miércoles, 3 diciembre 2025

España suspende en exportación de alta tecnología: solo un 8,5%, lejos del 17,3% de la UE

Los intangibles —patentes, marcas, software especializado, diseño industrial o formación técnica— se han convertido en los motores competitivos de las economías más dinámicas.

El comportamiento de las exportaciones españolas ha sido uno de los pilares de la economía nacional durante los últimos años. Sin embargo, los datos más recientes revelan una debilidad estructural que compromete la capacidad del país para competir en sectores estratégicos del siglo XXI. El reto no está en cuánto se exporta, sino en el tipo de bienes y servicios que se envían al exterior, especialmente en actividades relacionadas con la alta tecnología.

España mantiene un peso relevante en industrias como la automoción, el turismo o el sector agroalimentario, pero continúa relegada en segmentos que demandan más conocimiento, innovación y capital intelectual. Pese a ciertos avances, la brecha con Europa sigue siendo notable, y las cifras muestran que la modernización del sector exterior necesita un impulso determinante.

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Por qué España queda rezagada en exportación tecnológica

Los datos del Club de Exportadores indican que España solo registra un 8,5% de exportaciones vinculadas a alta tecnología, muy por debajo del 17,3% de la media europea. Esta diferencia se acentúa si se compara con países como Francia, donde el porcentaje se sitúa cerca del 17%, o Alemania, que supera el 15%. La distancia con economías más especializadas, como los Países Bajos, evidencia que el país debe reforzar la presencia de sectores intensivos en conocimiento para mejorar su posición en la economía global.

Estos resultados reflejan que el modelo exportador español aún depende en exceso de factores como el precio o el coste laboral. Aunque estas ventajas han permitido mantener competitividad durante años, el escenario internacional apunta hacia un mercado dominado por productos basados en innovación, digitalización y desarrollo científico.

En ese entorno, la alta tecnología no es un nicho aislado, sino un componente imprescindible para garantizar el crecimiento a largo plazo.

El papel decisivo de los intangibles en un mercado global

El análisis del Club de Exportadores subraya que la limitada presencia de bienes de alta tecnología en las ventas al exterior está estrechamente ligada a la insuficiente inversión en activos intangibles. España destina un 1,49% del PIB a investigación y desarrollo, muy por debajo del 2,22% de la Unión Europea. Esta diferencia explica por qué el país genera menos valor añadido y tiene mayores dificultades para posicionarse en segmentos avanzados de la cadena de valor.

Los intangibles —patentes, marcas, software especializado, diseño industrial o formación técnica— se han convertido en los motores competitivos de las economías más dinámicas. Las empresas que invierten de forma sostenida en estos elementos pueden diferenciar su oferta, crear productos con mayor complejidad tecnológica y obtener márgenes más elevados. Esta capacidad de diferenciación es lo que impulsa la alta tecnología, y su ausencia limita el salto cualitativo del tejido empresarial español.

La transición hacia un tejido empresarial más innovador será determinante para cerrar la brecha con Europa
La transición hacia un tejido empresarial más innovador será determinante para cerrar la brecha con Europa.

Valor añadido y dependencia de manufacturas de bajo contenido tecnológico

El análisis también evidencia que solo el 65,2% del valor añadido de las manufacturas españolas se genera dentro del país, una cifra inferior al 81% del sector agroalimentario o al 88,5% de los servicios.

Esta estructura productiva condiciona la capacidad para escalar en la cadena de valor y avanzar hacia industrias caracterizadas por una mayor concentración de alta tecnología. Cuando el contenido doméstico es bajo, resulta más difícil mejorar márgenes, fidelizar mercados y sostener inversiones de largo recorrido.

Este déficit se traduce en una menor presencia de empresas capaces de competir en campos como la biotecnología, la ingeniería avanzada, el desarrollo de chips o los sistemas digitales complejos. Aunque existen casos de excelencia, su peso dentro del conjunto del sector exterior sigue siendo reducido y no compensa la falta de intensidad tecnológica de otras ramas industriales.

La necesidad urgente de una estrategia nacional

El documento técnico destaca que el futuro del sector exterior dependerá menos de la cantidad exportada y más de la calidad tecnológica de los productos. Para elevar la presencia de alta tecnología, España necesita aumentar su capacidad de innovación, fortalecer la colaboración público-privada y garantizar que la inversión en intangibles sea tratada como un eje prioritario de desarrollo económico.

Avanzar hacia este objetivo exige reforzar la formación especializada, facilitar instrumentos de financiación basados en propiedad intelectual y revisar los incentivos que impulsan la inversión en I+D. La evidencia internacional muestra que los países que han incrementado de forma sostenida sus exportaciones de alta tecnología han logrado consolidar industrias de mayor productividad, con empleo más cualificado y con un mejor posicionamiento en los mercados globales.

Una oportunidad estratégica para transformar el modelo productivo

La posición actual de España no solo refleja un retraso, sino también una oportunidad. La economía internacional se dirige hacia un entorno donde los productos de alta tecnología dominarán el comercio global. Para aprovechar esta tendencia, España debe situar los intangibles en el núcleo de su estrategia industrial y aplicar políticas que permitan al sector privado desarrollar capacidades tecnológicas avanzadas.

Con una apuesta decidida en esta dirección, España podría mejorar su sofisticación exportadora, incrementar su productividad y reforzar su papel en la economía internacional. La transición hacia un tejido empresarial más innovador será determinante para cerrar la brecha con Europa y convertir la alta tecnología en uno de los pilares del crecimiento futuro del país.


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