La trayectoria laboral de Laura Benítez (34) podría ser la de miles de trabajadores en España que, pese a tener experiencia y formación, llevan meses atrapados en un bucle constante: enviar currículums, hacer entrevistas de trabajo y, aun así, no recibir una oportunidad real. Su caso refleja una tendencia que se repite en sectores como el diseño, la comunicación o el marketing, donde la competencia es alta y la estabilidad, escasa.
Después de trabajar casi una década en estudios de diseño, Laura fue despedida por un reajuste interno. Desde entonces ha tratado de reincorporarse al mercado laboral, pero asegura que la sensación es la misma semana tras semana: procesos eternos, entrevistas de trabajo que parecen prometedoras y ausencia total de respuesta final. “Te dicen que quieren a alguien creativo, flexible y con experiencia… y luego no vuelves a saber nada”, explica resignada.
Su historia ilustra el tipo de precariedad silenciosa que sufren muchas personas en el mercado laboral español, donde la temporalidad ha disminuido en términos generales, pero donde aún se detecta una enorme rotación y pocos procesos transparentes.
El día a día de un desempleado cualificado que busca estabilidad
Laura dedica cada mañana a revisar portales de empleo, adaptar su portfolio y ajustar sus cartas de presentación. Asegura que el volumen de ofertas no es el problema: “Hay muchas, pero todas piden cosas distintas. O encajas a la perfección, o lo descartan sin darte opción”. Y además, las entrevistas de trabajo son otro escalón aparte.
Además, en algunos procesos ha encontrado requisitos que considera exagerados: manejo avanzado de múltiples programas, disponibilidad inmediata, salario por debajo del convenio o puestos que exigen experiencia senior pero ofrecen condiciones de becario. “Te acostumbras a leer ofertas que parecen escritas para tres personas diferentes”, resume.
A esto se suma el desgaste emocional. Tras meses sin un empleo estable, Laura reconoce que la peor parte no es la falta de oportunidades, sino la incertidumbre permanente. “Si al menos te dieran una respuesta negativa, podrías pasar página. Pero el silencio es agotador”.
¿Por qué tantos profesionales encadenan entrevistas de trabajo sin resultados?
Especialistas en empleo coinciden en que una de las mayores dificultades no es encontrar candidatos, sino gestionar procesos de selección saturados. En sectores creativos, las empresas reciben cientos de solicitudes y muchas terminan sin cerrar el proceso de forma correcta, dejando a los aspirantes sin una respuesta. Y sin ni siquiera entrevistas de trabajo.
Además, muchas compañías abren procesos preventivos por si necesitan contratar a futuro, pero no siempre concretan la incorporación. El resultado: profesionales como Laura pasan por entrevistas de trabajo exhaustivas que no llevan a ninguna contratación. A esto se añade la fuerte competencia entre perfiles muy preparados, lo que provoca que incluso candidatos con experiencia sólida queden fuera.

Otro problema habitual es la falta de transparencia salarial. Muchos candidatos llegan hasta fases finales para descubrir que la oferta económica no permite vivir con estabilidad, especialmente en grandes ciudades. Esto genera frustración y obliga a reiniciar constantemente la búsqueda.
Una situación que se repite en miles de hogares en España
La historia de Laura no es excepcional. Con ella se identifican trabajadores de entre 25 y 45 años que encadenan empleos temporales, contratos por obra o periodos de inactividad prolongada. Eso sí, muchas entrevistas de trabajo frustradas. Son perfiles formados, con especialización, pero atrapados en un mercado laboral muy competitivo y con procesos de selección cada vez más exigentes.
Para Laura, la clave está en resistir y seguir adelante. Ha empezado a plantearse la formación en nuevas herramientas digitales y no descarta emprender algún proyecto propio si la situación se alarga. “Lo peor es no tener un horizonte claro, pero sigo pensando que llegará”, concluye.









