miércoles, 3 diciembre 2025

La DGT lo deja claro: 200 euros y 4 puntos menos por una manía al conducir que usas a diario para presionar al de delante

Muchos conductores lo hacen casi sin pensar, quizá con prisas o por pura costumbre, pero la DGT lo deja claro: “pegarse” al coche de delante es una infracción grave. Más allá de la multa, es una de las conductas que más accidentes por alcance provoca en nuestras carreteras.

No respetar la distancia de seguridad parece, a veces, una reacción impulsiva más que una decisión consciente, pero la DGT recuerda que sus consecuencias pueden ser muy serias. Estamos ante una campaña porque los datos de siniestralidad muestran que muchos alcances podrían evitarse con unos metros extra. El problema es que esa costumbre de “empujar” al coche de delante se ha normalizado. Muchos lo asumen como parte del tráfico diario, sin reparar en el peligro.

En este contexto, conviene repasar con calma qué dice la normativa, cuánto puede costar en dinero y puntos esta conducta y, sobre todo, qué margen de reacción perdemos al conducir tan encima de otro vehículo. No se trata solo de cumplir por miedo a la sanción, sino de entender qué hay detrás de esas cifras. Conocer el riesgo real ayuda a cambiar el chip. Y una vez se interioriza, es más fácil no volver a caer en el mismo error.

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LA DGT PONE EL FOCO EN UNA COSTUMBRE MUY EXTENDIDA

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En los últimos años, la autoridad de tráfico ha ido destacando cada vez más la importancia de mantener la distancia de seguridad, especialmente en vías rápidas. No es casualidad: los accidentes por alcance siguen siendo una de las tipologías más frecuentes en autovías y autopistas. Detrás de muchos de ellos aparece el mismo patrón, un conductor que circula demasiado pegado al vehículo precedente. Esa presión constante aumenta el estrés y reduce el margen de reacción.

Además, esta costumbre está muy vinculada a la impaciencia y a las prisas del día a día, que a menudo se trasladan de forma automática al volante. El problema es que esa “manía” se ha socializado y muchos la ven como una forma de “invitar” al coche de delante a apartarse o acelerar. Sin embargo, la carretera no es un lugar para imponer ritmos personales ni marcar territorio. La convivencia vial exige respeto a las distancias, aunque cueste un poco más llegar.

QUÉ CONSIDERA LA LEY COMO DISTANCIA DE SEGURIDAD

La normativa de tráfico obliga a mantener una distancia que permita frenar sin colisionar con el vehículo que va delante en caso de detención brusca. No fija siempre un número de metros exacto, porque depende de la velocidad y de las condiciones de la vía. Aun así, como referencia, muchos expertos recuerdan la llamada “regla de los dos segundos”. Consiste en dejar un intervalo mínimo entre coches que garantice cierto margen de reacción.

Cuando llueve, hay niebla o el firme está en mal estado, los especialistas recomiendan ampliar ese intervalo e incluso duplicarlo. En esas circunstancias, la adherencia de los neumáticos empeora y la distancia de frenado crece de forma notable. Pese a ello, es habitual ver vehículos circulando a alta velocidad a escasos metros unos de otros. Esa conducta convierte cualquier imprevisto en una posible cadena de alcances. Y lo que podía ser un susto menor termina en colisión múltiple.

LA SANCIÓN: 200 EUROS Y 4 PUNTOS MENOS

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La ley califica como infracción grave no respetar la distancia de seguridad con el vehículo que circula delante cuando eso suponga un riesgo de colisión. En estos casos, la sanción económica estándar es de 200 euros y lleva aparejada la pérdida de 4 puntos del permiso de conducción. No hace falta que haya accidente para que se imponga la multa, basta con que el agente aprecie la peligrosidad de la maniobra. Muchas veces se detecta desde vehículos camuflados.

Conviene recordar que recuperar puntos no es inmediato y puede exigir cursos específicos o varios años sin sanciones que resten saldo. Por eso, perder 4 de golpe por una simple costumbre mal interiorizada sale muy caro a medio plazo. Además, si se acumulan otras infracciones, se corre el riesgo de agotar el crédito del permiso. En ese punto, el problema deja de ser una sanción concreta y pasa a ser la posible pérdida del carné.

PEGARSE PARA METE PRISA: UN GESTO QUE MULTIPLICA EL RIESGO

Muchos conductores reconocen, si se les pregunta con calma, que en ocasiones se pegan al coche de delante “solo para meter un poco de presión”. Creen que así lograrán que el otro se aparte del carril izquierdo o acelere para adaptarse a su ritmo. Sin embargo, esa estrategia solo sirve para comprometer la seguridad de ambos y generar tensión innecesaria. Los espejos llenos de un coche o una furgoneta encima no ayudan a conducir con serenidad.

Además, la persona que va delante puede distraerse al sentirse acosada, cometer errores o frenar bruscamente por puro reflejo de defensa. En esa situación, quien circula demasiado cerca no tiene margen material para reaccionar. A la mínima variación, el alcance resulta prácticamente inevitable. La maniobra, que nació como una forma de “avisar”, se transforma de pronto en un accidente con daños materiales, posibles lesiones y un buen susto para todos.

CÓMO CALCULAR Y MANTENER ESA DISTANCIA EN EL DÍA A DÍA

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Una forma práctica de controlar la distancia es elegir un punto fijo de la carretera, como una señal o una marca en el asfalto, y contar mentalmente el tiempo que transcurre entre el paso del coche de delante y el propio. Si no llegan a dos segundos en condiciones normales, se circula demasiado cerca. Puede parecer exagerado al principio, pero enseguida se interioriza. Con un poco de práctica, el cálculo se vuelve casi automático.

También ayuda planificar el trayecto con tiempo suficiente, para no ir siempre con la sensación de llegar tarde y necesidad de apurar. Ajustar las expectativas antes de arrancar reduce la tentación de “empujar” al resto del tráfico. En retenciones o tráfico muy denso, mantener un colchón razonable también marca diferencias. Aunque otros vehículos puedan aprovechar ese espacio para cambiar de carril, el margen extra compensa con creces cualquier pequeña pérdida de tiempo.

CÓMO RESPONDER SI ALGUIEN SE TE PEGA DEMASIADO

No siempre se trata de lo que uno hace al volante, sino también de cómo reacciona ante las conductas peligrosas de otros. Si un vehículo circula demasiado cerca por detrás, la clave es mantener la calma y no entrar en un juego de provocaciones. Aumentar la velocidad, frenar de forma brusca o responder con gestos solo empeora la situación. Lo más prudente es facilitar, en cuanto sea posible y seguro, que el otro pueda adelantar.

En vías rápidas, una buena opción es señalizar con el intermitente y cambiar al carril derecho cuando se pueda, sin maniobras bruscas. En ciudad, conviene mantener la velocidad permitida sin dejarse arrastrar por la presión del que viene detrás. En ningún caso se debe frenar a propósito para “dar una lección”, porque eso también es peligroso y sancionable. La prioridad siempre debe ser preservar la seguridad propia y la del resto, aunque otro conductor no esté actuando bien.


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