La inteligencia artificial se ha convertido en una aliada estratégica para los abogados, permitiendo agilizar análisis, reforzar la precisión jurídica y liberar tiempo para tareas de mayor valor. Al automatizar búsquedas, organizar conocimiento y asistir en la redacción, la IA potencia la eficiencia y eleva la calidad del trabajo legal. Hablamos con Álex Rodriguez Ruibal, CMO y Cofundador de Maite.ai.
Maite.ai presume de una precisión excepcional, avalada por una nota de 99 sobre 100 en el test de acceso a la judicatura. ¿Cómo se ha entrenado la tecnología para alcanzar este nivel de razonamiento jurídico?
La clave no está solo en la cantidad de datos, sino en la calidad y la estructura del entrenamiento.
Hemos logrado un 99 sobre 100 en el test de acceso a la judicatura, superando incluso a modelos generalistas avanzados como o3 de Openai, que se quedó en un 88. Esto se consigue porque no nos limitamos a que la IA lea textos; la entrenamos específicamente con normativa española actualizada, fuentes oficiales y una lógica jurídica muy marcada.
Le enseñamos a pensar y razonar como un jurista español, priorizando la legislación vigente y la jurisprudencia del CENDOJ sobre cualquier otra fuente de información ya que Maite no va a internet a buscar información.
“Mientras que una IA generalista intenta saber de todo un poco, Maite está obsesionada con el Derecho español”
A diferencia de las IA generalistas, Maite.ai se presenta como una herramienta creada específicamente para el sector legal. ¿Qué aspectos del diseño o del modelo la convierten en una solución realmente especializada?
La diferencia fundamental es la cultura del producto. Maite.ai respira cultura jurídica desde su concepción. Mientras que una IA generalista intenta saber de todo un poco, Maite está obsesionada con el Derecho español.
Esto se traduce en cosas tangibles para el abogado: citamos las fuentes con enlaces directos al artículo o sentencia para que el profesional legal pueda verificar el dato, y el tono de las respuestas es profesional, empático y preciso.
Además, nuestras funcionalidades están diseñadas para el flujo de trabajo real de un abogado, como la extracción de cláusulas o la redacción de escritos procesales, algo que una herramienta genérica no hace con la misma profundidad.
“Los abogados no tienen tiempo para curvas de aprendizaje complejas”
La plataforma centraliza el conocimiento del despacho para acelerar el trabajo diario. ¿De qué forma Maite.ai integra, estructura y actualiza esta información interna?
Esto es lo que llamamos la Base de Conocimiento del Cliente. Permitimos que cada despacho suba su propia jurisprudencia, plantillas, contratos anteriores y «know-how» interno.
Lo interesante es cómo lo tratamos: anonimizamos esa documentación antes de integrarla. De esta forma, Maite no solo sabe de leyes, sino que aprende cómo trabaja ese despacho en concreto, convirtiéndose en una herramienta única y personalizada para cada organización.
Es como tener un cerebro central que recuerda todo lo que el abogado y el despacho ha hecho antes si se lo proporcionamos.

Hablan de una interfaz tan simple como enviar un mensaje. ¿Cómo han logrado equilibrar esta simplicidad con la potencia técnica que requiere el análisis jurídico avanzado?
Nuestra premisa es que si sabes usar WhatsApp, sabes usar Maite. Los abogados no tienen tiempo para curvas de aprendizaje complejas ni para configuraciones nes técnicas.
Hemos escondido toda la complejidad tecnológica detrás de una interfaz de chat limpia y directa. El usuario solo tiene que preguntar o pedir algo en lenguaje natural, incluso mediante dictado por voz, y es Maite quien se encarga de estructurar esa petición, buscar en las bases de datos complejas y devolver una respuesta procesable. La potencia está en el motor, no en el salpicadero.
“Vimos que la tecnología legal avanzada solía ser patrimonio exclusivo de los grandes despachos”
Uno de sus objetivos es democratizar el acceso a la IA legal. ¿Qué barreras de entrada detectaron en el mercado y cómo las han eliminado con su modelo de negocio?
Vimos que la tecnología legal avanzada solía ser patrimonio exclusivo de los grandes despachos con presupuestos enormes.
Nosotros queremos romper eso. Hemos eliminado las barreras económicas y técnicas ofreciendo planes accesibles, como el plan Maite Plus para abogados individuales por 100€ al mes, y planes para equipos pequeños (Teams).
Además, permitimos que cualquiera pueda probar la herramienta gratis antes de comprometerse. Queremos que un abogado de turno de oficio o un pequeño despacho de provincias tenga las mismas superpotencias tecnológicas que una gran firma internacional.
Cada despacho tiene su propio enfoque y metodología. ¿Cómo se adapta Maite.ai a estilos de trabajo distintos y qué margen de personalización ofrece?
La adaptabilidad es total gracias a la Base de Conocimiento que mencionaba antes.
Maite no impone una forma de redactar; conoce el estilo del despacho con los datos facilitados. Además, permitimos la creación de dossieres para organizar los chats por expedientes, clientes o tipologías, adaptándonos a cómo cada profesional estructura su cabeza y su escritorio.
Y para los despachos que necesitan ir un paso más allá, ofrecemos planes A Medida donde ajustamos la herramienta a necesidades muy específicas.
“Maite.ai no utiliza los datos de los clientes para entrenar el modelo”
La seguridad de datos es una preocupación principal para abogados y despachos. ¿Qué garantías ofrece Maite.ai en materia de privacidad, protección documental y cumplimiento normativo?
En esto somos radicales: Maite.ai no utiliza los datos de los clientes para entrenar el modelo. Lo que pasa en Maite, se queda en la cuenta del cliente.
Cumplimos rigurosamente con el RGPD, utilizamos cifrado AES de 256 bits y nuestros servidores están en Europa.
Además, hemos implementado sistemas de acceso seguro passwordless mediante email para garantizar que solo el titular accede a la cuenta. La confidencialidad es la base de nuestra relación con el cliente, y preferimos perder una funcionalidad antes que comprometer la privacidad.
¿Qué impacto concreto han observado en productividad y calidad del trabajo entre los profesionales que ya han adoptado Maite.ai? ¿Existen métricas o casos de uso destacados?
El impacto es radical y lo vemos en dos vertientes muy claras: la liberación de tiempo real y la elevación del criterio técnico.
En términos de productividad, lo que observamos no es solo que se trabaje más rápido, sino que cambia la naturaleza del trabajo. Tareas que antes consumían horas, como el análisis preliminar de documentación masiva o la redacción de primeros borradores de escritos procesales, ahora se resuelven de forma casi instantánea.
Esto permite que el abogado deje de ser un «procesador de textos» para centrarse en lo que realmente importa: la estrategia, el análisis jurídico profundo y la relación con el cliente.
Tenemos clientes que han pasado de dedicar tardes enteras a buscar jurisprudencia a tener una respuesta fundamentada en segundos, lo que les permite asumir más casos o casos de mayor complejidad con el mismo equipo.
“En términos de productividad, lo que observamos no es solo que se trabaje más rápido, sino que cambia la naturaleza del trabajo”
El mercado legal está entrando de lleno en la era de la automatización y la IA. Desde su posición, ¿qué transformaciones cree que vivirán los despachos durante los próximos cinco años?
Es muy difícil prever algo concreto. Yo creo que por lo pronto vamos hacia un modelo híbrido donde el abogado será un profesional aumentado. No creo que la IA sustituya al abogado, pero sí creo que el abogado que use IA sustituirá al que no la use, como mínimo.
Veremos despachos más eficientes, donde se ganará más por el valor aportado y la estrategia que por las horas dedicadas a picar datos. Maite.ai es el copiloto para esa transición, ayudando a crear lo que nosotros llamamos super abogados.
Maite.ai ofrece acceso gratuito para explorar la plataforma. ¿Cuál es la visión a largo plazo de la empresa y qué nuevas funcionalidades podemos esperar en los próximos meses?
Nuestra visión es ambiciosa pero muy clara: queremos construir el sistema operativo del abogado moderno. No aspiramos únicamente a ser una herramienta de consulta externa, sino a convertirnos en el entorno donde realmente fluye el trabajo jurídico diario, donde se piensa, se analiza y se decide.
Para avanzar en esa dirección, estamos abordando tres áreas esenciales. La primera es la profundidad y la precisión. Aunque ya somos una referencia en razonamiento jurídico, seguimos reforzando el conocimiento de Maite con actualizaciones del BOE cada 24 horas y un flujo continuo de nuevas resoluciones. Buscamos que la exactitud no sea una ventaja competitiva puntual, sino el estándar absoluto que defina cada una de sus respuestas.
La segunda línea de desarrollo es su papel como “segundo cerebro” del despacho. Estamos transformando la Base de Conocimiento del Cliente para que Maite no solo conozca la normativa y la jurisprudencia, sino también la cultura, los hábitos de trabajo y los precedentes internos de cada firma. Mejoramos de forma constante la manera en que ingiere, anonimiza y estructura los documentos del despacho, con el fin de que el conocimiento acumulado —el activo más valioso de cualquier bufete— sea realmente accesible y útil en cada conversación.
La tercera pieza es la facilidad de uso, un principio que consideramos innegociable. Aunque añadimos cada vez más complejidad técnica y mayor potencia de análisis, nuestra prioridad es mantener una interfaz tan simple como enviar un mensaje por WhatsApp. Queremos eliminar cualquier barrera tecnológica y que toda la sofisticación esté bajo el capó, mientras que la experiencia para el usuario sea siempre intuitiva, suave y natural.
En conjunto, aspiramos a que Maite se convierta en una herramienta tan indispensable en el día a día de un despacho como lo es hoy el correo electrónico, pero con la diferencia de que aportará la inteligencia operativa y analítica de un “super abogado” en cada interacción.








