Emma García se ha pronunciado en voz alta aquello que muchos espectadores ya estaban pensando sobre la polémica decisión de RTVE de abandonar Eurovisión 2026 debido a la participación de Israel. La presentadora no solo ha moderado la mesa con la habitual serenidad, sino que ha dejado una reflexión rotunda y cargada de sentido común: “Mientras suena esa canción, ¿suenan las bombas?”, una frase que ha marcado el punto culminante de un debate intenso y emotivo.
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No todos, sin embargo, compartían la misma visión. El productor Alejandro Abad, representante de España en 1994, mostró un desacuerdo firme y argumentado. A su juicio, la retirada del concurso apagaba la música cuando precisamente la cultura podría servir como puente para transmitir mensajes de paz. “No yendo estamos apagando la música”, dijo, proponiendo una alternativa basada en la comunicación y el arte como herramientas para la reconciliación. Sus palabras introdujeron un contraste interesante frente al resto de la mesa, recordando que la polémica sobre Eurovisión no solo es geopolítica, sino también cultural y simbólica.
Fue entonces cuando Emma García decidió aportar su propia reflexión, y lo hizo con la claridad y la contundencia que la caracterizan. La presentadora expresó lo que muchos espectadores habían sentido al ver el festival sin poder desligarlo de la realidad del conflicto. “Yo no puedo estar viendo Eurovisión y no pensar en la guerra”, afirmó, subrayando que la música y la violencia no pueden coexistir de forma neutral cuando la realidad golpea con tanta fuerza. La frase resonó con intensidad en el plató y en la audiencia, sintetizando la esencia de un debate que llevaba días circulando en la conversación pública.








