miércoles, 10 diciembre 2025

La cara B del adelgazamiento rápido: ¿por qué perder músculo es el mayor riesgo oculto?

- El consumo de suplementos alimenticios crece sin control mientras los expertos alertan de sus riesgos reales.

El adelgazamiento rápido puede esconder riesgos que no siempre se ven a simple vista. El mercado de los suplementos alimenticios no deja de crecer en España. Basta con acercarse a cualquier tienda o abrir redes sociales para encontrarse con productos que prometen más energía, mejor digestión, memoria afilada o la solución a déficits que, a veces, ni sabemos si tenemos. Sin embargo, detrás de ese brillo publicitario hay un detalle inquietante: cada vez más gente los consume sin que un médico haya evaluado antes si realmente los necesita. El endocrino Esteban Jódar lo ve cada semana en consulta. “Me llegan personas que toman hasta 15 suplementos al día”, comenta sorprendido. Y lo peor: suelen venir recomendados por un entrenador, un vecino o un influencer de turno. No por un análisis clínico.

Solo unos pocos suplementos cuentan con evidencia real

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El consumo de suplementos alimenticios crece sin un control real. Fuente:Canva

Jódar lo explica con calma, pero con claridad. La evidencia científica solo respalda un puñado de suplementos y, además, en situaciones muy específicas. La salud, insiste, sigue apoyándose en una base fundamental: comer bien. Un suplemento, por muy atractivo que parezca, es un complemento, no una muleta para sostener una mala alimentación.

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Las guías internacionales lo dicen sin rodeos: cuando existe un déficit nutricional, la mejor vía para corregirlo es la alimentación. Ahora bien, hay excepciones que sí están consensuadas y recomendadas:

Vitamina B12 para personas veganas.
Ácido fólico e yodo en el embarazo (clave para prevenir defectos como la espina bífida).
Vitamina D en personas mayores o institucionalizadas.

A esto se suman casos concretos donde la evidencia es sólida, como la creatina —muy útil para deportistas que buscan aumentar masa muscular— o los suplementos proteicos en personas mayores con fragilidad o sarcopenia. Nada más. Y nada menos.

Una regulación demasiado laxa y efectos secundarios que se pasan por alto

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Solo un puñado de suplementos cuenta con evidencia científica sólida. Fuente:Canva

A diferencia de los medicamentos, los suplementos navegan en aguas reguladoras mucho más permisivas. ¿Qué implica esto? Que no siempre son tan estables en su composición como parece y que su eficacia puede variar sin previo aviso. Incluso pueden provocar efectos secundarios. Las proteínas en polvo, por ejemplo —sobre todo las que llevan polialcoholes para dar sabor—, pueden causar diarrea, gases o un desagrado intestinal que nadie te menciona cuando te las venden como “imprescindibles”.

Tratamientos eficaces, pero no milagrosos

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Muchos productos pueden causar efectos secundarios poco conocidos. Fuente:Canva

El Dr. Jódar insiste en algo que quizá no gusta escuchar, pero que es esencial: estos tratamientos son a largo plazo. Si el paciente abandona la medicación sin haber cambiado sus hábitos, el peso perdido vuelve, y vuelve rápido. Y suele hacerlo en forma de grasa, no de músculo.

Por eso, recomienda unir la medicación con una buena educación nutricional, actividad física regular y, sobre todo, entrenamiento de fuerza. Con 30 minutos, tres días no consecutivos a la semana, ya se marcan diferencias. También es fundamental garantizar una ingesta adecuada de proteínas para proteger la masa muscular. La famosa “cara Ozempic”, explica, se relaciona más con la pérdida global de peso que con el fármaco en sí.

Constancia, estilo de vida y expectativas realistas

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Su mensaje final es casi una brújula moral para cualquiera que haya decidido cuidar su salud:

“Sin rutinas sostenibles, todas las dietas fracasan.”

La ecuación, por muy repetida que suene, sigue siendo la única fiable: buena alimentación —mejor si es mediterránea—, movimiento diario, paciencia y constancia. Los suplementos y los fármacos pueden ayudar, sí, pero solo funcionan cuando se integran en un estilo de vida saludable. Porque al final, la salud no se construye en un día… pero sí se cuida cada día.


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