Los primeros pasos hacia una buena salud financiera comienzan con decisiones sencillas, pero determinantes. Andrea Redondo insiste en que el orden económico de cualquier persona se construye desde el ahorro y desde una comprensión realista de cómo funciona el dinero cuando está quieto. En un contexto cambiante, donde los tipos de interés se ajustan con rapidez, mantener la liquidez adecuada se vuelve una herramienta imprescindible.
Hoy, con la tecnología como aliada, gestionar el ahorro ya no es un ejercicio complejo ni tedioso. Redondo recuerda que hace algunos años el control del gasto dependía de calculadoras enormes y de revisar extractos en papel. En la actualidad, las apps permiten entender en segundos hacia dónde se va cada euro, lo que facilita crear hábitos financieros estables y sostenibles.
Liquidez con sentido: cuándo conviene una cuenta remunerada y cuándo un depósito
Redondo explica que el colchón financiero, ese resguardo pensado para imprevistos, no debe permanecer inmóvil. Las cuentas remuneradas son una opción cómoda, ajustada a los movimientos del Banco Central Europeo. El rendimiento puede variar, pero mantienen un acceso inmediato que aporta tranquilidad. Los depósitos a plazo ofrecen un pequeño extra, aunque exigen comprometer el dinero durante un periodo breve. Su propuesta es dividir ese capital para equilibrar liquidez y rentabilidad, entendiendo siempre que la inflación reducirá parte del poder adquisitivo. Aun así, afirma, el ahorro tiene una función similar a la de un paraguas: quizá implique un coste, pero resulta indispensable el día que llueva.
Además, destaca que no todo pasa por recortar gastos. La ecuación financiera no se define solo por el desagüe, sino también por el caudal. Incrementar los ingresos permite vivir con menos restricciones y construir un ahorro que avance con mayor rapidez. Para ello, recomienda revisar comisiones innecesarias, renegociar seguros y detectar fugas ocultas que, con el tiempo, deterioran cualquier presupuesto.
Ingresos pasivos, diversificación y la estructura de un ahorro sólido

La experta distingue dos grandes caminos al invertir: la acumulación y la generación de ingresos. Quien busca acumular capital lo deja crecer a largo plazo y reinvierte las ganancias. En cambio, quien apuesta por ingresos pasivos se apoya en activos como alquileres o dividendos. Ambos modelos pueden convivir y aportar equilibrio. Redondo recuerda el caso de una empresa que mantuvo en cartera durante dos años: obtuvo dividendos estables y una revalorización significativa.
Al momento de definir cuánto ahorrar, sugiere un 10% como referencia flexible. No es una regla rígida: dependerá del nivel de ingresos, de la etapa de vida y de la capacidad de adaptación de cada persona. Lo importante es instaurar un sistema constante que permita avanzar mes a mes y acercarse con firmeza a la inversión, una fase que considera la más estimulante del camino financiero.
La especialista organiza su patrimonio en seis pilares: bolsa, inmobiliario, criptomonedas, negocios, materias primas e inversiones alternativas. Mantiene alrededor del 10% en liquidez para aprovechar oportunidades rápidas o cubrir necesidades urgentes. Ese esquema le permite actuar con agilidad en ciclos de turbulencia y aprovechar caídas abruptas del mercado, siempre con una visión de largo plazo.









