Ácido Ascórbico).
Somos el único mamífero que no la fabrica. Es vital para la inmunidad y para sostener la estructura del colágeno, desde las arterias hasta la piel. Roy es directo: 1 gramo no basta, sobre todo si estamos enfermos.

Otros apoyos: cuándo sí, cuándo no

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La suplementación solo funciona cuando la base es sólida. Fuente: Canva

• Proteína.
Clave absoluta para envejecer bien. Sin músculo, la autonomía se pierde. Mucha gente —también jóvenes— no llega a la ingesta mínima.

• Creatina.
Segura, estudiada y útil más allá del deporte. Mejora energía, cognición y recuperación. El aumento de creatinina es normal, no peligroso. Eso sí: si haces ayuno por autofagia, la creatina rompe ese proceso.

• Adaptógenos.
Hongos y raíces que equilibran energía y ansiedad sin esa sensación brusca que dejan algunos fármacos o la cafeína. No son “moda”, llevan siglos. Pero cuando una persona domina sus hábitos, a veces ya no los necesita.

La OMS y la salud real: no basta con “no estar enfermo”

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La OMS define la salud como bienestar físico, mental y social. La medicina funcional adopta esta definición de forma literal. Porque una persona puede tener análisis perfectos… y aun así sentirse fatal. ¿Por qué? Ahí entra un concepto clave: la hormesis, esas pequeñas dosis de estrés (ejercicio, frío, ayuno, incluso exponerse emocionalmente) que enseñan al cuerpo a hacerse fuerte.


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