Nadie nos avisa realmente de cómo cambia el aire de nuestro hogar cuando decidimos convivir con perros, aunque el amor que nos dan compensa cualquier incomodidad olfativa. Es una realidad que, algunas razas poseen un olor corporal mucho más fuerte, convirtiendo la convivencia en pisos pequeños en un auténtico reto diario para nuestros sentidos. Si estás pensando en ampliar la familia con uno de estos compañeros de cuatro patas, prepárate bien porque tu nariz notará la diferencia al instante.
No se trata de falta de limpieza, sino de genética pura que define a estas tres razas de perros adorables que pueden convertir tu piso en un problema de olor constante si no extremas las precauciones. Debes saber que su tipo de piel y pelaje segregan más grasa, lo que inevitablemente genera ese aroma característico que impregna sofás y alfombras casi sin darnos cuenta. Antes de enamorarte perdidamente de sus miradas tiernas, es vital conocer qué implica meter a estos peludos en un espacio cerrado.
LA QUÍMICA INVISIBLE DEL COCKER SPANIEL QUE TRANSFORMA TU SALÓN
El Cocker Spaniel es famoso por su mirada dulce y sus orejas largas, pero también es propenso a sufrir seborrea primaria, un trastorno que dispara la producción de grasa en su dermis. Ocurre que, el exceso de aceite en su piel se oxida rápidamente, liberando ese olor rancio tan difícil de eliminar de los tejidos de nuestro hogar. Esta condición hace que, aunque acabes de bañarlo, el aroma vuelva a aparecer con fuerza en cuestión de días, desafiando a los mejores ambientadores del mercado.
Además de la grasa corporal, sus preciosas orejas caídas son el caldo de cultivo perfecto para otitis recurrentes que suman intensidad al problema ambiental en casa. Sucede que, la falta de ventilación en el canal auditivo acumula bacterias, generando un hedor muy penetrante que se nota nada más entrar por la puerta de la vivienda. Esta es una de las razones por las que incluimos al Cocker entre esas tres razas de perros adorables que pueden convertir tu piso en un problema de olor constante.
BULLDOG FRANCÉS Y LA TRAMPA DE LA HUMEDAD EN LOS PLIEGUES
El Bulldog Francés, con su cara chata y arrugada, tiene la capacidad involuntaria de retener suciedad y humedad entre sus pliegues faciales y corporales. Resulta que, la acumulación de restos de comida y saliva fermenta allí, creando focos de mal olor que se dispersan fácilmente en espacios reducidos como un apartamento. Si no limpias esas arrugas a diario, la proliferación de levaduras hará que tu salón huela de forma permanente, confirmando la advertencia sobre estas tres razas.
A esto se suma su tendencia a sufrir problemas digestivos y flatulencias, algo que puede parecer cómico al principio pero que agrava la situación olfativa del hogar. Es evidente que, su sistema digestivo sensible provoca gases frecuentes, lo que densifica el aire de las habitaciones y obliga a mantener las ventanas abiertas más tiempo del deseado. Sin duda, es el segundo candidato de peso en esta lista de canes que requieren una paciencia olfativa extra por parte de sus dueños.
BASSET HOUND O EL SABUESO DE AROMA INTENSO Y PENETRANTE
El Basset Hound posee una piel muy aceitosa diseñada para protegerlo en la intemperie, pero esa misma cualidad se vuelve en su contra cuando vive en interiores climatizados. Pasa que, su manto transfiere esa grasa a cualquier superficie que toca, dejando un rastro olfativo persistente en sofás, camas y cojines que resiste a muchos detergentes. Es el ejemplo clásico de esas tres razas de perros adorables que pueden convertir tu piso en un problema de olor constante, a pesar de su carácter afable y tranquilo.
Su morfología, con mucha piel suelta y orejas pesadas que arrastran suciedad del suelo, contribuye a que traigan «aromas de la calle» al interior de la vivienda con mucha facilidad. Notarás que, el olor se adhiere con fuerza a las tapicerías, obligándote a establecer rutinas de limpieza de textiles mucho más agresivas que con otros canes. Quien tiene un Basset sabe que el amor por ellos es inmenso, pero el presupuesto en productos de limpieza también lo es.
EL DESAFÍO DE VIVIR EN POCOS METROS CON ESTOS PELUDOS
Cuando metemos en un apartamento a una de estas razas con predisposición al olor fuerte, la concentración de partículas odoríferas se dispara por la falta de circulación de aire cruzada. Lo cierto es que, los espacios pequeños saturan el olfato humano rápidamente, haciendo que nos acostumbremos al hedor mientras que nuestras visitas lo notan como un golpe nada más entrar. Aquí es donde se hace patente la realidad de convivir con una de las tres razas mencionadas anteriormente.
El mobiliario juega un papel crucial, pues las telas actúan como esponjas para el sebo y la caspa que desprenden estas mascotas día tras día. Es innegable que, las alfombras retienen el olor durante meses, convirtiéndose en focos de emisión que boicotean cualquier intento de tener la casa oliendo a fresco. Por eso, elegir materiales repelentes o fundas lavables es la única estrategia viable si convives con estos compañeros.
NO ES CULPA SUYA, ES CUESTIÓN DE AMOR Y RUTINA
La solución no pasa por evitar estas razas maravillosas, sino por entender que sus necesidades dermatológicas son tan importantes como su alimentación o sus paseos. Entenderás que, el baño regular con champús específicos es obligatorio, además del secado meticuloso de cada pliegue y oreja para evitar la proliferación de bacterias. Solo así podrás mitigar el impacto de estas tres razas de perros adorables que pueden convertir tu piso en un problema de olor constante.
Al final del día, el cariño que nos brindan un Cocker, un Bulldog o un Basset supera con creces la molestia de tener que poner la lavadora más a menudo o limpiar sus arrugas. Lo importante es que, la higiene preventiva mejora su salud y tu confort, permitiendo que ambos disfrutéis del sofá sin tener que taparos la nariz. Porque un hogar con perro siempre será un hogar más feliz, aunque a veces huela un poco más a «perro» de lo que nos gustaría.










