sábado, 6 diciembre 2025

Gabriela Uriarte (35), nutricionista: “El enemigo real es la industria de la insatisfacción corporal”

- Un enfoque que pone los hábitos saludables en el centro y deja la báscula en segundo plano.

La insatisfacción corporal empieza donde dejamos que la báscula decida nuestro valor. A veces olvidamos que la salud no suena igual para todo el mundo. Y justo ahí, en ese espacio incómodo entre lo que creemos y lo que nos han enseñado, es donde Gabriela Uriarte —nutricionista y directora de GU Nutrición— vuelve a poner el foco. Su idea fuerza es casi una provocación en un mundo obsesionado con las básculas: ¿y si la salud no tuviera nada que ver con el número que marca la báscula?

Ella misma admite que su planteamiento es “un poco disruptivo”. Lo es… y probablemente por eso resuena. Uriarte se posiciona abiertamente contra la cultura de la dieta y defiende un modelo que no gira en torno al peso, sino a los hábitos cotidianos que realmente sostienen una vida sana.

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“Soy dietista-nutricionista y no hago dietas”, dice con la tranquilidad de quien lleva años revisando su propia práctica. Y continúa: “Intento desvincular la búsqueda de salud del número como objetivo principal”. Su argumento se apoya en datos: la mayoría de intervenciones centradas en perder peso acaban recuperando ese peso en dos a cinco años. Por eso propone algo que suena simple, pero no lo es: dejar el peso “en el maletero” del proceso y mirar lo que de verdad transforma la vida de una persona.

La cultura que nos enseñó a medir nuestro valor en kilos

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Un recordatorio visual de que los hábitos saludables pesan más que los números. Fuente: Canva

Gabriela Uriarte no esquiva el problema de fondo. Habla de la cultura de la dieta como quien habla de una vieja herida social que no terminamos de admitir. Hemos interiorizado una jerarquía del cuerpo donde “cuanto más encajas en la idea de cuerpo apto y sano, más válido eres”. Lo dice sin dramatismos, pero con una lucidez que incomoda un poco (de la buena).

Y explica por qué duele tanto: toca algo atávico. “No queremos quedarnos solos. Queremos ser vistos y aceptados”, señala. La apariencia física, en ese sentido, se convierte en una especie de pasaporte social.

En este entorno, la gordofobia no solo existe: se tolera. “Es la única opresión que sigue siendo socialmente aceptada”, afirma. Y no queda en lo simbólico: el estigma del peso genera inflamación, estrés y daño real en el cuerpo. Literalmente te enferma.

Cuidarse por valor propio, no por culpa

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La libertad empieza cuando dejamos atrás la cultura de la dieta. Fuente: Canva

Uriarte defiende un autocuidado que nace del respeto hacia uno mismo, no del castigo. Dice algo que se te queda rondando: “Querer cuidarte pasa por valorarte; por sentir que mereces tu tiempo”. Y claro, cuando uno parte de ahí, los hábitos dejan de ser una lista de deberes y empiezan a parecer un acto de cariño.

Trabajar los hábitos significa mirar más allá del plato: la relación que tienes con tu cuerpo, con el hambre, con el placer… con tu propia exigencia. Es un proceso profundo, mucho más que “recuperarse de los excesos de Navidad”.

Comer en Navidad sin caer en el caos ni en la culpa

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Cuidarse desde el valor propio cambia la relación con la comida. Fuente: Canva

Diciembre, cuenta Uriarte, es el terreno donde la cultura de la dieta hace taquilla. Culpa, miedo, restricciones, el famoso “síndrome de la última cena”… y el posterior descontrol.

Su propuesta es desarmante en su sencillez: preguntarte qué te apetece. No qué debes evitar. Qué te apetece. “¿Nos hemos preguntado alguna vez eso delante del banquete navideño?”, lanza casi en tono de confesión.

Porque comer no es solo nutrición: es un acto social, emocional, simbólico. Pretender convertirlo en un Excel nunca ha funcionado.

Moverse para disfrutar, no para expiar culpas

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Cuando alguien le dice “no me gusta el deporte”, Uriarte no lo corrige: ve una oportunidad. “Se asume que hay una única forma de moverse”, comenta. Ella propone otra cosa: buscar nuestra versión más fuerte, más resistente, más capaz. No la más delgada.

Y cuando habla de longevidad, sorprende: recomienda tener un propósito de vida y un hobby en comunidad. Algo que dé sentido, no algo que te reste energía.


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