Esta es la principal conclusión del Barómetro energético de la Asociación de Empresas con Gran consumo de Energía (AEGE), que ha hecho una evolución de los precios de la luz en España destinado a las industrias electrointensivas y la compara con el resto de mercados europeos. Con la reciente entrada de diciembre, el informe apunta a que durante el recién despedido mes de noviembre los precios de la energía destinada a industria se dispararon, llegando a los 57,92 €/Mwh, es decir 2,7 veces más que Francia y 1,3 más que Alemania.
En este sentido, el barómetro de AEGE advierte de que la industria española sigue enfrentando un serio problema de competitividad frente a sus principales rivales europeos. El informe señala que, aunque el precio puro de la energía en el mercado mayorista español no es el más elevado del continente, el coste final se encarece significativamente debido a una serie de conceptos regulados y cargos específicos que no existen, o son mucho menores, en Francia y Alemania.
Entre ellos destacan especialmente los servicios de ajuste del sistema, que en España suponen un sobrecoste que ronda los 17 €/MWh adicionales. AEGE subraya que estos servicios no son repercutidos de la misma manera ni con el mismo peso en otros países, lo que afecta a la competitividad entre industrias sometidas a los mismos mercados internacionales.
Otro de los elementos que explican la diferencia de precios es el nivel de compensaciones por emisiones de CO₂ indirecto que cada país concede a sus grandes consumidores. Mientras que la industria alemana disfruta de mecanismos de compensación mucho más amplios, que pueden superar los 50 €/MWh, en España estas ayudas están limitadas por la disponibilidad presupuestaria y se quedan muy por debajo del máximo permitido por la normativa europea.
AEGE: La subida de los precios resta competitividad a España
Francia, por su parte, también incorpora compensaciones relevantes, aunque su principal ventaja competitiva reside en el conocido mecanismo ARENH, que permite a la industria adquirir alrededor del 62% de su electricidad a un precio fijo de 42 €/MWh, muy por debajo de los valores habituales del mercado.
El informe de AEGE ofrece una comparación detallada de las distintas partes que conforman la factura eléctrica de la industria en España, Francia y Alemania, revelando diferencias significativas en cada uno de los conceptos. En el caso español, el coste de mercado alcanza los 64,44 €/MWh, a lo que deben añadirse los ya citados servicios de ajuste, los peajes de acceso a la red, los cargos y los impuestos.
En total, antes de aplicar compensaciones, el coste bruto se sitúa por encima de los 88 €/MWh. Tras aplicar los mecanismos compensatorios vigentes, principalmente por emisiones de CO₂ indirecto y por servicios de gestión de la demanda, el precio final queda fijado en los 57,92 €/MWh, que ya conocemos.
En Francia, por el contrario, la combinación del precio regulado, unos peajes más reducidos y mayores apoyos regulatorios permite que el coste final se reduzca a apenas 21,79 €/MWh. Alemania, pese a partir de un precio de mercado más elevado, logra situar el precio final en 43,90 €/MWh gracias a sus amplias compensaciones ambientales.
AEGE contextualiza estos datos dentro de la evolución histórica del mercado eléctrico europeo, recordando que los precios se dispararon en 2021 y 2022 por la crisis energética derivada del encarecimiento del gas natural y las tensiones geopolíticas en el continente debido a la guerra de Ucrania. A pesar de la posterior normalización de los mercados, España no ha conseguido trasladar esta moderación a sus grandes consumidores industriales con la misma velocidad y eficacia que otros países.
De hecho, el nivel actual del precio final sitúa a las industrias españolas en una posición de desventaja estructural que podría afectar al mantenimiento de la producción, las exportaciones y el empleo en sectores clave de la economía nacional.
En definitiva, AEGE en este documento insiste en que, más allá de estos factores externos, la clave de la brecha de precios con Europa radica en elementos regulados propios del sistema español, que pueden corregirse mediante reformas orientadas a mejorar la competitividad y a equiparar a España con su entorno.








