viernes, 5 diciembre 2025

El millonario que quiere vivir 200 años: la ciencia dice que apenas llegará a 100

- Un experto desmonta el sueño de vivir 200 años y recuerda que el verdadero milagro de la longevidad ya ocurrió hace un siglo.

El debate sobre vivir más —y mejor— vuelve a escena de la mano del multimillonario Brian Johnson. A sus 46 años, este empresario estadounidense ha decidido convertir su vida en un experimento constante para intentar “rejuvenecer” su cuerpo. Quiere, nada menos, que sus marcadores de salud se parezcan a los de alguien diez años más joven. Pero mientras su historia fascina a medio mundo, un experto introduce una nota de prudencia: algunas cosas funcionan, sí, pero lo que Johnson pretende no es, en sentido estricto, ciencia.

El régimen que aspira a detener el tiempo

vivir
El estricto régimen de Brian Johnson que busca revertir la edad biológica. Fuente:Canva

Johnson ha creado un programa personal de longevidad —su famoso Blueprint— que controla hasta el más pequeño detalle de su día a día. Y no exagera. Su plan incluye:

Publicidad
  • Ingerir exactamente 1.977 calorías al día. Ni una más, ni una menos.
  • Tomar más de cien suplementos diarios, desde espermidina o clorela hasta aminoácidos, creatina o péptidos de colágeno.
  • Usar fármacos como la Metformina, un medicamento que se estudia por su posible efecto antienvejecimiento.
  • Dormir siempre a la misma hora, sin excepciones, para no alterar sus ritmos circadianos.

El experto que analiza su caso reconoce que muchas de estas prácticas tienen sentido. Hacer ejercicio a diario, por ejemplo, puede sumar hasta 15 años de vida respecto a quien lleva malos hábitos. Y la Metformina —aunque aún no es una “pastilla de la longevidad”— cuenta con estudios serios que apuntan a beneficios reales.

Pero otra cosa es pretender vivir 150 o 200 años.

“Esto no es ciencia”: la crítica directa al método

vivir 200 anos321 Merca2.es
Más de 100 suplementos al día forman parte del plan extremo Blueprint. Fuente:Canva

El especialista lo resume con una frase que desmonta la promesa de juventud eterna: para saber si es posible vivir 200 años, no se empieza por un humano. Se empieza por un organismo mucho más simple.

Los mecanismos biológicos entre especies —explica— están sorprendentemente conservados. El hígado de un ratón funciona, en lo esencial, igual que el de un humano. Por eso, si se quisiera demostrar que una técnica duplica la vida, primero habría que aplicarla a un ratón, que vive unos dos años. Si ese ratón llegara a vivir cinco, entonces sí podríamos empezar a hablar de verdadera ciencia.

Pero Johnson experimenta consigo mismo. Y la única forma de comprobar si su apuesta funciona sería esperar cien años para ver si muere… o no.

El experto lo plantea sin dramatismos: Johnson seguramente tendrá una salud excelente durante décadas, pero salvo un descubrimiento revolucionario, morirá alrededor de los 100 años, como cualquier persona muy saludable.

El verdadero milagro de la longevidad ya pasó (y no fue por suplementos)

vivir 200 anos221 Merca2.es
El sueño milimétrico, una de las claves del protocolo de longevidad. Fuente:Canva

Lejos de la épica futurista, el experto recuerda un dato casi olvidado: el mayor salto de longevidad de la historia ocurrió hace apenas un siglo.

  • A comienzos del siglo XX, la esperanza de vida era de 33–35 años.
  • A principios de los años 90, ya rondaba los 70–80 años.

Un cambio así —duplicar o triplicar la esperanza de vida en solo tres generaciones— no había ocurrido jamás.

Y no fue gracias a batidos proteicos, metformina ni estudios genéticos avanzados. Fue por algo mucho más simple y, a la vez, monumental:

  1. Menos mortalidad infantil gracias a vacunas y antibióticos.
  2. Mujeres que dejaron de morir en el parto.
  3. Adultos jóvenes que sobrevivieron a infecciones antes mortales.

La propia anécdota que aporta el experto lo resume todo: su abuela, nacida en 1900, vivió 101 años sin suplementos milagrosos. Vivió porque fue hija —y luego madre— del siglo de los grandes avances sanitarios.

Una última reflexión: entre la inspiración y la realidad

YouTube video

El experto invita a poner las cosas en perspectiva. La fascinación por vivir 200 años no es nueva, pero suele olvidar que el gran logro no está en el futuro, sino en lo que ya conseguimos como sociedad.

Cuando Bismarck diseñó el sistema de pensiones en 1913 y fijó la edad de retiro en 70 años, lo hizo porque casi nadie llegaba a esa edad. Hoy, en cambio, lo habitual es superarla.

Quizá por eso el mensaje final suena tan sensato: perseguir una vida larga puede ser inspirador, pero conviene recordar que las revoluciones reales en longevidad nacieron de la salud pública, no de protocolos extremos ni de experimentos individuales.


Publicidad