El teléfono móvil está en el centro de esta nueva oleada de fraudes, porque sigue siendo el canal favorito de muchos delincuentes para generar confianza y romper tus defensas en pocos segundos. Aunque ahora se hable mucho de SMS o correos, la llamada de voz aporta cercanía, simula urgencia y hace que respondas por reflejo, casi sin filtrar la información. Entender cómo funciona esta trampa es clave para cortar la conversación a tiempo y no regalar tu voz a quien no deberías.
En los últimos años, distintas fuerzas de seguridad y organismos de ciberseguridad han alertado del llamado “fraude del sí”, que se apoya precisamente en esa primera respuesta afirmativa al otro lado del teléfono. Esta trampa no es ciencia ficción, porque ya se han documentado casos en los que la voz de la víctima se ha empleado para intentar abrir cuentas, activar servicios o autorizar operaciones que nunca quiso hacer. Ante esa realidad, conviene asumir que ninguna llamada comercial o bancaria está libre de riesgo.
QUÉ HAY DE CIERTO EN EL “SI” GRABADO
Detrás del mensaje viral de “si dices sí te vacían la cuenta” hay una parte exagerada y otra muy real que no conviene ignorar. No basta solo con un monosílabo para que un banco serio vacíe tu saldo, porque existen controles, protocolos y verificación adicional en la mayoría de entidades. Sin embargo, la grabación de tu voz puede usarse de forma maliciosa para intentar contratar productos, modificar datos o reforzar suplantaciones que se apoyan en otros datos personales robados.
Además, los delincuentes ya no dependen solo de una llamada en directo, ya que pueden reutilizar tu voz en otros contextos o mezclarla con técnicas de suplantación más avanzadas. Por eso, minimizar el riesgo pasa por desconfiar de cualquier petición inesperada de confirmación verbal, sobre todo si te presionan para responder deprisa o te piden repetir varias veces el “sí” al teléfono. Al cortar la llamada o pedir otro canal más seguro, cierras la puerta a que esa grabación circule sin tu control.
POR QUÉ EL TELÉFONO SIGUE SIENDO EL CANAL FAVORITO
El teléfono mantiene una fuerza especial porque mezcla inmediatez, cercanía y un cierto aire de credibilidad que muchos usuarios siguen asociando a las llamadas de “su banco” o de “la compañía de luz”. Un delincuente que domina el tono de voz y conoce algunos detalles tuyos puede sonar tan convincente como un empleado real, sobre todo si la conversación pilla al usuario distraído o con prisa. Ahí, el “sí” llega casi por costumbre, sin pasar por un filtro crítico mínimo.
Otro motivo por el que el teléfono sigue reinando en estas estafas es que resulta barato, escalable y permite adaptar el discurso en tiempo real a las respuestas de la víctima. Mientras que un mensaje escrito deja más rastro y tiempo para pensar, una conversación de voz genera una sensación de urgencia que juega en contra del sentido común. Esa combinación de presión, inmediatez y aparente formalidad es justo la que hace tan peligrosa la cesión de tu voz en contextos dudosos.
ASÍ FUNCIONA LA TÉCNICA DE GRABACIÓN
En muchos casos, el engaño arranca con un guion muy medido en el que se simula una encuesta, una verificación de datos o un aviso urgente de seguridad relacionado con tu cuenta bancaria. Tras una introducción amable, llega la pregunta clave, formulada de manera que lo más natural sea que respondas “sí” sin darte cuenta de que esa es, precisamente, la pieza que buscan para registrar con claridad. El resto de la llamada puede ser breve, porque el objetivo principal ya se ha cumplido.
Luego, esa grabación puede fragmentarse y reutilizarse en otras llamadas, reproducirse ante sistemas de verificación por voz o mezclarse con datos filtrados en brechas de seguridad para construir una identidad falsa muy convincente. Aunque no siempre logran su propósito, cada intento multiplica el riesgo de que una entidad menos rigurosa acepte esa prueba y permita cambios o contrataciones no deseadas. Por eso, frenar la técnica pasa por no regalar ese “sí” en llamadas que no has solicitado tú.
CÓMO PUEDE USARSE COMO CONSENTIMIENTO
En el ámbito legal y bancario, la voz se considera un dato personal y, en ciertos contextos, una forma válida de prestar consentimiento, siempre que se cumplan requisitos de transparencia e identificación. Muchas entidades graban las llamadas cuando se contratan productos o se autorizan operaciones, y esa grabación puede incorporarse como prueba si hay un conflicto posterior sobre lo que se aceptó. Esa lógica, diseñada para proteger al cliente, es la misma que los estafadores intentan retorcer.
Cuando los delincuentes logran una grabación limpia de tu “sí”, intentan presentarla como parte de un supuesto consentimiento en conversaciones posteriores, aunque la llamada original fuera una simple excusa. Si además han reunido otros datos personales, la combinación puede resultar mucho más creíble ante quien recibe la llamada. Por eso, ante cualquier duda, conviene exigir canales oficiales y evitar confirmar nada de importancia por teléfono con interlocutores que no has contactado tú primero.
POR QUÉ SE HABLA DE UN CRECIMIENTO EN 2026
Las estafas que explotan la voz y el teléfono han crecido a medida que se extiende el uso de autenticaciones biométricas y sistemas automáticos de verificación, y las previsiones apuntan a que seguirán aumentando en los próximos años. No existe, eso sí, una estadística pública exacta que fije un 22% concreto para 2026, por lo que debe entenderse como una estimación orientativa sobre la tendencia al alza. Lo importante es la dirección del fenómeno, más que la cifra precisa.
A este crecimiento contribuyen varios factores que se retroalimentan: la facilidad para automatizar llamadas masivas, la caída de costes tecnológicos y la aparición de herramientas de clonación de voz cada vez más accesibles. Todo indica que, si los usuarios no adoptan hábitos más prudentes, el volumen de intentos de fraude vinculados a grabaciones de voz seguirá escalando. De ahí la importancia de formar a los clientes y endurecer los protocolos de validación por teléfono.
CLAVES PRÁCTICAS PARA PROTEGER TU CUENTA
Para protegerte, la primera medida es desconfiar de cualquier llamada inesperada que te pida confirmar datos sensibles, aunque el número parezca oficial o el interlocutor suene muy profesional por teléfono. Ante peticiones de “responder sí para continuar” o de repetir varias veces ese monosílabo, lo más prudente es negarse, colgar y contactar después con tu banco o proveedor usando canales que ya conoces. De este modo evitas que tu voz quede capturada en condiciones dudosas.
También conviene revisar con frecuencia los movimientos de tus cuentas y activar alertas de operaciones para detectar cuanto antes cualquier cargo sospechoso que pueda derivarse de una suplantación. Si crees que has caído en una trampa de este tipo, resulta esencial avisar de inmediato a tu entidad y dejar constancia por escrito para cortar posibles usos posteriores de esa grabación. Y, en caso de duda, siempre es mejor posponer una decisión importante antes que dar un “sí” apresurado por teléfono.










