viernes, 5 diciembre 2025

Portazo a Eurovisión, crisis en T5 y guerras varias: así fue la tele en abierto en 2025

El intenso 2025 se acaba y la televisión en abierto sigue dando síntomas de vitalidad pese a la importante caída del consumo —alrededor de doce minutos menos por persona y día respecto al año pasado— y con cuatro millones de españoles que no conectan ni un solo segundo con ella.

En un contexto de desgaste estructural y migración masiva hacia el streaming, las cadenas generalistas han vivido un año de tensiones, reajustes y movimientos estratégicos que, lejos de diluir su importancia, han demostrado que siguen siendo piezas centrales del debate público.

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Si 2023 estuvo marcado por la batalla entre Ana Rosa y Sonsoles, y 2024 por la guerra Broncano–Motos, 2025 ha sido el año de la confrontación soterrada. Las privadas parecen haber limado sus rivalidades históricas y, por primera vez en mucho tiempo, han encontrado un enemigo común —o, al menos, un rival directo al que vigilar—: RTVE.

La Corporación Pública ha vivido uno de sus años más intensos tras ‘regubernamentalizarse’. La 1 ha disparado su audiencia, impulsada por la fortaleza de sus programas de actualidad y por decisiones que han marcado la agenda mediática.

Su portazo a Eurovisión por la participación del estado de Israel, que ha perpetrado un genocidio televisado contra 70.000 personas, es un buen colofón para el pujante año de la radiotelevisión estatal.

RTVE también ha sacado partido del momento crítico de las privadas. La cadena pública ha ganado terreno aprovechado la debilidad de Telecinco, la prudencia inversora de sus rivales por la caída publicitaria (5,8% en el primer semestre del año, según InfoAdex) o los recortes de estos (véanse las repentinas salidas de David Cantero, Jesús Vázquez, Cristina Saavedra o Cristina Villanueva).

La parte negativa del gran año de audiencias de RTVE ha sido la conversión de La 1 en un canal alineado con el PSOE, lo que ha devuelto a la cadena pública a dinámicas propias de los oscuros años del Partido Popular. Esta inclinación ha sido visible en sus principales formatos informativos, en el diseño de escaletas y en la selección de tertulianos.

También ha generado malestar la supuesta arbitrariedad en la elección de productoras, un terreno en el que han ganado protagonismo Mediapro y La Osa. Ambas factorías están consideradas como muy cercanas a la actual dirección de RTVE y andan necesitadas de ingresos tras un ciclo complicado.

En este contexto, ‘La familia de la tele’ se ha convertido en el gran fracaso del año. El programa, producido por La Osa —la compañía fundada por los recientemente condenados Óscar Cornejo y Adrián Madrid—, se desmoronó en audiencias y ha sido la mancha que ha contrastado frente al brillo en audiencias de otros espacios como ‘La hora de La 1’, ‘Mañaneros 360’, ‘Directo al grano’, ‘Malas lenguas’, ‘Futuro imperfecto’ o el revitalizado ‘La Revuelta’.

ATRESMEDIA

Mientras RTVE protagonizaba titulares, Atresmedia seguía como líder de audiencia en todos los frentes y avanzaba sin estruendo pero con estrategia. La operación del año ha sido la compra de Clear Channel España por 115 millones de euros. El movimiento que refuerza su presencia en el sector de la publicidad exterior, que es uno de los pocos medios en crecimiento sostenido.

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Javier Bardají, CEO de Atresmedia.

Este paso se suma a una política de diversificación que continúa alejando al grupo de la dependencia del spot televisivo tradicional. Atresmedia ha comprado la agencia de eventos Last Lap, ha invertido en el tiktokero Ac2ality, en la agencia de influencers H2H y en la productora de Dani de la Orden, y ha logrado beneficios sólidos —63,5 millones en los nueve primeros meses del año— mientras hacía caja con desinversiones como la de Fever.

Además, cerró un acuerdo histórico para integrar Atresplayer dentro de Disney+, lo cual supone un hito para una plataforma española. Por contra, en el apartado editorial, que es algo clave para un grupo que busca tanto la influencia como Atresmedia, se ha desgastado ligeramente por el auge de La 1, que ha robado varios puntos de share a ‘Espejo público’ y ‘Al rojo vivo’.

MEDIASET

El gran damnificado del año ha sido Mediaset España, sumido en una crisis que mezcla desgaste de marca, falta de orientación en cuanto a contenidos y recortes. Cuatro años de caída ininterrumpida han llevado a Telecinco a un punto crítico.

El relevo de Manuel Villanueva por Alberto Carullo en el área de Contenidos ha generado ajustes lógicos —el regreso de Ana Rosa a las mañanas, un nuevo intento de reordenar las tardes, el retorno de ‘Gran Hermano’—, pero insuficientes para cambiar la tendencia.

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Alessandro Salem, CEO de Mediaset España.

La sensación de Telecinco es la de un canal que intenta sostenerse con formatos gastados y un volumen de producción menguante. El problema de fondo es que Mediaset España, que se aferra al liderazgo grupal en target comercial, ha perdido autonomía dentro de MFE–MediaForEurope, que es la macroestructura impulsada por la familia Berlusconi que está llamada a ser algo así como un ‘Netflix paneuropeo’.

La atención, los recursos y la ambición de los Berlusconi ya no están en Madrid: están en la expansión internacional del grupo. 2025 lo ha dejado claro con dos movimientos: la toma de control mayoritaria del gigante alemán ProSiebenSat.1; y la adquisición del 32,9% del grupo portugués Impresa, que es uno de los mayores conglomerados mediáticos del país luso.

Esta última operación coloca a MFE como un actor relevante también en Portugal y evidencia el desplazamiento del foco estratégico hacia mercados exteriores, mientras España se queda con inversiones limitadas y un proyecto industrial en pausa.

La plataforma OTT Infinity no despega, la venta de contenidos a terceros sigue siendo residual y las inversiones se han ralentizado.

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MENOS TELE, MÁS INFLUENCIA

Aunque el consumo televisivo disminuye y la competencia del streaming es abrumadora, 2025 ha demostrado que la televisión en abierto sigue siendo decisiva para fijar marcos políticos, crear conversación y definir la agenda pública.


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