El entorno digital afronta un punto de inflexión decisivo. La aceleración de la inteligencia artificial, la diversificación de los sistemas y la presión regulatoria están redefiniendo cómo operan las organizaciones y, sobre todo, cómo protegen su información. En este escenario, el análisis adelantado se convierte en una herramienta estratégica para anticipar riesgos y adoptar medidas que garanticen continuidad y confianza en términos de ciberseguridad.
2026 estará marcado por nuevas dinámicas que transformarán la manera en que las empresas gestionan amenazas. La combinación de automatización avanzada, modelos híbridos y mayor superficie de exposición sitúa a la ciberseguridad en el centro de las decisiones corporativas, impulsando inversiones y cambios estructurales en todos los sectores.
Crisis de confianza y ascenso de modelos asimétricos
El incremento de contenidos falsos, herramientas automatizadas y ataques basados en IA está provocando que los enfoques tradicionales pierdan efectividad. Se prevé que las empresas adopten estrategias de confianza asimétrica, donde tecnologías de engaño permitan desviar a los atacantes hacia activos ficticios. Esta medida busca recuperar control en un escenario donde la manipulación informativa se ha convertido en un desafío para la ciberseguridad global.
La IA como fuerza laboral digital
El uso de asistentes inteligentes, agentes autónomos y herramientas generativas está modificando la estructura interna de las organizaciones. La presencia de “IA en la sombra”, empleada de forma no supervisada por equipos internos, añade riesgos legales y operativos.
Zscaler indica que las empresas deberán tratar estas herramientas como si fueran trabajadores adicionales, aplicando controles que garanticen integridad, trazabilidad y un marco de Zero Trust adaptado a nuevos flujos automatizados.

Hacia un modelo de mínima información
La aplicación tradicional del “mínimo privilegio” evoluciona hacia el control de la exposición informativa. El objetivo será reducir de forma drástica las posibilidades de fuga de datos, limitando qué contenidos pueden ver tanto usuarios internos como aplicaciones externas.
La ciberseguridad pasará por aplicar filtros avanzados a los flujos de datos, alineándose con marcos regulatorios más estrictos y con un entorno donde la compartición excesiva se ha convertido en un punto crítico.
Riesgos crecientes en la cadena de suministro digital
Las organizaciones dependen cada vez más de proveedores de software, servicios cloud y soluciones de código abierto. Esta complejidad hace imprescindible reforzar la vigilancia sobre terceros.
La monitorización continua de dependencias, la validación de integridades y la capacidad de respuesta anticipada serán elementos esenciales para frenar ataques que aprovechan eslabones débiles en la cadena tecnológica.
Soberanía de datos y desafíos operativos
Las exigencias legales de determinados territorios están empujando a muchas organizaciones a almacenar información dentro de sus propias jurisdicciones. Esta repatriación puede comprometer experiencia de uso y eficiencia interna.
En este punto, Zscaler apunta a un crecimiento en técnicas de mejora de la privacidad que permitirán equilibrar cumplimiento normativo y rendimiento sin sacrificar seguridad.
El liderazgo en seguridad adquiere un papel transversal en ciberseguridad
El rol del CISO se transforma hacia una posición estratégica. La ciberseguridad se extiende más allá del perímetro digital e incorpora seguridad física, bienestar de los equipos y supervisión ética del uso de IA.
La figura del Chief Security Officer integrará ámbitos antes separados, fomentando una visión global que refuerce la resiliencia organizativa.
Marco regulatorio y cooperación sectorial
La llegada de nuevas normativas en Europa anticipa un aumento del esfuerzo operativo en cumplimiento y auditoría. El trabajo conjunto entre empresas, autoridades y proveedores será clave para mantener estándares homogéneos.
Se subraya la importancia de evaluar de manera rigurosa las promesas de soberanía digital y reforzar las capacidades internas para adaptarse a lo que se espera sea una década de intensa transformación regulatoria.
Conectividad segura como base de la IA
La eficiencia de los modelos de IA depende de datos fiables y accesibles. El incremento de dispositivos IoT, sensores y plataformas distribuidas obligará a garantizar una conectividad protegida y estable. Zscaler destaca que el uso de arquitecturas Zero Trust permitirá validar flujos en tiempo real, evitando manipulaciones y manteniendo la coherencia operativa en sistemas altamente descentralizados.
La resiliencia digital como prioridad del consejo
Los incidentes físicos y cibernéticos han subido de nivel, obligando a los consejos directivos a integrar la resiliencia en sus decisiones de ciberseguridad estratégicas. La visibilidad completa sobre dónde se encuentran los datos y cómo circulan será esencial para orientar inversiones en protección, continuidad y recuperación.
La ciberseguridad, en este punto, se convierte en un pilar de gobernanza corporativa.
Criptografía post-cuántica en expansión
El avance de los estándares post-cuánticos marcará un antes y un después en la protección de comunicaciones. Navegadores, servicios cloud y plataformas SaaS incorporarán mecanismos de intercambio seguro avanzados. Sectores como el financiero ya se preparan para esta transición, 2026 será un año decisivo para acelerar la adopción y regulación de estas tecnologías.
El conjunto de predicciones refleja un escenario donde la ciberseguridad se integra en todas las capas de la actividad empresarial. Para Zscaler, la capacidad de adaptación, la visión estratégica y la colaboración se convertirán en elementos indispensables para enfrentar un entorno más automatizado, complejo y exigente que nunca.








