La revelación de Jorge Javier Vázquez en su última visita al plató de ¡De Viernes! ha sacudido por completo la rutina de Telecinco y ha dejado a la audiencia sin palabras. Su presencia, anunciada días antes como una conversación cargada de honestidad, superó cualquier expectativa al transformarse en un relato íntimo y descarnado sobre su paso por el quirófano y el complicado proceso que vivió después. La reaparición del presentador, que ya en septiembre se convirtió en tendencia por su sorprendente cambio físico durante el estreno de Gran Hermano, encontró ahora su explicación más cruda y detallada, marcada por un cúmulo de inseguridades, decisiones médicas y un postoperatorio que él mismo describió como una auténtica pesadilla.
2Las operaciones de Jorge Javier Vázquez
La primera operación se realizó el 29 de julio y duró seis horas. Incluyó una intervención en los ojos, un lifting de la zona externa de la ceja y un ‘lip lift’ destinado a elevar el labio superior. “Me corté un poco de piel debajo del labio”, explicó, recalcando que, aunque pudiera parecerlo, no se había puesto labios, sino que se trataba de una corrección ligada al envejecimiento natural. La precisión con la que detalló cada procedimiento reflejaba un claro deseo de desmentir especulaciones y de ofrecer una versión realista sobre un proceso que, como él mismo subrayó, no es tan sencillo ni tan inmediato como puede parecer desde fuera.
La segunda intervención, la más compleja, se centró en el cuello y la mandíbula. Fue una operación de diez horas en la que se trabajó en la musculatura para lograr un resultado más firme. Jorge Javier quiso dejar claro que no se trataba de una “masculinización”, como se había insinuado en redes, sino de una reconstrucción destinada a recuperar la estructura facial que había perdido con los años. “Es un rejuvenecimiento”, afirmó, mostrando su incomodidad ante interpretaciones ajenas que, según confesó, le habían resultado hirientes.
Sin embargo, lo más difícil estaba por llegar. Su historial médico jugó un papel determinante en las complicaciones posteriores. Desde el ictus que sufrió en 2019, el presentador toma una medicación diaria que favorece el sangrado, un factor que complicó absolutamente todo el proceso. La primera noche tras la operación fue crítica: “La tensión me subió muchísimo y no podían bajarla”, recordó, describiendo un dolor que lo dejó completamente desbordado. Su testimonio reveló un sufrimiento silencioso que había mantenido en privado hasta ahora, quizás para proteger su carrera o para evitar preocupaciones en su entorno.
Los problemas se intensificaron una vez que regresó a casa. Durante las horas posteriores al alta médica, notó que su cara se llenaba de líquido hasta un punto alarmante. “Pensé que iba a estallar”, relató con crudeza, recordando que tuvo que regresar al hospital para ser intervenido de urgencia y drenar el exceso. La acumulación de tensión arterial le provocó una inflamación tan severa que llegó a desfigurarle el rostro: no podía cerrar un ojo y se vio envuelto en un derrame que él mismo definió como “terrible”. La imagen que describió contrastaba radicalmente con la apariencia actual que mostró en Telecinco, donde se le veía visiblemente recuperado y más cómodo con su nueva expresión.
Con el paso de los meses, el presentador ha logrado asumir con mayor serenidad el resultado de sus operaciones. Reconoció que aún sigue inflamado y que los efectos finales tardarán entre seis meses y un año en asentarse, pero aseguró sentirse mejor consigo mismo. “Estoy más cómodo con esta nueva cara”, declaró, explicando que el proceso no solo ha sido físico, sino también emocional, y que la reaparición ante el público fue un reto que logró superar después de semanas encerrado en sí mismo.








